Maragall: "El PSC no gobierna Barcelona, solo la administra"
El líder republicano dice que Colau "consolida la marginación" y solo ve dos opciones para la alcaldía: ERC o los socialistas
30 enero, 2022 00:00Noticias relacionadas
Ernest Maragall (Barcelona, 1943) llegará a las elecciones de mayo de 2023 con 80 años si es el alcaldable de ERC. Es exconseller de Educació y de Acció Exterior, Relacions Institucionals i Transparència de la Generalitat. Hermano de Pasqual Maragall y nieto del poeta Joan Maragall, fue concejal con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona entre 1995 y 2003. En 2012 abandonó la militancia socialista por los desencuentros con la dirección y su posicionamiento claramente independentista. Desde 2018, es miembro de ERC. Fue el cabeza de lista a la alcaldía de Barcelona en mayo de 2019. Ganó las elecciones por delante de Ada Colau por unos miles de votos. El apoyo de Manuel Valls a Colau y el pacto de ésta con el PSC de Jaume Collboni le quitó la vara de mando de la ciudad.
A poco más de un año para las elecciones de mayo de 2023, ¿cuál será el papel de ERC en lo que queda de mandato?
El papel de ERC se hará hacer visible una alternativa de gobierno, la que nosotros ofrecemos. El proyecto ya está en fase de concreción y de contraste y lo que haremos es trabajar con la ciudad y para la ciudad para mostrar que ERC es una alternativa ganadora.
¿Harán, por tanto, una oposición firme, al gobierno de Colau este año y medio?
Estoy diciendo que estamos construyendo un proyecto de ciudad. ¿Esto incluye ejercer con nitidez el contraste y la distancia con el gobierno actual? Evidentemente, sí. Cada vez ofrece más razones.
¿Cómo se tomó usted el cambio de posición que tuvo que hacer con el presupuesto municipal, pasando del voto negativo a la abstención tras el acuerdo entre su partido y los comunes para el presupuesto de la Generalitat?
Me lo tomé, primero, como un ejercicio de debate interno. Y el intercambio de posiciones y de contrastes dentro del seno de ERC fue muy interesante, positivo e intenso. Y a partir de aquí, como un ejercicio de responsabilidad muy claro. Es evidente que esto no ha cambiado nuestro criterio ni posición. Optamos por proteger y hacer posible los presupuestos de Cataluña siendo conscientes de que también implicaba una ventaja para Barcelona. Una parte importante de los presupuestos de la Generalitat son Barcelona. También ha implicado una renuncia simbólica y política, diferente a la posición que acabábamos de expresar.
¿Se sintió desautorizado por el partido en algún momento?
No. Estuvimos debatiendo. Fue un debate intenso e interesante. Y respetuoso, obviamente. Se acabaron tomando decisiones conjuntamente, pero quien tomó la decisión fui yo. Al final del proceso valoramos costes y eventuales beneficios que son evidentes. Es el primer año que Cataluña cuenta con un presupuesto hecho en el momento que toca, con la mayoría que toca y con un contenido inequívocamente progresista y transformador. Esto no es una cuestión menor. ¿Es también el interés de la capital de Cataluña? Sí. ¿Esto otorga una ventaja política en la situación de gestión a los comunes? Sí. ¿Esto tiene consecuencias a medio y largo plazo? Yo creo que todas son positivas para ERC. Creo que somos la alternativa para el país y la ciudad y con capacidad para hacerlo con responsabilidad, ambición y convicción.
Este acuerdo se ha dicho que ha supuesto un cierto pacto estructural entre comunes y ERC de cara a medio y largo plazo, también para Barcelona.
Este pacto no es de apoyo sino facilitador [de los presupuestos]. La decisión es importante, la que cambia es la que toman los comunes de votar a favor de los presupuestos de la Generalitat. Nuestra posición de abstenernos, no de votar a favor, en los presupuestos de la ciudad no cambia nada. El presupuesto ya estaba aprobado por un pacto explícito con la derecha española, con el voto a favor de Barcelona pel Canvi. Nuestro voto es un voto de acompañamiento o facilitador. Lo que hace es expresar el sí de los comunes al presupuesto de la Generalitat.
