Eloi Badia es, posiblemente, el concejal más dogmático del Ayuntamiento de Barcelona. Etiquetado por la oposición como “el guardián de las esencias de los comunes” y “el concejal de las chapuzas”, es uno de los políticos más impopulares del consistorio por sus constantes conflictos con los sectores económicos y vecinales de la ciudad y su nulo talante dialogante.
El actual concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica y concejal de Gràcia acumula un amplio currículo de fracasos desde su polémica gestión del hundimiento de 144 nichos en el cementerio de Montjuïc (se cometieron muchas irregularidades antes y después del derrumbe). El varapalo judicial contra la remunicipalización del agua, la escasa aceptación de Barcelona Energía, el rechazo popular de los vecinos de Sant Andreu contra la recogida de basuras puerta a puerta, la querella de los vecinos de Vallcarca-Penitents y la petición de dimisión de 19 entidades vecinales ponen contra las cuerdas al concejal de las chapuzas, conocido también como el biopijo del ayuntamiento por sus proclamas ecologistas.
BARCELONA ENERGIA
El gobierno de Colau impulsó la creación de la comercializadora pública y su acogida en Barcelona ha sido mínima. En abril de 2021, Barcelona Energia tenía 3.600 clientes privados, según datos del mismo consistorio, una cifra muy lejana a los 20.000 abonados que Badia había pronosticado. De los 23,7 millones de euros que facturó en 2020, 22,5 millones corresponden a la energía suministrada al Ayuntamiento de Barcelona. Barcelona Energía prácticamente comercializa sus servicios a un cliente. “Ni es competitiva ni es atractiva”, sostiene Luz Guilarte, líder de Ciutadans en el Ayuntamiento de Barcelona.
Colau y los suyos silencian los números de la empresa. También callan el malestar, por ejemplo, de los mercados de Barcelona, que se quejan de las elevadas tarifas que abonan. “Hemos recibido ofertas más baratas que las tarifas de Barcelona Energía”, comenta Juli Lucas, el presidente del mercado de la Sagrada Família. Sorprende, al mismo tiempo, que TMB, una empresa pública, no tenga contratada la luz de la compañía de Colau y Badia.
EL DERRUMBE DE MONTJUÏC
El 15 de septiembre de 2017 se derrumbaron 144 nichos en el cementerio de Montjuïc. Una semana antes ya se habían detectado algunas grietas y temblores en la zona, pero Cementiris de Barcelona no tomó medidas para evitar el hundimiento. Después se cometieron algunas irregularidades, al abrirse algunos nichos y mezclarse restos humanos.
Jordi Valmaña, entonces director de Cementiris de Barcelona, y Badia, presidente, esquivaron las quejas de las familias afectadas. Se disculparon con la boca pequeña y eludieron cualquier responsabilidad, pese a los requerimientos de la Síndica de Greuges de Barcelona.
SIN FUNERARIA PÚBLICA
Eloi Badia, en la misma línea de su guerra contra las energéticas y contra Agbar, defendió la creación de una funeraria pública. Alegaba que era la mejor solución para abaratar los actuales precios del mercado. Los comunes solo encontraron la complicidad de la CUP en el primer mandato de Colau y el proyecto se diluyó.
El concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica, asimismo, se ha mostrado muy beligerante con Mémora y Átima, los dos operadores privados de Barcelona, a quienes atacó constantemente.
El 1 de marzo de 2021, el Ayuntamiento de Barcelona vendió el 15% de las acciones que tenía de Serveis Funeraris de Barcelona a Catalana Occidente. Por dicha operación ingresó 28 millones de euros. El 85% restante siguen en poder de Mémora.
Los servicios funerarios empezaron a liberalizarse en España a partir de 1996. En 1998, Mémora compró el 49% de Serveis Funeraris de Barcelona y el Ayuntamiento se quedó con el 51% restante. La siguiente operación se produjo en 2011, cuando el operador privado adquirió un segundo paquete y abonó 63,8 millones por el 36% de las acciones.
EL AGUA NO SE TOCA
Ada Colau, en una de sus proclamas más populistas, se comprometió a remunicipalizar el servicio del agua en Barcelona, uno de los mejor valorados por los vecinos (diferentes encuestan puntúan el servicio actual y la calidad del agua con un 7,1). Con un discurso sesgado y malintencionado (silenciando siempre los impuestos que pagan los ciudadanos en el recibo del agua), Badia denunció el precio que abonan los barceloneses y proclamó las presuntas bondades de una remunicipalización que rechazaban de pleno los trabajadores de Abgar.
Badia promovió Aigua és vida, plataforma de la que él formó parte antes de entrar en el Ayuntamiento de Barcelona. Esta entidad, subvencionada desde el consistorio, promovió la remunicipalización del agua pero sus eventos tuvieron un ínfimo impacto popular. La suya era una batalla política, dogmática, que acabó con un sonoro fracaso.
