Esperar y ver, con el estudio en profundidad de la decisión del TSJC sobre la Zona de Bajas Emisiones. Los socialistas han dejado que sea el concejal de Emergencia Climática, Eloi Badia, quien dé explicaciones sobre ese palo judicial, que anula la ordenanza municipal. Son conscientes de que son corresponsables, porque fue el equipo de gobierno quien la sacó adelante, y por eso son ahora prudentes, pero la resolución también refleja las carencias de los comunes: la excesiva improvisación y la falta de garantías jurídicas. Y eso, según las fuentes consultadas, agranda las diferencias de los socialistas con el equipo de Colau.

Las explicaciones de Badia han dejado fríos a los socialistas, que esperarán ahora una reunión junto con otros municipios, la Generalitat y la AMB. Según el concejal de los comunes, que acaba de presentarse a las pruebas en el Ayuntamiento para poder ser funcionario, el objetivo es encontrar una respuesta conjunta, antes de presentar un recurso. Pero en el equipo de Jaume Collboni gana enteros la idea de que son “las formas” de Ada Colau y de concejales como Badia las que arruinan la labor de gobierno.

FALTA DE DIÁLOGO

Esas formas, por las que se llega a decisiones como las del TSJC con la Zona de Bajas Emisiones, puede erosionar a los comunes, pero también a los socialistas, que gobiernan en coalición. Jaume Collboni lo sabe, y también el PSC, que presiona para que se constaten esas diferencias y se marque un mayor perfil.

Jaume Collboni, en el acto sobre la internacionalización de Barcelona, en el Círculo de Economía / MA

Las mismas fuentes señalan que es el mismo caso que se ha vivido con el plan de usos en el distrito del Eixample. Se ha pretendido una regulación que afecta a todo el comercio del distrito, sin diferenciar ni regular solo las calles más afectadas por el plan de los comunes de las superillas. Es “la falta de diálogo” lo que ha caracterizado el mandato, como han señalado otros actores de la sociedad civil, en especial la patronal Foment del Treball.

La Zona de Bajas Emisiones y el llamado urbanismo táctico son las grandes cuestiones que mueven a los comunes, que claman por una transformación estructural de la ciudad. Los socialistas han ido en buena medida a rastras, pero comparten los objetivos para reducir la contaminación y fomentar el transporte público, en detrimento de los vehículos privados. Pero la gran diferencia se centra en las formas, en cómo ha gestionado toda esa política el equipo del entorno de Colau.

CAMBIO EN TODA LA POLÍTICA CATALANA

La distancia se va haciendo más grande, con la convicción, por parte de los socialistas, de que los comunes tienen un socio que puede ser estable: Esquerra Republicana, que, a cambio, pide apoyo del partido de Ada Colau en el Parlament. Frente a eso, en el PSC se abre la posibilidad de un acercamiento a JxCat, que da muestras también de una preferencia por los socialistas. Prueba de ello es la votación conjunta de una propuesta de la formación de Elsa Artadi sobre el plan de usos, precisamente, en el Eixample. Todos los grupos votaron a favor de esa resolución, menos ERC y Barcelona en Comú.

Y esa es una realidad que se podría repetir en las próximas semanas en otras cuestiones y que abre la puerta a un cambio estructural en el Ayuntamiento y en toda la política catalana a partir de las elecciones municipales de mayo de 2023.

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