Las posiciones están definidas, aunque cobran acentos y matices a medida que se difunden nuevas encuestas. Las últimas sitúan al socialista Jaume Collboni en primera posición. Y eso ha condicionado un nuevo debate televisivo con los siete candidatos que tienen representación electoral, con Ada Colau y Ernest Maragall muy críticos con Collboni, con reproches continuos, por su gestión y por su propia pertenencia al partido socialista. Ello le ha dejado en el centro político por la alcaldía de Barcelona, con una actitud que él ha calificado como “todos contra Collboni”.
El debate, en Betevé, ha mostrado que no hay estrategias conjuntas a la hora de configurar el futuro de la ciudad, pero sí algunos puntos comunes. Tanto Ada colau como Ernest Maragall, que apenas han entrado en conflicto entre ellos, han arrementido contra Jaume Collboni por haber estado en el Ayuntamiento y salir en los últimos meses para centrarse en la campaña electoral. Pero Maragall ha ido más allá, al censurarle que está en un partido que “ni es socialista ni es catalanista”, justificando que por eso mismo él mismo se fue del PSC para acercarse a ERC. Maragall se creció y rechazó "cualquier pacto con los socialistas", en una muestra de la enorme rivalidad que se ha establecido entre los republicanos y el PSC, a pesar de que Salvador Illa posibilitó los presupuestos de Generalitat con sus votos en el Parlament.
Colau ha sido dura con su socio durante todo el mandato. Y en la misma medida se ha posicionado Collboni. “No puedes poner una papelera y decir ques una ‘superilla’”, le ha espetado. Mientras que la candidata de los comunes ha llegado a ser severa: “Usted ha dimitido para criticarme, y ahora viene a atribuirse lo que le conviene”.
La lucha contra el cambio climático, la movilidad y la contaminación han sido cuestiones centrales del debate. Collboni ha insisitido en el proyecto de superilles de Colau. Y ha defendido la propuesta del PSC para cubrir la Ronda de Dalt. Es en esa parte del debate donde Xavier Trias, Daniel Sirera, Eva Parera y Anna Grau han sido más críticos con el equipo de gobierno municipal, al calificar de “caos” y de “colapso circulatorio” lo que se ha logrado con las políticas urbanísticas de Colau.
TRIAS Y SU EQUIPO "DE JUNTS"
El debate ha constado lo que se juega cada fuerza política, con dos niveles de discusión. Mientras Colau y Maragall han buscado el cuerpo a cuerpo con Collboni, los partidos de la derecha constitucionalista se han atacado mutuamente para asegurar su presencia en el consistorio. La refriega ha sido constante entre Eva Parera, la alcaldable de Valents, con Daniel Sirera, el candidato del PP. Sirera ha llegado a señalar que Parera sólo está interesada "en tener un cargo". Y Anna Grau, la alcaldable de Ciudadanos, ha cargado contra Sirera y Parera, al entender que la presencia de sus dos formaciones en el Ayuntamiento no ha servido para cambiar nada.
Pero esos partidos pueden tener la llave de la gobernabilidad en Barcelona. Ha sido Sirera quien --todas las encuestas ofrecen para el PP entre dos o tres concejales, incluso una con cinco-- ha dejado claro que hará lo posible por impedir que Ada Colau sea alcaldesa. La moderadora del debate en Betevé le ha pedido qué decisión tomaría si Colau gana las elecciones: "Intentar que no sea alcaldesa", lo que implica que el PP buscará, en ese caso, acuerdos con otras fuerzas políticas para desbancar a la candidata de los comunes.
¿Y Xavier Trias? El alcaldable de Junts per Catalunya ha adoptado un papel discreto, sin ganas de entrar en polémicas, y siempre con varios mensajes muy medidos. El principal es el que señala que se ha presentado para “ser alcalde y abrir una nueva etapa”. Más allá de considerar distintas políticas sectoriales como “desastres”, entre ellas la limpieza de la ciudad o la política de movilidad, Trias ha insistido en que no tiene ninguna pretensión de ejercer de concejal de la oposición. Y en ese momento, cuando cada candidato ha indicado sus preferencias de pactos, Trias ha incidido en que si no gana, no buscará otras operaciones y se irá, dejando “un equipo magnífico”.
Sobre eso se han acogido el resto de candidatos, con Eva Parera como ariete: “Se irá y dejará a ex consejeros de Quim Torra en el Ayuntamiento, como agencia de colocación”. Y, tras las preguntas cruzadas sobre a qué siglas pertenecerían los concejales de Trias, el ex alcalde de Barcelona ha admitido: “De Junts”, que es justo lo que querían escuchar todos, a pesar de que el exconvergente se ha empeñado en esconder las siglas de su partido en la campaña electoral.
MARAGALL, ENREVESADO
Uno de los ejes del debate ha sido la vivienda. Y aquí la distancia entre Colau y Collboni ha sido evidente. El candidato socialista ha reivindicado la gestión municipal, con una planificación urbanísitica que permitirá la construcción de vivienda social. La candidata de los comunes le ha reprochado que se otorgue lo que le “conviene”, mientras que se desmarca de las superillas. Y Collboni le ha recordado a Colau que proviene de una izquierda que colaboró con los socialistas en construir vivienda pública, afeándole el estilo adanista de la líder de los comunes. “Con gobiernos de distinto color, en Barcelona no se ha hecho nada en materia de vivienda pública”, ha señalado Colau. Respuesta de Collboni: “Debería saber que ICV que gobernó con los socialistas colaboró en esa política de vivienda, que sí se hizo”. En el seno de los comunes hay dirigentes que provienen de ICV, como la propia teniente de alcalde Janet Sanz.
Las posiciones quedaron claras, con Collboni negándose a establecer un socio prioritario, y defendiendo que apostará por un gobierno “progresista”, sin detallar quién lo es y quién no, y sólo en función de tres grandes condiciones que repite de forma constante: políticas de crecimiento económico y ampliación del aeropuerto, contra las políticas de precarización y lealtad institucional con el Estado y la Unión Europea.
Colau negó, en todo caso, el papel que se ha otorgado Collboni, como “ganador en todas las encuestas”. Para la alcaldable de los comunes, “lo que hay es una situación de gran igualdad, y en función de cada encuesta aparece un ganador”.
Con Trias seguro de que su apuesta por el “cambio” tendrá éxito, y Collboni en el centro de todas las acusaciones, con un papel institucional –mirando en todo momento a cámara, huyendo de excesivas polémicas—el tercero en discordia ha sido Ernest Maragall, cercano a los comunes, con una apuesta casi tecnocrática, pero con un mensaje enrevesado, sin mensajes directos.
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