La ciudad que Ernest Maragall tiene en la cabeza es compleja, sofisticada, potente. Sabe cómo funciona la administración local. Y tiene claro cuál debe ser el modelo económico, con una nueva industria tecnológica, que ofrezca salarios más altos, con servicios turísticos de calidad. Pero, ¿qué ha ocurrido para que ya no lidere las encuestas y tenga difícil la alcaldía de Barcelona? El candidato de ERC se ha visto relegado en esos sondeos. Señala que puede ser alcalde, y le queda toda la campaña electoral por delante, pero busca una confrontación con Ada Colau que no acaba de concretarse.Su propio partido podría hundirle sin quererlo, al cargar contra Xavier Trias y su lista electoral en una guerra total en el seno del independentismo.

El rostro de Maragall no suele transmitir grandes cambios de humor cuando se maneja en un acto público. Pero sí se percibe que algo pasa por su cabeza cuando no sabe cómo reaccionar de forma rápida. Sucedió este viernes en el debate organizado por Rac1, cuando se desmarcaba de Ada Colau, al señalar que la ciudad debía dar mucho más de sí, apostar por el talento propio e internacional y que el modelo de los comunes no servía para ello. Colau saltó como una liebre, alabando el papel de ERC. “Quiero gobernar con fuerzas progresistas, como hasta ahora, con el PSC y ERC, que ha colaborado en todos los presupuestos”. Golpe certero. Silencio. ¿Qué hacer?

Esa misma cuestión se la plantea también Colau a Jaume Collboni. Y el socialista la maneja arguyendo las cuestiones en las que se ha distanciado, en gran medida todas las relacionadas con el urbanismo táctico y la superilla de Consell de Cent. O con la reserva del 30% de vivienda pública para las promociones urbanísticas, que, a juicio de Collboni, “no ha funcionado”. Pero en el caso de Ernest Maragall la percepción que ha ofrecido es que, aunque quisiera marcar distancias, su partido se lo ha impedido, porque para el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, atar el apoyo de los comunes era imprescindible en el Parlament.

El candidato de ERC a la alcaldía, Ernest Maragall, presenta la T-Cultura / ERC

Su partido ha tenido claro, además, que con el PSC no se podía acordar nada. Y, menos, en el ámbito local, donde los republicanos aspiran a competir con los socialistas, especialmente en el área metropolitana. Y, con la guerra abierta en el seno del independentismo, entre ERC y JxCat, el único socio viable para los republicanos en Barcelona es el partido de Colau. Esa alianza sirve para que ERC plasme sus credenciales de ‘izquierda’, a veces más a la izquierda que los propios comunes.

La papeleta para Ernest Maragall, por tanto, se ha complicado en los últimos meses. Hay otra cuestión, y es la personal, con la familia socialista. Aunque el tiempo lo cura todo, en el PSC su figura crea recelos. Se marchó del partido de toda su vida con cajas destempladas, y apostó por el proceso independentista que casi acaba, de hecho, con los socialistas catalanes.

Sin embargo, a Maragall le puede perjudicar mucho el mismo presidente de ERC, Oriol Junqueras, que ha entrado de lleno en la campaña airado con los dirigentes de Junts per Catalunya. Junqueras, en dirección contraria a Maragall y al propio Trias, que han aparcado la causa independentista para centrarse en las cuestiones de ‘ciudad’, arremete contra el ex alcalde de Barcelona por integrar en su candidatura a los que se arrugaron, a su juicio, en el referéndum del 1-0. La número dos de Trias, Neus Munté, abandonó el Govern justo antes del verano, previo al 1 de octubre. Junqueras no soporta la apuesta 'pragmática' de Trias, porque sabe que detrás de él está Carles Puigdemont, que juega desde Waterloo con el número de concejales de JxCat para hacerse con la alcaldía de Barcelona.

Si el juego independentista, en las dos semanas de campaña electoral, deriva hacia un combate por la pureza, los electores nacionalistas que desean en Barcelona desbancar a Ada Colau se podrían inclinar por Xavier Trias, como refugio del voto útil. ¿Es consciente Junqueras?, ¿Quiere hundir a Ernest Maragall?

FRENTE AL ROSTRO DE TRIAS

El propio Trias respondió este viernes al reclamar a Junqueras que sea “prudente”, porque hay muchas cuestiones que todavía no se han saldado en la familia independentista. ¿No fue Junqueras quien no quiso la convocatoria de elecciones que estuvo a punto de firmar Carles Puigdemont?

Xavier Trias durante su intervención en el acto de inico de la campaña / CEDIDA

Esas disquisiciones no tocaban en la campaña por la alcaldía de Barcelona, a juicio de Trias y del propio Ernest Maragall, que no deja de hablar de “modelo económico” para la capital catalana, con una apuesta clara por “elevar el nivel de los salarios”. Maragall quiere debatir sobre tecnología, sobre eficiencia de la administración, sobre un plan de vivienda pensando, en detalle, para los jóvenes. Y se encuentra ahora ahogado por JxCat, que sólo ofrece el rostro de Trias: él mismo es el mensaje, y lo que pretende transmitir es que hay que hablar de movilidad, de vivienda, de llevar o no el tranvía hasta la Diagonal, en Francesc Macià, de la superilla de Consell de Cent o de cómo ingresar más con un turismo de calidad.

Maragall lo intenta, pero cuando busca un modelo alternativo, Colau le abraza y le dice que agradece todos sus apoyos durante el mandato. Maragall busca una vía más pragmática, casi tecnocrática, y se encuentra con Junqueras, que desea un choque contra JxCat en el campo independentista. ¿Resultado? Por ahora, fuera del radar para aspirar a la alcaldía de Barcelona.

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