La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz / EUROPA PRESS

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz / EUROPA PRESS

Información municipal

La ruptura entre comunes y ERC desmonta la estrategia de Colau en Barcelona

El voto en contra de los republicanos a la reforma laboral deja a los comunes perplejos y estalla la desconfianza tras la maniobra forzada de Ernest Maragall

5 febrero, 2022 00:00

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Una ruptura con consecuencias en el futuro inmediato. Los comunes y Esquerra Republicana se han distanciado tras el voto en contra de los republicanos a la reforma labora en el Congreso. A pesar de las largas negociaciones y de que se estableciera una especie de acuerdo estructural entre las dos formaciones, en los distintos niveles de administración, esa decisión desmonta la estrategia de Ada Colau, que aspira a seguir gobernando en Barcelona con el apoyo de Esquerra, de la misma forma que los comunes apoyan a los republicanos en el Parlament.

La bronca va en aumento. Ada Colau, que había jugado sin rubor con el ascendente de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, –se pasearon y se dejaron fotografiar por las calles de Barcelona, con la idea de proyectar a Díaz como nueva dirigente de Unidas Podemos– ha visto ahora cómo la imagen de la dirigente gallega ha quedado maltrecha. Y todo por la posición dura de ERC que no ha querido secundar esa reforma laboral, con el argumento –entre otros– que no iba a contribuir a reforzar la imagen de la futura candidata de Unidas Podemos a la presidencia del Gobierno.

FRONTERA DE VOTANTES

Colau todavía no ha ratificado su deseo de ser, de nuevo, candidata a la alcaldía de Barcelona. Ha admitido, sin embargo, que su formación política deberá tomar una decisión en el mes de mayo, cuando falte un año para las elecciones. Sus posibilidades para ser reelegida pasan por mantener la fuerza de los comunes en la ciudad, pero, principalmente, dependen del apoyo de los republicanos, que aspiran también a quedar primeros y asegurar la alcaldía. Ahora, esa relación se ha deteriorado.

Ada Colau con la ministra de Trabajo Yolanda Díaz / EFE

Ada Colau con la ministra de Trabajo Yolanda Díaz / EFE

¿Por qué? Expertos demoscópicos señalan a Metrópoli que el problema estriba en la frontera de votantes que comparten los comunes y ERC. La rivalidad es enorme y Esquerra no ha querido secundar a Unidas Podemos en la reforma laboral, consciente de que iba a ser una gran baza para Yolanda Díaz, y, por tanto, para Ada Colau, que va de la mano de la ministra de Trabajo.

LAS CONTRADICCIONES DE ERC

Los dirigentes de ERC se han visto forzados a sobreactuar para justificar su decisión. Aunque la reforma se ha aprobado, por un incidente protagonizado por un diputado del PP que equivocó el sentido de su voto, el supuesto pacto estratégico entre comunes y republicanos se ha roto. Fuentes socialistas señalan que se abre una ventana nueva, porque esa grieta se irá ensanchando. Si el posible acuerdo entre comunes y ERC tenía el objetivo de orillar a los socialistas, ahora el PSC de Jaume Collboni recupera posiciones.

Ernest Maragall, líder de ERC / METRÓPOLI - LUIS MIGUEL AÑÓN

Ernest Maragall, líder de ERC / METRÓPOLI - LUIS MIGUEL AÑÓN

Ernest Maragall, víctima del acuerdo al que se había llegado entre comunes y ERC –anunció el voto en contra a los presupuestos municipales y se vio forzado a apoyarlo, aunque al final se abstuvo– ha sido de los más duros ahora para descalificar la reforma laboral: “Ya la tenemos aquí, la no-reforma laboral del PSOE-Podemos-Cs (con la bendición incluida de la Faes). Decimos que no por muchas razones. La más evidente es por la centralización, contraria al fortalecimiento sindical de los trabajadores de todo el Estado”. Sin embargo, la reforma ha sido avalada –tras el acuerdo entre sindicatos y patronal– por un sindicato como UGT, –junto a CCOO– que está liderado en Cataluña por Camil Ros, exdirigente de las juventudes de ERC.

Otros dirigentes republicanos se han mostrado más cautos. La cuestión es que comunes y ERC admiten ahora que se pelearán por el último voto que se sitúa en la frontera de los dos partidos y la desconfianza irá en aumento, tras una cuestión que para los comunes, en el Ayuntamiento de Barcelona y en el Parlament, era esencial.