Jaume Collboni, alcalde de Barcelona, ha querido pronunciar un discurso institucional, con el recuerdo –es recurrente—sobre sus orígenes sociales, como un “chico del Guinardó”. Sabedor, sin embargo, del mal ambiente que ha provocado su elección en el pleno de investidura, con Xavier Trias y Ernest Maragall visiblemente irritados, Collboni ha justificado una operación complicada: “Es legítima y debe ser respetada”.

La posición de Collboni, sin embargo, aunque muy criticada por Xavier Trias, ha sido respetada. La bronca se ha centrado en Ada Colau, cuando el alcaldable de Junts per Catalunya ha señalado que hay dirigentes que no le aguantan la mirada. Ha señalado que no iba a decir nombres, pero sí se le entendía con la mirada, centrada en Ada Colau.

Collboni ha querido huir de la polémica, y se ha centrado en la necesidad, como alcalde, de impulsar una gestión responsable, “en beneficio de la ciudad”. Pero el PSC tiene diez concejales, y ahora Collboni deberá dar los pasos para saber cómo gobernar y con quién, con apoyos circunstanciales o con pactos más estables. Por ahora cuenta con los cuatro concejales del PP de Daniel Sirera. Pero ha querido tener palabras de comprensión y de halago a Trias, al señalar que le ha consultado en los últimos meses muchas cuestiones, "como si fuera un miembro de mi partido". Ha defendido la "honestidad" de Trias y ha admitido que será complicado gobernar ahora, pero que buscará el "interés general de la ciudad", centrado en aspectos como la seguridad o la limpieza en Barcelona, y con la vivienda como eje central de sus políticas.

Jaume Collboni, el nuevo alcalde de Barcelona / AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

Los socialistas han buscado un acuerdo complejo. Necesitaban contar con los comunes, pero sin establecer un acuerdo de gobierno cerrado, porque eso es lo que no quería el PP. Ada Colau ha señalado que existía un pacto “secreto”, según el cual el PSC ya hablaba de equipo de gobierno con los comunes, sin que el PP lo supiera. Pero Collboni no ha querido entrar en ningún caso en ese supuesto acuerdo previo.

Ahora el alcalde de Barcelona busca huir de la polémica. Pero la operación podría tener secuelas, con todos los grupos municipales enfrentados, o con una dinámica negativa, con un cambio de guion insospechado.

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