Un nexo de unión, un programa compartido para el gobierno de Barcelona. Eso representa ahora la figura del empresario y fundador de Mediapro, Jaume Roures, que ha decidido arropar al candidato de ERC a la alcaldía de Barcelona, Ernest Maragall. Con él, Roures mostrará este martes su cercanía también al partido republicano, desde el convencimiento de que puede ser el mejor complemento de los comunes de Ada Colau.
Roures se ha registrado en la sede de Foment para estar cerca de Maragall, que tiene previsto analizar este martes la situación en Barcelona, dando por iniciada su carrera a la alcaldía, a nueve meses de las elecciones, y con la idea clara de que no hay alternativa a un gobierno municipal que no pase por ERC y los comunes, en ese orden, con él como alcalde. Eso ya pudo haber sucedido en las elecciones de 2019, pero entonces el candidato de Barcelona pel Canvi, Manuel Valls, pactó con los socialistas de Jaume Collboni llevar a la alcaldía a Colau, con los republicanos en la oposición.
Ahora la situación ha cambiado. Los republicanos ganarían de forma holgada las elecciones a la alcaldía, con los comunes en tercera posición, según la última encuesta de Electomanía para Metrópoli. La marca de ERC aguanta, a la espera de ver si la candidatura de Xavier Trias al frente de Junts per Catalunya puede o no cambiar todo el tablero político en la ciudad.
El empresario Roures ha trabajado para que esos dos espacios mantenan la colaboración. Y es que ERC, pese a estar ‘oficialmente’ en la oposición, ha sido el gran apoyo de Colau en esta legislatura, que cogobierna con el PSC el consistorio. Roures fue el que facilitó una aproximación entre Oriol Junqueras y Pablo Iglesias, el ex líder de Podemos, con la idea de provocar a medio plazo un gran cambio en el conjunto de España que pase por una España plural que reconozca el derecho de autodeterminación.
COLABORACIÓN EN TODAS LAS INSTITUCIONES
La presencia de Roures en el acto en la sede de Foment, que, a través de la iniciativa Rething Barcelona que lidera Fèlix Riera, ha ofrecido importantes debates en los últimos meses sobre la ciudad, constata esa sintonía entre republicanos y comunes. Y resulta un espaldarazo para Maragall, que dudó sobre la conveniencia de mantener su candidatura tras la frustración de 2019.
Se trata de un ecosistema que abraza distintos sectores. Los comunes se sienten cercanos a ERC, y los republicanos han actuado –según fuentes de los grupos municipales— casi como el sector crítico de los comunes, con políticas más a la izquierda en el Ayuntamiento de Barcelona que los propios concejales de Ada Colau. Esa colaboración corre en paralelo a la que se vive en el Parlament de Catalunya, entre ERC, que tiene la presidencia en la figura de Pere Aragonès, y los comunes que están dirigidos por Jessica Albiach.
Roures mantiene la tesis de que hay un “estado profundo” en España que se ha apropiado de algunas instituciones, del sistema judicial en particular. Es el argumento de Pablo Iglesias y de los comunes de Colau, y es el que defiende a ultranza ERC, que ha establecido una relación particular con el Gobierno del socialista Pedro Sánchez: colaboración, pero con una retórica dura sobre las “maniobras” del Estado español.
La coincidencia ideológica entre los dos mundos es cada vez mayor, y eso implica que también existe una frontera muy permeable entre las dos formaciones políticas. Roures favorece ese nexo, es el hombre del mundo empresarial –medios de comunicación, producción audiovisual—que promueve el entendimiento entre comunes y ERC, con la vista puesta en la alcaldía de Barcelona: ¿Ernest Maragall, en colaboración con los comunes para formar el próximo equipo municipal y con el PSC y Junts en la oposición?
Ese ese el objetivo y a esa carrera se lanza Ernest Maragall desde un auditorio –la patronal Foment-- que, precisamente, no está a favor de esa posibilidad, tras enormes críticas y pullas a Ada Colau bajo la presidencia de Josep Sánchez Llibre. Una patronal que parte de un hecho que resultó, luego, decisivo: su apuesta clara, rotunda, con abundante financiación, a la ERC de Heribert Barrera en 1980, para que apoyara a la CiU de Jordi Pujol, en detrimento de un posible gobierno autonómico “social-comunista” entre el PSC y el PSUC. Eran otros tiempos.