Con la experiencia que tiene usted, ¿no cree que hubiera tenido que inclinarse por la abstención? [desde el inicio]
Desde el punto de vista de Barcelona esto implica en todo caso una menor confianza mutua entre ERC Barcelona y los comunes en la ciudad, y explícitamente una mayor distancia con el partido que pacta con la derecha, que es el PSC. Desconfianza, distancia. Esto es lo que expresa. Esto quiere decir que nosotros nos concentramos en formalizar y acreditar nuestro proyecto, nuestro modelo de ciudad, todo lo que necesitamos y ahora no tenemos. Y lo haremos sin ninguna hipoteca ni con ningún compromiso previo con nadie, sino con nuestra propia convicción y nuestra propia capacidad. A partir de aquí, la ciudad decidirá.
Por lo que dice ¿el adversario político de ERC es más el PSC que los comunes en Barcelona?
En este país, y en Barcelona también, se está formando muy claramente una alternativa cuando se trata de escoger entre modelos, fórmulas de gestión, proyectos de ciudad, y es entre ERC y PSC. Es la alternativa, de forma muy clara.
¿Usted tiene la intención de encabezar la lista de ERC en las próximas elecciones municipales?
Hoy por hoy, sí. Lo he repetido varias veces. Estoy con ganas. Creo que tengo la capacidad, las fuerzas, la energía y la pasión para intentarlo. Ahora tenemos que esperar que hayan los procedimientos democráticos [internos en ERC]. Puede ser perfectamente posible que haya más candidatos y candidatas. Puede haber un juego democrático. Es lo que tiene que haber dentro de una organización democrática como es ERC.
¿Cree que puede haber dentro de ERC algunos sectores que busquen una alternativa a usted?
Lo que hay son muchos hombres y mujeres con capacidad y preparación para hacerlo. En estos momentos no tengo el más mínimo indicio de que haya ningún movimiento en este sentido. Pero esto no significa que no pueda existir. Lo que digo es que yo estoy aquí, que estoy preparado, estoy con ganas, trabajando con la máxima intensidad. Les hubiera gustado acompañarnos este lunes [24 de enero] con el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, por el Raval. Estuvimos allí trabajando. Es de esos ratos que te producen tanta inquietud como estímulo.
¿Qué impresión sacó de esta visita al Raval?
Fue una mezcla de vergüenza y exigencia. La vergüenza es porque todas las administraciones estamos lejos de los mínimos que los vecinos tienen derecho a esperar y a exigir.
¿Esta situación se da en otro barrio de Barcelona?
Sí, evidentemente. Hay una característica de ciudad que incluye unos resultados en términos de desigualdad, en términos de pérdida de esperanza o de expectativa, de la razón de por qué uno es barcelonés, por qué uno es de un barrio o de otro. Éste es un rasgo que no es exclusivo de Ciutat Vella. Este trozo de Ciutat Vella tampoco es todo Ciutat Vella. En este trozo de Ciutat Vella [el Raval] se dan unas condiciones muy visibles, muy explícitas y muy intensas.
¿El Besòs i el Maresme sería otro ejemplo?
Sí, es otro ejemplo. Es diferente, con otra historia, con otras connotaciones sociológicas y de causa-efecto de fenómenos económicos, sociales y políticos. Pero también hay una falta evidente de iniciativa y de liderazgo público tanto en un caso como en otro.
¿Esto le lleva a reflexionar sobre el gobierno de Colau que ha puesto mucho acento sobre este tipo de políticas, que quizá es más retórica que hechos?
La política de la señora Colau en esto... Ayer [por el lunes 24] salió también este tema. Colau está consolidando la marginación.
¿Está consolidando la marginación en Barcelona?
