Hay serios problemas en la ciudad de Barcelona, que afectan a la convivencia y a la seguridad y que el equipo de gobierno municipal ha interiorizado, --lo ha hecho la propia alcaldesa Ada Colau-- aunque no ofrece respuestas claras. El teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, considera que la percepción de inseguridad, que se crea a partir de realidades concretas, no es producto de una falta de coordinación policial, sino de un entorno urbano cada vez más degradado. “No tenemos un problema de coordinación policial, sino de degradación del entorno urbano y problemas de convivencia exacerbados. En Barcelona hay un problema de desorden desde hace tiempo”, ha señalado Batlle.
El responsable de la seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, que forma parte del grupo del PSC, aunque como miembro de Units per Avançar, considera que la situación viene de lejos, de una degradación de determinados barrios, que la incidencia del poder público no ha podido corregir. En una entrevista en el espacio Rethink BCN, que impulsa la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales de Fomento del Trabajo, Batlle admite que ha habido problemas de coordinación policial, pero que se ha trabajo en los últimos meses para encontrar soluciones. “Barcelona tenía un problema de dotación policial, tanto por parte del Ayuntamiento como de la Generalitat. También había el problema de desconfianza que se había creado entre la Guardia Urbana y el poder político, que creo que es uno de los temas que hemos trabajado bien en el último periodo, tanto desde el Ayuntamiento como desde el Departamento de Interior”, señala Batlle.
MÁS COORDINACIÓN METROPOLITANA
Entonces, ¿qué pasa en Barcelona? La idea de Albert Batlle es que en determinados barrios de la ciudad, y a pesar de los equipamientos públicos que se han construido, se ha creado un clima que lleva a la inseguridad permanente. Una situación agravada con la pandemia: “La pandemia ha puesto de manifiesto el problema y es que vivimos 15.000 personas por kilómetro cuadrado en una situación de tensión de todo tipo y eso crea una irritabilidad extraordinaria”.
Sin embargo, en el debate de los dirigentes municipales, y de toda el área metropolitana, se sitúa la falta de una mayor coordinación policial, más allá de las policías locales de cada municipio. Batlle lo admite de forma directa: “No hay ningún instrumento de coordinación metropolitana en materia de seguridad. Hay 27 municipios y cada uno tiene su policía municipal. Y los Mossos d’Esquadra tienen tres regiones policiales para ese territorio, pero hay cinco municipios que deberían tener más coordinación, que son Barcelona, L’Hospitalet de Llobregat, Badalona, Santa Coloma y Sant Adrià”, asevera Albert Batlle, que pide un instrumento de “mínima coordinación metropolitana” que estuviera dirigido por los Mossos.
El principal foco de inseguridad en Barcelona se sitúa en el barrio del Raval, según Batlle, que entiende que todo lo realizado por el sector público no ha sido suficiente, desde la época del alcalde Pasqual Maragall. “Se impulsó el proyecto de rehabilitación y se eliminaron todas las afectaciones del Plan General Metropolitano que destrozaban los barrios antiguos de la ciudad y se crearon centros de referencia como la Filmoteca, el Conservatorio, la Universidad o el Liceu, con el objetivo de fijar a la gente en el territorio, pero eso no se ha producido, desgraciadamente, y hay zonas del Raval que se están desertizando tanto residencialmente como comercialmente. Quien tiene posibilidades de irse de allí, lo hace”, remacha Batlle.