Ada Colau, Jaume Collboni, Ernest Maragall  y Elsa Artadi, en enero de 2020 / EUROPA PRESS

Ada Colau, Jaume Collboni, Ernest Maragall y Elsa Artadi, en enero de 2020 / EUROPA PRESS

Información municipal

El círculo “imposible” entre Junts y ERC que impide un acuerdo en Barcelona

La formación que lidera Artadi considera que los republicanos se han entregado a Colau, cuando “lo más urgente es echarla” del consistorio

4 abril, 2022 00:00

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El independentismo quería gobernar en Barcelona, como gran palanca para proyectar un movimiento que hubiera tenido una gran repercusión internacional. Pero no lo logró en las elecciones municipales en 2019 y en las próximas los acuerdos entre las fuerzas independentistas están ahora mucho más lejos. Junts per Catalunya prepara con mimo su candidatura en la capital catalana, con Elsa Artadi al frente, mientras que en Esquerra hay dudas sobre el candidato, –por ahora es Ernest Maragall–. Lo más decisivo, sin embargo, es que ninguno de los dos partidos desea colaborar. Se gobierna, con muchos altibajos y una crisis permanente en la Generalitat, pero en Barcelona Junts y republicanos han trazado una clara frontera.

Los reproches son cruzados, y las estrategias que han iniciado los dos partidos llevarán a gobiernos transversales en Barcelona, con el objetivo, después, de trasladarlos a la Generalitat. El modelo de ciudad que defiende Junts per Catalunya cada vez se distancia más de ERC. Pero, desde la óptica republicana, es JxCat la que rechaza cualquier aproximación.

ERC 'SALVA' A COLAU

Para Junts, que ha iniciado desde hace meses una oposición contundente contra Ada Colau, el modelo de los comunes no puede durar un mandato más. En determinadas áreas, JxCat ha lanzado propuestas, como en el plan de usos del Eixample, que ha contado con el apoyo de los socialistas. Mientras que ERC ha salvado a Colau de perder algunas importantes votaciones en el pleno, alineándose por completo, aunque la retórica en público de Ernest Maragall sea la de que Colau ha perdido el norte, o necesita rectificar en buena parte de los barrios de la ciudad, en particular en Ciutat Vella.

Retrato de Elsa Artadi en el Parc de la Ciutadella / LUIS MIGUEL AÑÓN (MA)

Retrato de Elsa Artadi en el Parc de la Ciutadella / LUIS MIGUEL AÑÓN (MA)

Barcelona se ha convertido en el gran campo político que puede dibujar nuevas mayorías en el conjunto de la política catalana. Todo depende de la clarificación interna de los propios partidos independentistas, que afrontan la crisis post-procés. En Esquerra la división no es orgánica, pero sí afecta al contenido de sus políticas. En muchos temas, el electorado republicano se muestra muy dividido, entre los comunes y Junts. La clásica afirmación de que ERC es un partido de izquierdas casa mal con lo que opina el votante de Esquerra sobre cómo debe ser el crecimiento de la ciudad o si se debe dar o no apoyo a grandes acontecimientos internacionales. Y, en todo caso, la demoscopia, según las fuentes municipales consultadas, no avala una apuesta concreta y directa de ERC por un determinado modelo de ciudad.

LÍDER DE LA OPOSICIÓN

En el caso de Junts es similar, pero el gran problema de la formación exconvergente es orgánica. El secretario general de JxCat, Jordi Sànchez, ha anunciado que no seguirá en el cargo, de cara al congreso que se convocará para el mes de junio. Y, en esa tesitura, la gran ganadora puede ser Elsa Artadi. No porque aspire a liderar el partido, sino porque ganará autonomía para decidir qué campaña impulsa en Barcelona, con qué candidatos en la lista y con qué modelo de ciudad. Y su apuesta es diáfana: “echar a Colau del Ayuntamiento”, como señaló en una entrevista con Metrópoli.

Los republicanos, en cambio, no dudan en apoyar a los comunes en el pleno del Ayuntamiento. En el intercambio de pullas políticas, en los plenos, se advierte, por parte de los comunes y del PSC, que forman el equipo de gobierno, que la líder de la oposición es, en estos momentos, Elsa Artadi, con solo cinco concejales, por delante de los republicanos, que no ejercen ese papel.

Ernest Maragall, líder de ERC / METRÓPOLI - LUIS MIGUEL AÑÓN

Ernest Maragall, líder de ERC / METRÓPOLI - LUIS MIGUEL AÑÓN

¿Qué repercusión tendrá esa doble estrategia? “Lo que está claro es que ni Junts ni ERC quieren pactar nada entre ellos en Barcelona”, señalan las fuentes consultadas. Existe una clara competencia política, que actúa a la manera de los vasos comunicantes. Lo que gana Junts, lo pierde ERC y al revés, según la demoscopia que utilizan los distintos partidos. Mientras que los comunes mantienen su fuerza con cierta estabilidad, a la espera de que se intensifique, tras el verano, lo que será una larga campaña electoral hasta mayo de 2023.

Los socialistas de Jaume Collboni siguen con mucho interés esa evolución en el campo independentista, porque les genera mayores opciones para lograr la alcaldía. Una subida de JxCat les acerca a ese objetivo, porque los comunes tendrán menos apoyos, por parte de Esquerra, para conservar en el cargo a Ada Colau. Y al revés. La posibilidad de que Junts no crezca, permitirá a Esquerra mantener una fuerza electoral para apoyar a los comunes, o para que éstos secunden al candidato o candidata republicana.

PACTOS DISTINTOS EN LA POLÍTICA CATALANA

La distancia es enorme en estos momentos. “Los republicanos abrazan a Colau cuando lo urgente es echarla”, señalan. Entre los argumentos para sostener esa afirmación, las fuentes municipales destacan que los dirigentes de ERC se han mostrado muy prudentes con la ampliación del aeropuerto de El Prat, con la candidatura de los Juegos Olímpicos, con los planes urbanísticos de los comunes en distritos como el Eixample o con las apuestas ‘ecologistas’ del equipo de Colau con la puesta en marcha de las zonas de bajas emisiones. “En Esquerra hay más pasión por el decrecimiento que en el seno de los comunes”, señalan las mismas fuentes.

El actual acuerdo en la Generalitat, por tanto, será imposible en Barcelona. Y eso dibuja un camino de pactos muy distinto en la capital catalana, que puede abrir el horizonte a otra política nacional en Cataluña. Pero para todo ello, las maquinarias partidistas han comenzado a calentar motores para crecer electoralmente. Queda más de un año todavía.