Está ayudando objetivamente en lugar de la salida a la cristalización de la situación.
¿Lo pude argumentar?
Hay una ausencia de respuesta, y esto es los comunes y muy explícitamente el PSC, porque es seguridad. La seguridad está en manos del PSC. Hay una falta global de contemplación de lo que es el territorio, de la ciudadanía de estos barrios. Hay unos mínimos de atención de gestión. La Guardia Urbana pasea, detiene. Los Mossos hacen lo que pueden, pero la situación está enquistada. La situación está agravada y la situación está motivando un cambio sistemático y gradual de población. Los que eran de toda la vida del barrio se van, llegan nuevos ciudadanos. Se produce un cambio de piel. Todo esto ayuda a que se consolide esta situación y los términos de marginación que son explícitos.
La exconsellera Ester Capella comentó hace unas semanas que estaría dispuesta a acompañarlo en la lista electoral. ¿Será su número dos?
Ester Capella es una persona de una validez tan indiscutible que no tiene sentido que la defienda demasiado. Es magnífico si tiene esta aspiración de trabajar para la ciudad. Seguro que es un activo importante para ERC. Pero todavía no estamos en el momento... No se trata solo de mi decisión, ni de la suya. No se trata de abrir todavía un proceso de definición que todavía es muy prematuro. Está bien contar con la voluntad y la disponibilidad de personas como Capella. Es una muy buena noticia para ERC. A partir de aquí haremos lo que toque cuando toque.
¿Usted se cree que el último Barómetro municipal? Colau saca la peor nota de un alcalde de la última década, los comunes saldrían como el partido más votado, usted es el líder mejor valorado y la mitad de los barceloneses suspende la gestión municipal...
Hay que relativizar mucho. La noticia buena y la menos buena. Son fotografías que tienen muy en cuenta las circunstancias del momento, los efectos de una noticia o de otra, de un clima, un momento, de la pandemia, de la evolución política del país. En el país han ido pasando cosas diferentes. Esta es una encuesta, por ejemplo, hecha después de la intensidad presupuestaria. No me preocupa nada. Estamos bien, consolidando el proyecto de ERC. Estamos haciendo un trabajo de presencia y de influencia desde abajo, de contacto. Hemos aprendido mucho. ERC tiene ahora un conocimiento enorme de la ciudad acumulado durante estos años, barrio a barrio. Podríamos hablar de muchos barrios porque tenemos un trabajo desplegado que nos da mucha confianza. Esta es la mejor encuesta. Este es el mejor contacto.
Usted dice muchas veces que el PSC tiene una forma antigua de gobernar la ciudad. ¿Qué haría ERC de diferente y si una de las diferencias claras podría ser la apuesta clara del PSC por el aeropuerto y las cautelas y reproches de ERC? Ustedes no han apostado de forma clara por la ampliación del aeropuerto.
Hay concepciones de lo que quiere decir economía y equidad hoy en día que nos diferencian. Los modelos de crecimiento que propugna el PSC no son los que propugna ERC. Son diferentes. Están alejados. Cuando digo que son antiguos es que son antiguos. El PSC reproduce los mecanismos de crecimiento, crecimiento, crecimiento. Esto ya lo hemos vivido. Y ahora con la pandemia hemos acabado de constatar los efectos de esta política, que nos llevó a la dependencia casi exclusiva del turismo como generador de puestos de trabajo y de creación de riqueza. Hay una bipolarización social de esta ciudad muy acusada. De lo que se trata, por un lado, es de apostar por la diversificación económica. No se trata solo de hablar del talento o de innovación, que todos lo hacemos. Se trata de crear actividad económica. ¿Qué se está haciendo en todo el territorio del Besòs? ¿Para qué sirve el Consorcio de la Zona Franca en términos de reanimación industrial, que teóricamente es su especialidad? ¿Cuál es el concepto del aeropuerto que hemos de defender?
Prosiga.
