El acoso sexual está tristemente de moda. Dos casos más que mediáticos han puesto sobre el tapete el ancestral tema del acoso sexual a mujeres, especialmente en espacios públicos. Los dos últimos son los que afectan al futbolista Dani Alves y al periodista Saül Gordillo, exdirector de Catalunya Ràdio y de El Principal. Los desenlaces de ambos escándalos son, hasta el momento, muy diferentes, puesto que en el primer caso su protagonista está en prisión provisional y el segundo goza de libertad sin fianza. Pero el debate está en la calle y en los despachos.
También en el Ayuntamiento de Barcelona: precisamente los responsables municipales acaban de contratar a Genera Associació en Defensa dels Drets de les Dones para gestionar el protocolo ‘No Callem’ que tiene el consistorio para casos de acoso sexual en espacios públicos. Este protocolo está pensado para aplicar en espacios públicos para prevenir, detectar y atender casos de violencias machistas, en especial las agresiones y acosos sexuales en locales de ocio nocturno. El objetivo del plan es eliminar el sexismo y prevenir cualquier tipo de violencia sexual. El protocolo ‘No Callem’ se instauró en 2018 de manera experimental, pero durante la pandemia estuvo paralizado debido a la nula actividad nocturna. Durante algunos meses tras la etapa más dura de la crisis sanitaria, ha estado funcionando virtualmente, pero ahora se le quiere dar un impulso y “un salto adelante”, ampliando el número y el tipo de espacios.
CASI 50 ESPACIOS
Viene al pelo debido al vivo debate social sobre la cuestión y a la movilización de amplios sectores sociales para denunciar la lacra social que significa el acoso sexual. Hasta ahora, se habían firmado convenios con 34 espacios de ocio privado (8 festivales y 26 salas), a las que se sumaron luego el Palau Sant Jordi, el Sant Jordi Club y el Fòrum. En un futuro próximo, se esperan firmar al menos otros 10 convenios, hasta totalizar 46 espacios. Pero, además, el “salto adelante” citado significa que “si hasta ahora se dirigía a locales de la ciudad con programación musical nocturna y a festivales, se quieren incorporar de manera piloto nuevas tipologías de espacios, como centros comerciales que hacen programación musical en horario de día, centros cívicos con programación musical y espacios vecinales”.
“El servicio deberá impulsar en estos espacios acciones para eliminar el sexismo, prevenir las violencias sexuales y las violencias lgtbifóbicas para que se conviertan en espacios de respeto a la libertad y a la indemnidad sexual”, dice un informe del Ayuntamiento para justificar la contratación de la asociación Genera. En las cláusulas de prescripciones técnicas del contrato se especifica también que “a raíz de la experiencia del servicio en un anterior contrato, se observó que era preciso mejorar sustancialmente la coordinación general del servicio con los espacios y con el Ayuntamiento, así como dar información de los servicios de atención a las víctimas. Por otro lado, se detectó la necesidad que tenía el personal de los espacios de recibir orientaciones y apoyo técnico específico sobre la activación del protocolo y las atenciones de los casos de agresión. Además, se detectó que era necesario reorganizar y perfeccionar el sistema previsto para el seguimiento de los casos, así como reestructurar la coordinación de la información, especialmente de los casos graves”.
UN AÑO DE TRABAJO
Genera es una entidad sin ánimo de lucro creada en el año 2003 para defender y reivindicar los derechos de las mujeres que ejercen la prostitución desde una perspectiva feminista. Desde entonces, ha colaborado con la Administración en la implementación de distintos programas. Su contrato se prolongará durante un año y costará al consistorio barcelonés 63.333,33 euros.
El protocolo ‘No Callem’ dice que la violencia sexual “es ejercida prácticamente en exclusiva por los hombres y de manera muy mayoritaria, las personas agredidas sexualmente son mujeres”, aunque reconoce que “también, en un grado más bajo, hay hombres que son agredidos sexualmente por otros hombres, pero estos tienen muchas dificultades para visibilizarlo”. Así, para hacer frente a esa realidad, establece que la atención prioritaria se centre en la persona agredida. “Cuando se trate de agresiones, violaciones y abusos sexuales se ha de procurar que esta persona no se quede sola en ningún momento si no lo pide ella”. Este protocolo fue, precisamente, el que aplicó la sala Sutton ante el caso de Dani Alves.
EL RECHAZO AL AGRESOR
Por norma general, se ponen a la víctima todos los medios a su alcance para recibir una información completa y un asesoramiento correcto, teniendo en cuenta que es la propia víctima la que ha de tomar su decisión. “Es preciso evitar las muestras de complicidad con el agresor, aunque sea para rebajar la tensión. Es importante mostrar un rechazo claro hacia su actitud e involucrar al entorno del agresor en este mismo rechazo”, relata el protocolo. Asimismo, pide respetar la intimidad de la persona agredida al mismo tiempo que la presunción de inocencia de la persona acusada de agresión.
Además, impone que no se centralice toda la actuación en el procedimiento penal, ya que este procedimiento suele ser complejo y duro para la persona agredida “y a menudo no acaba de la manera deseada por la propia víctima. Esto puede generar frustración en la persona agredida y, por este motivo, es preciso informar y tener en cuenta que existen otras vías de tratamiento de la situación y dar importancia al proceso de recuperación de la persona agredida”.
OBLIGACIONES DE LOS LOCALES
Partiendo de estos principios, la empresa contratada por el Ayuntamiento ha de diseñar las herramientas para promover que no haya agresiones en los espacios acogidos a los convenios. Además, debe identificar situaciones, actuales o potenciales, de acoso, agresión o abuso sexual y maneras luego los casos que se presenten. También debe intentar que todos los espacios de ocio nocturno firmen convenio de colaboración con el Ayuntamiento para prevenir casos y minimizar el número de los mismos.
Los locales acogidos al protocolo deben garantizar medidas específicas, como evitar criterios de acceso a las salas discriminatorios o sexistas (por ejemplo, diferencias en bonificaciones para chicos y chicas, códigos de vestimenta diferenciados por razón de sexo o “arbitrariedades de los responsables del control de acceso basándose en la imagen personal de las chicas y su apariencia más o menos atractiva”). También deben tener una vigilancia específica para zonas especialmente oscuras, escondidas o que faciliten la vulnerabilidad o la soledad de los clientes.
El protocolo obliga, además, a realizar una vigilancia cercana sobre personas que puedan haber ingerido demasiado alcohol o estén bajo los efectos de sustancias, ya que son más vulnerables. Además de avisar a sus amigos, se establece que esa persona no ha de perderse de vista. Cuando haya una actitud de acoso, se ha de avisar al presunto acosador. Al segundo aviso, el local está obligado a echarlo de la sala. “Si la persona acosada se ha defendido o ha respondido al acoso con un empujón, bofetada, insulto, etcétera, en ningún caso se equipararán las conductas con el acosador y simplemente se le recordará que el personal de la sala está allí para tomar las medidas oportunas”, dice el protocolo. La nueva etapa del ‘No Callem’ nace ahora bajo el impulso de casos mediáticos en las portadas de todos los diarios y con la opinión pública sensibilizada sobre el tema.