Hacia un tripartito de izquierdas en el Ayuntamiento de Barcelona, aunque no sea la fórmula ideal, aunque pueda provocar problemas internos. El PSC busca fórmulas para asegurar la gobernabilidad en el consistorio, y lo que ha hecho por el momento es trazar una estrategia en la que ha llegado a entrar Esquerra Republicana. El alcalde socialista, Jaume Collboni, ha iniciado las reuniones con los distintos grupos municipales, y la decisión se tomará después del verano, y en función de las necesidades. Pero la participación de ERC en la Diputación de Barcelona, con dos vicepresidencias, y en el AMB, el Área Metropolitana de Barcelona, donde también está presente JxCat, dibuja un escenario de entendimiento entre el PSC, los comunes y Esquerra Republicana.
Collboni, sin embargo, quiere entenderse con el grupo de Xavier Trias. Desea esperar que pase el verano y analizar con calma todos los escenarios. En cuanto a Trias, el líder del grupo de JxCat en el Ayuntamiento de Barcelona, que no se irá a su casa hasta que no tenga organizado el grupo municipal y la política de acuerdos, también quiere ese acuerdo con el PSC. Pero su partido le ha ninguneado. Su propósito de repetir el acuerdo con los socialistas en la Diputación de Barcelona se ha visto frustrado. Y ahora queda lo más difícil: la decisión sobre la investidura de Pedro Sánchez en el Congreso. Si JxCat "se desentiende de todo", como señalan las fuentes consultadas, el tripartito de izquierdas en Barcelona está asegurado.
Sólo la mención al "tripartito" genera malas vibraciones en muchos sectores económicos y sociales de Barcelona. Evoca una época de broncas, de líos internos, y de parálisis en la gestión, en alusión a los gobiernos en la Generalitat de los presidentes Pasqual Maragall y José Montilla. Pero esos mismos sectores también están valorando de forma positiva los primeros pasos de Collboni al frente del consistorio. Y los tenientes de alcalde que ha nombrado Collboni tienen claro que no se repetirán viejos esquemas, como el blindaje de áreas, una especie de reparto, como compartimentos estancos, para cada partido en función de una determinada competencia.
"Eso, si llega el caso, no se producirá", señalan fuentes socialistas. Pero es lo que pretenden los comunes, que llevan semanas insistiendo en que, si entran en el consistorio, debe ser de la mano, también, de los republicanos.
La paradoja es que ese tripartito ha funcionado en la práctica en el último mandato. Con la alcaldesa Ada Colau, y con Jaume Collboni como primer teniente de alcalde, era el republicano Ernest Maragall el que apoyaba muchas de las medidas del equipo de gobierno, desde la oposición, hasta el punto de dar el visto bueno a los presupuestos de Ada Colau. ¿Entonces, qué puede cambiar ahora? Las fuentes consultadas no lo dudan: el alcalde es socialista. Y Jaume Collboni es muy consciente de los riesgos de un gobierno entre tres fuerzas políticas.
Todo está abierto, aunque se dibuje ese escenario. Lo que busca también el PSC es una reacción de JxCat que no acaba de llegar. El partido de Carles Puigdemont se resiste a entrar en una negociación que suponga un "aterrizaje" en las instituciones. Pero en el grupo municipal hay dirigentes que lo están esperando como agua de mayo, sin que esa actitud esté relacionada con su grado de mayor o menor implicación en un proyecto independentista. Desde Jordi Martí, independentista de primera ahora, a Neus Munté o Ramon Tremosa, hay ganas de gestión, y de colaborar en la buena marcha de la ciudad. Otra cosa es el "resquemor" por la imposibilidad de que Trias fuera alcalde, después de ganar las elecciones, y después de que el propio barómetro del Ayuntamiento señala que era la opción preferida por los barceloneses. El acuerdo del PSC con los comunes y con el PP sigue provocando malestar, pero el paso de las semanas, y, tras el verano, esa sensación puede ser otra.
EL FUTURO DE COLAU Y MARAGALL
El equipo de gobierno de Jaume Collboni, por ahora, no tiene prisa. Ha colocado las piezas necesarias para poder gobernar en solitario. Los cuatro tenientes de alcalde serán determinantes. Uno de ellos, el encargado del área económica, Jordi Valls, acaba de ser nombrado vicepresidente del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), un puesto crucial para coordinar, también, políticas metropolitanas y hacer ver al gobierno de la Generalitat que "no puede seguir de espaldas" ante la realidad metropolitana, como insiste el vicepresidente ejecutivo del AMB, Antoni Balmón.
Con el gobierno español en juego, con las dudas de JxCat, con voces internas que discrepan de las órdenes de Carles Puigdemont, el PSC espera el mejor momento para blindar el gobierno municipal en Barcelona. Por ahora, sin embargo, el tripartito cobra fuerza. Eso sí, con algunos cambios, que cada fuerza política administrará, como apuntan las mismas fuentes y que señala a dos dirigentes, Ada Colau y Ernest Maragall, que podrían asumir otros destinos.