No se trata de decir que no al aeropuerto, se trata de decir que sí a una determinada concepción que sea eficiente y sostenible y que permita una función de crecimiento efectivamente útil. Aquí hay mucha letra grande y mucha letra pequeña: el papel de la educación de la Formación Profesional, el papel de la diversificación económica, el qué y el cómo de crear ciudad en diferentes lugares, tanto en todo el eje del Besòs como en los barrios de continuidad de la Zona Franca (las Marinas). Aquí hay unas diferencias muy significativas con el PSC. Y al margen de esto, hay la evidencia de que el PSC incluso cuando tiene materias tan delicadas como las de la seguridad fracasa. Y fracasa porque no está puesto de verdad. Tendrían que escuchar a los vecinos del Raval, no solamente a las asociaciones. Y verán hasta qué punto se sienten faltos de esperanza, no es que únicamente que no les atiendan. Los menores de una determinada edad se van, se van si pueden. Vimos unos cuantos casos. Éste es el fracaso del PSC. El PSC no gobierna Barcelona, solo la administra.
De hecho el informe del Estat de la ciutat de 2021 que se ha presentado en el pleno dice que la inseguridad es el principal problema en todos de los distritos. ¿Qué le dice a usted este dato?
Explica uno de los parámetros básicos de su fracaso como gobierno. No han sido capaces de mantener los básicos de seguridad, entendida no solo en el número de delitos, que también, sino como clima, como la capacidad de una ciudadanía de sentirse parte de una sociedad y debidamente acompañados, amparados, protegidos y asegurados por una administración que tiene la responsabilidad. Y ese es el gran fracaso de este gobierno. Es todo lo contrario del buen gobierno. El buen gobierno, ¿qué quiere decir? Es una ciudad que funcione en los servicios básicos, que puedas andar tranquilo por la calle y que la ciudad esté relativamente limpia. Y en ninguno de los tres campos este gobierno ha llegado a los mínimos. Todas las encuestas también dicen esto.
¿Qué relación tiene usted actualmente con la alcaldesa Colau?
Tengo la relación institucional que corresponde, simplemente.
¿Ha empeorado la relación personal por el tema presupuestos?
Es la que tiene que ser. Es correcta.
¿Qué opinión tiene usted sobre la querella que se ha presentado contra la alcaldesa Colau?
Creo que no va a ningún lugar. Es una evidencia que no va a ningún lugar. Es la peor manera de enfocar una contradicción política. Se puede ser muy crítico en muchos aspectos de la gestión de Colau, pero haciendo esto lo que se hace es abandonar el terreno de la crítica y convertirlo en un terreno de descalificación personal o de persecución judicial. No le veo ni base ni razón que justifique esta querella. Lo que veo son razones de crítica que pueden estar detrás de algunas de las cosas que se explican detrás de esta persecución. Lo que se hace ahora [con la querella] es victimizarla.
¿En cualquier caso los grupos tienen la obligación de fiscalizar este tipo de subvenciones?
Esta fiscalizado. El problema de esta querella no estará seguro en el procedimiento municipal. Es otro el tipo de crítica la que hay que hacer. Podemos hacer una reflexión sobre el carácter más o menos clientelar de las políticas y las relaciones que los comunes en general han establecido en esta ciudad. Esto admite un debate y una crítica. Pero cuando esto se convierte en una persecución judicial lo único que se hace es ayudar a quien se pretende perjudicar.
¿Si usted es alcalde reducirá las subvenciones a entidades como el Observatori Desc o Enginyers sense Fronteres, próximas a Colau?
Si soy alcalde trataré de gestionar bien todas las subvenciones, de objetivarlas, de relacionarlas con un retorno que sea perfectamente justificado desde el punto de vista del interés general y que tengan una explicación y una adecuación en términos de proporción de los recursos utilizados en todas ellas, las que sean. Que hacen falta entidades que presten servicios es evidente, que faltan entidades que piensen es también evidente, si lo hacen con los costes adecuados y con la calidad exigible. Una ciudad necesita todo, desde estar limpia al transporte público funcionando, hasta conocer las contradicciones, expectativas o posibilidades de futuro que tiene delante. Y tiene que saber el contraste y las experiencias de otras ciudades. Tiene que saber cómo están cambiando los parámetros básicos de la economía. Hace falta todo. Hace falta pensar, producir. Y hace falta trabajar. Detrás de esto hay la expresión Buen gobierno, que es lo que no tenemos ahora.