En noviembre de 2019, el Tribunal Supremo avaló la constitución de la empresa público-privada Aigües de Barcelona para gestionar el agua de la ciudad y su área metropolitana. La sentenció fulminó los planes de Colau y Badia.
Presidida por Ángel Simón, Aigües de Barcelona se encarga de la gestión del ciclo integral del agua en Barcelona y 23 municipios más. Esta empresa, con más de 150 años de historia, está controlada en un 70% por Agbar, en un 15% por el Área Metropolitana de Barcelona y en otro 15% por Criteria Caixa.
LAS BASURAS DE SANT ANDREU
Colau ha errado el tiro en Sant Andreu, uno de los distritos controlados por los comunes. El nuevo sistema de recogida de basuras puerta a puerta soliviantó a los vecinos del centro de Sant Andreu. La falta de diálogo con las entidades y algunos desajustes explican el malestar de muchos ciudadanos, que se quejan de algunos problemas de salubridad por la acumulación de bolsas en las calles y se sienten espiados con el chip colocado en las mismas.
“Hay mucho rechazo porque se trata de una imposición. Quieren quitar los coches y los obstáculos de las calles, pero las llenas con bolsas de basuras”, denuncia Cristina Galán, presidente de l’Associació de Veïns de Sant Andreu Sud. También critica los horarios para depositar las bolsas de basura y que no se haya pensado en las personas con movilidad reducida. Otra voz crítica es Manuel Muñoz, presidente de la Associació de Veïns de Sant Andreu Nord-Tramuntana, una persona que en los últimos años había colaborado con Barcelona en Comú. Ahora está decepcionado con Colau, Badia y Lucía Martín, la concejal del distrito.
QUERELLA Y ACOSO MACHISTA
“Badia se llena la boca de ecología y sostenibilidad, pero no hace nada por salvar el parque de la Ronda de Dalt”, denuncian en la Associació de Veïns Vallcarca-Penitents. Acusan al concejal de Gràcia de querer sustituir una zona verde por viviendas y anunciaron la presentación de una querella penal por prevaricación y delito medioambiental.
El Concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica también está en el punto de mira de la CGT, que exige su dimisión después de que se conociera un caso de acoso machista en Parcs i Jardins, entidad que preside Badia.
La CGT acusa a Badia de “gestión indigna y pasividad”. Este sindicato asegura que abandonó sus responsabilidades de supervisión cuando ignoró las demandas de reunión que recibió reiteradamente para abordar un caso tan delicado.
HASTA 19 ENTIDADES VECINALES PIDEN SU DIMISIÓN
Badia, que procede de los movimientos sociales, solivianta a las empresas que tiene en su punto de mira y a los vecinos de Barcelona por su nula empatía para resolver cualquier conflicto. Elude el diálogo porque no le interesa el debate y sus prolongados silencios son criticados por sus detractores.
Tan controvertida es su gestión que 19 entidades vecinales pidieron el cese inmediato de todos los cargos que ostenta en el Ayuntamiento de Barcelona. En un comunicado, dichas entidades expresaron “su más contundente reprobación a la gestión y la actuación política vecinal del señor Badia”. Los firmantes calificaron sus formas de “sesgadas, sectarias y de dudosa calidad participativa”.
LA OPOSICIÓN CRITICA SU TALANTE
Badia es un personaje misterioso, poco comunicativo, que apenas empatiza con los concejales de la oposición. El diálogo no es lo suyo. “Es una persona poco transparente, que va a la suya. Le gusta muy poco hablar y hacer reuniones”, explica Óscar Ramírez, concejal del PP, quien recuerda su pasado en Enginyers sense Fronteres y Aigua és vida.
Luz Guilarte, líder de Ciutadans en el Ayuntamiento de Barcelona, destaca que “Badia es el concejal de las chapuzas”. “Es una persona muy sectaria, sin capacidad de gestión ni diálogo. No escucha a nadie y todos los proyectos que inician acaban en fracaso”, añade Guilarte, quien tiene claro que el concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica “tenía que haber dimitido tras el derrumbe de los 144 nichos en Montjuïc”.
Jordi Martí, portavoz de Junts per Catalunya, remarca que Badia “tiene un perfil ideológico muy claro”. “Ha fracasado en todas las negociaciones porque prioriza sus ideas a una solución pragmática. Nunca había pasado que 19 entidades pidan la dimisión de un concejal. Tiene muchos conflictos abiertos porque es el guardián de las esencias de los comunes”, enfatiza el concejal de la formación independentista.
Eva Parera, concejal de Barcelona pel Canvi, destaca: “Badia tiene un perfil muy activista, prioriza la reivindicación a la gestión y ha olvidado dónde está. Es poco dialogante, no solo con la oposición, sino también con las entidades vecinales”, que se suman en su rechazo al concejal más dogmático de Colau que ha perdido todas las batallas que ha librado.