Durante este último mandato, Esquerra Republicana ha recibido elogios, de forma constante, por parte del gobierno de Ada Colau. En todas las aprobaciones de las medidas de los comunes se ha puesto en evidencia que ha habido un socio predilecto que, teóricamente, está en la oposición: el equipo de Ernest Maragall. A pesar de que en las últimas semanas el candidato de ERC ha querido distanciarse de Colau de cara a las elecciones de mayo, lo cierto es que durante el mandato, ERC se ha convertido en el salvavidas de los comunes para aplicar sus políticas en Barcelona.
Esta buena relación cobra protagonismo después de que Alfred Bosch –líder de ERC durante el primer mandato de Colau— dejara su cargo y lo cediese a Maragall. Bosch mantuvo una posición muy beligerante contra las políticas de Colau. Una posición para nada semejante a la que ha defendido su compañero de partido durante los últimos años. El cambio de tono de Maragall hacia un discurso más amistoso ha permitido el apoyo reiterado a distintas medidas de Colau, algo inimaginable para Bosch. Tanto, que su labor en la oposición fue determinante en muchas ocasiones en el Ayuntamiento de Barcelona.
LUZ VERDE A LOS PRESUPUESTOS
Los republicanos, a pesar de criticar iniciativas impulsadas por el equipo de Colau, acaban secundado los proyectos de los comunes en las comisiones del consistorio. El más sonado de todos fue la aprobación de los presupuestos para 2023 el pasado 23 de diciembre con los votos favorables del gobierno municipal y la abstención de ERC.
La abstención de ERC permitió al gobierno de Colau y Collboni tirar adelante el cuarto y último presupuesto del mandato. Así, en cuatro años, ERC ha sido el único grupo que nunca ha votado en contra de las cuentas planteadas por el gobierno municipal: en 2020 y 2021 votaron a favor, mientras que en 2022 y 2023 optaron por abstenerse para no entorpecer la aprobación.
SOCIOS TURISMOFÓBICOS
Con la vuelta a la normalidad tras la pandemia, Barcelona ha recuperado el turismo. Sin embargo, también ha reavivado el malestar general entre los vecinos de las zonas más tensionadas y la confrontación entre grupos políticos sobre cómo revertir la masificación. Una vez más, el modelo turístico de los comunes se ha vuelto motivo de discordia entre la oposición, menos para ERC, que se posiciona como uno de los socios favorables a las políticas turismofóbicas de Colau.
En 2022, ERC propuso crear un plan de verano con medidas para minimizar el impacto del turismo masivo en los barrios de la ciudad. Los republicanos eran partidarios de implementar una iniciativa para ordenar un fenómeno “susceptible de generar molestias ciudadanas” mediante regulaciones concretas, como “el establecimiento de grupos máximos de 15 personas más un guía --medida que convenció a los comunes-- o el uso obligatorio de audioguía para grupos de más de 10 personas.
LIMITACIÓN DE CRUCEROS
La última polémica en referencia al turismo es la llegada de cruceros al Port de Barcelona. En concreto, Barcelona recibió el año pasado 2.218.281 millones de pasajeros a través de estos grandes buques. Por esta razón, la idea de los comunes es rebajar a la mitad el número de cruceristas que llegan a la ciudad en temporada alta: si de mayo a octubre llegan unos 400.000 mensuales, Colau quiere que se reduzca a 200.000 pasajeros al mes. No obstante, esta restricción no es una novedad para Esquerra Republicana, que ya pidió la limitación al gobierno municipal en 2022.
PLAN DE USOS DEL EIXAMPLE
En temas urbanísticos, el Plan de Usos del Eixample se ha convertido en una pugna entre comunes y socialistas. Mientras que la formación liderada por Colau ha apostado por restringir la circulación del vehículo privado en una cuarentena de vías del distrito, el PSC ha exigido que la medida no afecte a más de 11 calles. El desacuerdo entre socios de gobierno requirió la implicación de ERC que, una vez más, facilitó la aprobación de la planificación. No obstante, para conseguir la confianza de los republicanos, se puso como condición poder revisar en un año la aplicación de dicha normativa. Con este plan, el Ayuntamiento limitó la apertura de locales de restauración, ocio nocturno y supermercados 24 horas. Respecto a las restricciones, las limitaciones se aplicaban en un máximo de cinco establecimientos en un radio de 50 metros y un máximo de 18 establecimientos en un radio de 100 metros.