¿Qué reflexión hace usted ahora, después de que en 2019 se le impidiera ser alcalde porque se consideraba que Ada Colau era el ‘mal menor’ frente a un alcalde independentista?
Pues que se constatan los efectos de ese ‘mal menor’. Ahora debemos mirar adelante, y proyectar propuestas. Estamos hablando de Barcelona, y de un proyecto, el de ERC, que puede articular propuestas desde la complicidad, con respeto, con los sectores económicos de la ciudad. Con los presupuestos, la derecha españolista ha dicho, y es textual, que votaba en contra de ERC. Esa es la peor actitud para una ciudad como Barcelona. ERC está sujeta a la crítica, pero no se puede negar su capacidad de tejer esas complicidades, desde la convicción de que solo hay dos alternativas, ERC o el PSC. Es evidente que el independentismo es una dimensión en el debate político, pero no puede impedir que se hable sobre una ciudad europea de primera fila, que debe recuperar su ambición.
Aquel temor en 2019 sobre usted, sobre que Barcelona hubiera quedado en manos del independentismo, ¿era infundado?
Absolutamente infundado. Y, además, injusto.
¿Esquerra ya no es la de 2019, ha consolidado lo que en aquel momento intentaba ofrecer?
Estamos francamente mejor. Había entonces un elemento de incertidumbre sobre lo que significaba ERC. Ahora es uno de los dos grandes partidos del país, con una estrategia bien definida. Y lo expresa desde el Govern de la Generalitat, a diferencia de 2019. Se puede establecer ahora una necesaria alianza entre el Ejecutivo de la Generalitat y el Ayuntamiento, y esa es una gran ventaja. Un ejemplo claro es que la Guardia Urbana y los Mossos d’Esquadra deberían trabajar codo a codo. No podemos permitirnos el lujo de que haya poco entendimiento entre los dos cuerpos.
Entonces, ¿el Ayuntamiento no debe ser el contrapoder a la Generalitat, como pasaba cuando usted era miembro del PSC y concejal en el consistorio?
Eso se ha acabado. Las dos instituciones pierden con ello. Cataluña no puede perder la energía de una ciudad como Barcelona, ni Barcelona puede permitirse la desconfianza del territorio.
¿Cómo valora la política de vivienda de Ada Colau, con menos de un 2% de parque de pisos públicos?
Es un doble fracaso, porque ni ha logrado una mayor inversión pública ni ha incentivado la inversión privada. Y aquí hay que hablar del PSC, que no ha establecido tampoco estrategias metropolitanas. A pesar de su responsabilidad, no hace uso del área metropolitana. La administra como si fueran reinos de taifas. El área metropolitana, con mayoría del PSC, no ha sido capaz ni de tener un convenio que exprese la relación económica con Barcelona. ¿De verdad no pueden ni tomar esa decisión? Es un error, un perjuicio y un daño, una vergüenza. Y en el tema de la vivienda es especialmente evidente.
¿Y respecto a la limpieza de la ciudad? ¿Qué cree que ha pasado, con la aparición de ratas y cucarachas en distintos distritos?
Es una falta de previsión. La renovación del contrato de limpieza implicaba un riesgo. Y el papel de la administración es que no se deteriore la calidad de ese servicio.
¿Comparte la posición del RACC, muy crítico con la superilla del Eixample?
