Hay una tercera vía, un modelo que desarrolle las ciudades del futuro, y que haga compatible lo que los ciudadanos desean cuando se les pregunta: mejora en el medio ambiente, mejor transporte y desarrollo económico. Es una ecuación difícil, pero posible que algunos expertos han puesto sobre la mesa y que ponen en evidencia a la alcaldesa Ada Colau, al considerar que las superillas son “ineficientes” y no solventan las necesidades reales del conjunto de los habitantes de una gran ciudad como Barcelona.
Uno de ellos, el que más defiende esa tercera vía entre dejarlo todo como está, con pequeñas variaciones y lo que propone Colau, es Salvador Rueda, fundador de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona y uno de los padres de la superilla. Se trata de un concepto que ya tiene unos cuantos años, desde 1987, y que se ha desarrollado en muchas ciudades del mundo. ¿Debe temer Barcelona que se aplique lo que defiende Rueda? En todo caso, a su juicio, lo que se debe temer es lo que desarrolla el consistorio de la ciudad, porque presenta muchas “carencias”.
La primera consideración es que Colau ha puesto en práctica “ejes verdes”, porque “traza líneas por toda la ciudad”, según Rueda, pero no implementa, de verdad, las superillas. El experto en ecología urbana lo señaló el pasado viernes en Foment del Treball, en un acto organizado por Rething Barcelona. Lo que se dirime es un proyecto “global” para toda la urbe. Las superillas de esa tercera vía supondrían la reducción de un 15% de los vehículos en circulación. ¿Es mucho? Rueda insiste en que “todo el mundo podrá llegar a todas partes y también entrar y salir, aunque con unas velocidades distintas, y todo el mundo podrá utilizar el coche cuando lo necesite”.
Esa es su promesa, según un extenso estudio, con una idea que repite de forma constante: “no se va a romper nada”. Pero, ¿qué ocurría? Las superillas planteadas “de verdad”, supondrían la intervención en 2.000 calles en toda la ciudad, por las cien que se incorporan en el plan de Colau y los comunes.
UNA OPERACIÓN EN LA QUE GANAN "TODOS"
La resultante sería una ciudad con 163 nuevas plazas de hasta 2.000 metros cuadrados. Y con un ahorro de hasta 1.700 millones de euros en el presupuesto de salud y por las horas laborables que se pierden. ¿Los comercios? Rueda señala que la actividad se vería incrementada en un 15%. De forma paralela, se podrían evitar 700 muertes por contaminación, y hasta 19.000 ataques de asma y 12.000 de bronquitis. “Ganamos todos, es una operación que puede salir bien para todos”, indica Rueda, firme defensor de su particular “tercera vía”.
Entonces, ¿juega Colau y los comunes con un proyecto que, en realidad, es una especie de añadido, de gran fotografía sobre cómo quedaría el Eixample, sin una repercusión real para toda la ciudad? Es la posición que deja caer Salvador Rueda, que machaca la idea de los “ejes verdes” de Colau frente a sus superillas.
Las grandes ciudades se ven sometidas a una enorme presión por el transporte, y por el enorme ruido que deben soportar los ciudadanos. “Puede ser inaguantable”, sostiene. Con esa tercera vía se reduciría la contaminación acústica, que afecta ahora al 43% de los habitantes de la ciudad. De ese porcentaje se pasaría a un 27% de afectación. Y, en conjunto, se liberarían hasta siete millones de metros cuadrados para los ciudadanos. “Barcelona sería una de las mejores ciudades del mundo en cuanto a calidad de vida, sin perder su desarrollo económico”, insiste Rueda.
Es una tercera vía frente al proyecto de Colau, que, en gran medida, también ha apoyado el PSC, aunque discrepe del decreto de usos en el Eixample, donde el equipo de la alcaldesa ha aplicado el dirigismo político para decidir qué comercios y qué servicios se pueden establecer.
Curiosamente, uno de los proyectos en los que se alcanzó un acuerdo satisfactorio tanto para los comunes como para el PSC, la ampliación del distrito del 22@, es un pegote para Salvador Rueda y una oportunidad perdida. A su juicio, se ha vuelto a apostar por esos “ejes verdes”, cuando se podían haber implantado superillas. La tercera vía de Rueda es “ambiciosa”, mientras que Colau se habría limitado a pequeñas transformaciones que han generado, sin embargo, un enorme malestar en los sectores económicos y comerciales de la ciudad.