HERMANAMIENTO CON TEL-AVIV
Tras la decisión unilateral de Colau de suspender el acuerdo entre Barcelona y Tel Aviv, la oposición se apresuró a celebrar un pleno extraordinario para restablecer las relaciones entre ambas ciudades. El partido de Barcelona En Comú se quedó solo en la defensa de esta proposición aprobada vía decreto de alcaldía, ya que una amplia mayoría de la oposición lo rechazó, excepto ERC. A pesar lamentar la decisión de Colau sobre la suspensión de la hermandad, los republicanos se abstuvieron de votar a favor de restaurar las relaciones, dando apoyo incondicional a los comunes.
El historial republicano apunta a una postura contra Israel. Las juventudes del partido se han manifestado en este sentido en diversas ocasiones, y el último precedente en el Parlament apunta hacia la misma dirección. La Comisión de Acción Exterior, Transparencia y Cooperación de la cámara catalana aprobó una propuesta de resolución que hablaba de "apartheid" contra Palestina, una iniciativa que fue registrada por ERC, CUP y los comunes y que contó con enmiendas del PSC.
URBANISMO Y MOVILIDAD
La proximidad en el modelo urbanístico y de movilidad de la ciudad entre ambas formaciones ha permitido que los republicanos sirvan de muleta para impulsar los planes de los comunes. Pese al rechazo recibido con las superillas, el modelo basado en las pacificaciones y la movilidad sostenible resulta otro un punto en común. La incorporación de Rosa Suriñach al equipo republicano --en sustitución de Miquel Puig-- lo deja claro. La edil ha sido impulsora de la iniciativa Bicibús en la ciudad y miembro de Revolta Escolar y Eixample Respira, entidades afines a los comunes y muy críticos con el vehículo privado y partidarios de las pacificaciones realizadas por el gobierno municipal en el presente mandato.
TRANVÍA Y ZONA DE BAJAS EMISIONES
En esta guerra contra la movilidad privada también se encuentra el apoyo de ERC al proyecto de unir los tranvías del Besòs y el Baix Llobregat cruzando la Diagonal desde Francesc Macià a Glòries. Además, pone en evidencia las claras diferencias entre el mandato de Alfred Bosch y Ernest Maragall. Mientras que Bosch impidió con sus votos la aprobación de la decisión en abril de 2018, los votos a favor de Maragall --además del apoyo del PSC y dos concejales no adscritos-- permitieron el desbloqueo del proyecto a escasos meses de las elecciones municipales de 2019. Entre las condiciones, los republicanos pedían que no se fijaran fechas ni plazos, que se revisaran las "tarifas técnicas" y que se estudiaran los efectos a través de un estudio del Área Metropolitana de Barcelona.
Otra de las polémicas generadas por el gobierno municipal por su lucha contra el coche privado es la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). La Comisión de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad aprobó el pasado enero la nueva ordenanza reguladora de la ZBE y, de nuevo, fue Esquerra Republicana quien se alió con los comunes.
"NO HARÉ ALCALDESA A COLAU"
A pesar de que Colau haya formado gobierno con el PSC, la verdad es que está más cerca de los republicanos que de los socialistas. La líder de los comunes cree que tiene opciones de repetir un tercer mandato, aunque no se cierra a pactar con otras formaciones como ERC si es necesario. No obstante, Maragall dejó claro que "no haría alcaldesa a Colau en ningún caso". Solo hace falta esperar a que pasen las elecciones de mayo para ver si los republicanos cumplen con su palabra o si pasarán a ser, una vez más, los socios en la sombra en otro posible mandato de los comunes.