Es una visión de parte. Es un debate, en todo caso, que merece una cierta prudencia, pero no es un fracaso por su concepto. Falta, es cierto, una mejor gestión y los vecinos son conscientes de ello. El RACC defiende su clientela, es lógico. Ni me sorprende ni me impresiona. Está claro que debemos avanzar hacia la pacificación vial, y también a nivel metropolitano. Y hay que avanzar en ese necesario equilibrio entre el vehículo privado y el transporte público.
¿Sigue pensando que la conexión del tranvía es la mejor solución por la Diagonal?
Es una solución. Si es la mejor solución no lo podemos saber porque todavía no existe y no tenemos la evidencia de la experiencia. Hay muchos elementos a favor y yo reconozco que también hay en contra. No soy un fanático. No es un problema ideológico. No es un problema de convicciones absolutas. Es una de las posibilidades. Los hechos consumados son unos que justifican que tenga sentido la solución de la conexión central y es que ya existen los otros dos extremos. Si tuviéramos que empezar hoy, seguramente lo haríamos diferente. En cualquier caso, ahora hagámoslo bien en todos los sentidos. También en el sentido en el que este tipo de concesiones no sean un escenario de ningún abuso institucional ni empresarial.
¿No hubiera sido mejor haber hecho antes una prueba piloto con el bus eléctrico?
El tranvía era una de las posibilidades, el bus eléctrico era otra. Ahora bien, en el momento en que ya existen dos extremos de vía, pensar en modalidades que obliguen a cambiar de modo a medio camino seguramente no es lo mejor. Si hubiera que pasar una nueva línea por otro lado sí que estamos obligados a pensar qué es lo más eficiente. Al final también es un tema de capacidades. Los buses en términos de capacidad son menores. Cuando hablamos de congestión y de la entrada diaria, tenemos que considerar que el transporte público sea de gran capacidad.
¿Hay un exceso de ideología en las políticas de movilidad por parte del consistorio?
Sí, hay esa concepción del urbanismo táctico, que es superficial, sin estrategias reales de cambio. Pero hay cosas que están funcionando y que están bien como los carriles bici y los peatonales.
¿Qué posición defiende respecto a la candidatura de Barcelona a los Juegos Olímpicos de invierno?
Me parece que el Govern de la Generalitat ha actuado con sensatez, al proponer una consulta en los Pirineos. Lo debemos mirar con calma, sin fanatismos, con análisis y respeto a la voluntad ciudadana.
¿Esa consulta no se debería hacer en Barcelona?
No tiene sentido. Ya aportamos la marca y la experiencia para organizarlo. Y la capacidad logística. Pero no tiene sentido decidir a partir de lo que pase en Barcelona.
¿Y con la ampliación de la Sagrada Família?
Hay que mirarla con lupa. Me consta que ya se hace así. No nos precipitemos, porque podría suponer una enorme transformación en una zona del Eixample. La acción sería compleja.
Foment del Treball ha querido influir mucho en la dinámica de la ciudad, con críticas severas a la alcaldesa Colau. ¿Entiende su posición? ¿Usted tendría otra relación si es alcalde?
Creo que es uno de los terrenos donde es más necesario cambiar de actitud. En las ciudades ha pasado, como en Barcelona, que lo público ha ido perdiendo peso y lo privado ha ganado, con conglomerados económicos que toman decisiones. No ha sido solo un fenómeno barcelonés. Pero es obligatorio gobernar y reconstruir la complicidad, aunque no desde la dependencia, con los sectores económicos. No se estará de acuerdo en todo, se trata de ir de cara, pero se debe establecer esa relación. Los comunes no han sabido hacerlo, y han explicitado la desconfianza y una distancia respecto a esos sectores. ERC lo tiene claro: debemos ir de cara, con grandes proyectos y con horizontes. Tal vez es el momento de un Plan Estratégico. Puede ser útil en el momento actual de cambio de modelo económico y de diversificación económica. Ese cambio no se podrá hacer solo desde la administración, sino en estrecha relación con el resto de entidades y con el tejido civil y económico de la ciudad. Nada en contra ni sin el resto de este tejido económico.