Una situación complicada, pero con la confianza de que puede salir adelante a partir de pactos cruzados, de una negociación constante, aunque la prioridad sea la de que contar con los comunes, cuando eso sea posible, y en función de quién pilote ese espacio político. Es lo que asume el ya alcalde de Barcelona, el socialista Jaume Collboni, que deberá poner en marcha una hoja de ruta con la idea de aprobar cuestiones concretas con distintos grupos municipales, sin casarse con nadie a corto plazo. Nada se moverá hasta después de las elecciones generales del 23 de julio, e, incluso, hasta que transcurra el verano. El equipo de Collboni, con el apoyo también del primer secretario del PSC, Salvador Illa, quiere calibrar muy bien los resultados de esos comicios. La primera consigna es buscar complicidades con los comunes, cuando ya no esté Colau, y, después con ERC y Junts per Catalunya, a la espera, también, de que no estén al frente ni Ernest Maragall ni Xavier Trias.

El rostro de Jaume Collboni no ha mudado desde que fue elegido alcalde. Muestra seriedad, aunque con algo más de soltura en sus primeras intervenciones públicas. Sabe que los diez concejales obligarán a un esfuerzo permanente en la negociación. Pero no por ello la maquinaria del Ayuntamiento dejará de funcionar. "Vamos a gobernar desde el primer minuto, nada va a quedar parado", señalan las fuentes consultadas. El alcalde de Barcelona ya ha nombrado a sus cuatro tenientes de alcalde: Laia Bonet, al frente del área de Ecología, Maria Eugènia Gay, con la responsabilidad sobre Derechos Sociales, Albert Batlle, que sigue al frente de Seguridad, junto con el área de Prevención y Jordi Valls, con el área de Economía, Hacienda y Promoción Económica, y también como responsable del distrito del Eixample.

Esa pieza es básica, como interlocutor con el ámbito económico, el área que fue responsabilidad de Collboni en el anterior mandato, como primer teniente de alcalde. Valls debe mantener y fortalecer la confianza con los sectores emprendedores de la ciudad.

Trias y Collboni tras el pleno de investidura / EFE

La estructura gerencial y de áreas, los profesionales que figuraban en el consistorio, --con miembros también de los comunes—no se quiere tocar por ahora. Lo que pretende Collboni es leer bien los resultados de las elecciones generales, y, a partir de ahí iniciar una aproximación o bien con los comunes o con los grupos que se presten, teniendo en cuenta, además, según las fuentes consultadas, al PP de Daniel Sirera, que le ofreció sus cuatro votos en el pleno de investidura. En determinadas cuestiones, como seguridad o promoción económica, existen puntos en común.

Pero, ¿qué puede suceder? Un miembro socialista señala que en las generales se deberá analizar el grado de apoyo a los partidos independentistas, pensando, también, en las elecciones al Parlament de Catalunya. ¿Saldrá del 23 de julio, tanto ERC como JxCat fortalecidos? ¿Eso provocará mociones y una actividad interna en el Ayuntamiento de Barcelona en clave independentista que ponga contra las puertas a Collboni, con el concurso –como ha hecho en los últimos años en esos capítulos, los comunes de Ada Colau?

¿EL MOMENTO DE NEUS MUNTÉ?

Esa cuestión será crucial para poder negociar iniciativas con JxCat, empezando por los propios presupuestos del año que viene. Siguiendo ese mismo razonamiento, la posible debilidad del independentismo podría favorecer un clima distinto, en el que tanto republicanos como el partido de Carles Puigdemont se ciñan a la gestión puramente municipal.

El candidato de ERC, Ernest Maragall, y el alcaldable de Junts, Xavier Trias / EUROPA PRESS

La elección de Jaume Collboni como alcalde, con los votos de los comunes y el PP, en una operación que ha causado un gran malestar en el consistorio, puede comportar, también, que los que han quedado fuera se replanteen qué hacer con sus líderes. Xavier Trias, muy irritado, ha dejado claro que se irá a su casa. Antes, intentará reordenar el grupo, cohesionarlo al máximo, con dos piezas fundamentales: Jordi Martí y Neus Munté. Trias confía mucho en ellos, y, de hecho, tuvo claro desde que aceptó su candidatura que esos dos dirigentes le seguirían en la lista electoral. Con Munté, Jaume Collboni mantiene una muy buena relación. Los dos tienen en común haber trabajado en la UGT.

En el caso de ERC, la dirección del partido deberá tomar una decisión. Una vez fuera del posible gobierno con Xavier Trias, y después de haber perdido cinco concejales, en relación a los comicios de 2019, la continuidad de Ernest Maragall no está asegurada. Esquerra deberá pensar ya en el futuro, para preparar a un nuevo candidato. Y lo mismo sucede con los comunes, con Ada Colau, fuera de la alcaldía, aunque no ha querido optar a la candidatura, como cabeza de filas por Barcelona, de Sumar, con Yolanda Díaz. El debate interno en los comunes es intenso, y conviven diferentes culturas políticas. En las últimas horas, quien está ganando el pulso son todos aquellos relacionados con ICV. Y la prueba de ello ha sido la renuncia de Jaume Asens a ser el cabeza de lista por Barcelona, sustituida por Aina Vidal, de ICV. ¿Con qué comunes podrá negociar Collboni?

Los socialistas creen que todo ello será decisivo. "Los comunes deben saber qué papel quieren hacer en el consistorio, y sin Colau, que puede tener otras prioridades, las cosas cambian", señalan. En esa nueva situación surge un nombre, el de Jordi Martí, mano derecha de Colau, que ella misma ha alabado en la campaña electoral una y otra vez. Pero Martí es un superviviente en el Ayuntamiento de Barcelona, un ex socialista, que perdió, precisamente, unas elecciones primarias frente a Jaume Collboni. Alguien que puede ejercer de puente, y que entiende, aunque ya no esté en el mismo equipo, al PSC. 

LA LABOR DE ILLA CON ARAGONÈS

El PSC se ha convertido en el último año en un partido fuerte, que desea negociar y poner en valor su capacidad para romper los bloques políticos que han funcionado en Catalunya en los últimos diez años. Y la gobernación en Barcelona no se puede separar ahora de lo que haga el PSC en el Parlament de Catalunya. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, gobierna con unos presupuestos aprobados y negociados con Salvador Illa. ¿Puede Esquerra mantener en Barcelona un discurso de total oposición al PSC de Jaume Collboni?

Todo eso es lo que está en la pizarra de los socialistas en Barcelona. Por ahora, y a pesar de las enormes críticas recibidas, Collboni ha decidido esperar. Las elecciones generales serán cruciales. Y luego a buscar socios para cuestiones concretas. "Paso a paso", concluyen.

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