La retórica de las fuerzas de progreso, de un gobierno ‘progresista’ podría desvanecerse por completo. El propio significado de lo que ello implica está en juego. El alcalde de Barcelona, el socialista Jaume Collboni, reflexiona sobre ello con una posible consecuencia: la imposibilidad de una coalición de gobierno con los comunes de —todavía— Ada Colau.
¿Es progresista implementar una calle peatonal a toda prisa sin modificar el Plan General Metropolitano, como ha ocurrido con la superilla de Consell de Cent? Jaume Collboni ha tomado nota de ello, tras la sentencia de la juez, y, en paralelo, ha adoptado medidas como el Plan Endreça, o la apuesta por recuperar edificios históricos o singulares que puedan readaptarse como hoteles en el centro de la ciudad, lejos del ‘no’ a más establecimientos hoteleros, como defendía Ada Colau en el anterior mandato. Y este lunes se reúne con el jefe del Estado, el rey Felipe VI, un anatema para Ada Colau, que lo había evitado una y otra vez, alineada con el independentismo.
El núcleo de gobierno de Jaume Collboni, con Laia Bonet como primera teniente de alcalde, y Jordi Valls, como responsable de toda el área económica del Ayuntamiento, han constatado que el Ayuntamiento de Barcelona puede iniciar una nueva etapa en la que prevalezca el “diálogo y la colaboración” con los sectores económicos y comerciales de la ciudad. Y éstos han aplaudido, en público y en privado, ese cambio desde el consistorio. Eso, y en la actual coyuntura, --la investidura pendiente de Pedro Sánchez en el Congreso-- crea una disyuntiva en el alcalde Collboni, según las fuentes consultadas: la imposibilidad de tener como socio de gobierno a los comunes, lo que implicaría que el único apoyo posible, para sumar amplias mayorías, sería Esquerra Republicana, con Junts per Catalunya, que ganó las elecciones, liderando una fuerte oposición.
La solución, por ahora, y que puede alargarse en el tiempo, es la gobernabilidad en solitario. Jaume Collboni quiere marcar el nuevo mandato municipal con políticas que se vean claramente diferentes a las de Ada Colau. Y para ello necesita “un tiempo prudencial” sin buscar socios de gobierno. ¿Puede hacerlo sin que se paralice el consistorio? “Puede seguir un tiempo, unos meses, incluso después de aprobar los presupuestos”, señala una fuente conocedora de las relaciones de Collboni con los diferentes sectores económicos de la ciudad.
PRIMEROS FRUTOS
Los comunes han comenzado a entender la nueva situación, aunque no se resignan. La mano derecha de Colau, Jordi Martí –ex socialista—presiona a Collboni para que decida su socio de gobierno. Los comunes muestran su inquietud. Querrían formar parte, lo antes posible, de un equipo de gobierno, con áreas concretas de responsabilidad para marcar, desde la implementación de políticas sectoriales, su particular relato de ciudad. Y es, precisamente, lo que no quiere Collboni de ninguna manera.
Tanto Foment del Treball, como Barcelona Oberta –la entidad que agrupa los ejes comerciales turísticos de la ciudad--, como el Gremio de Hotelero han verbalizado de forma pública que Jaume Collboni ha comenzado a reorientar Barcelona. El director general de los hoteleros, Manel Casals, ha señalado esta semana que el Plan Endreça ha dado sus primeros frutos: “Nos dicen los responsables de hotel que la ciudad está más limpia, que las pintadas en edificios, cuando aparecen, se borran con celeridad, y la impresión es que está todo más ordenado”.
Quedan muchas demandas de este tejido económico, y se pondrán sobre la mesa a medida que avance el mandato. El mundo de la restauración tiene pendiente el conflicto sobre las terrazas, que el gobierno municipal de Colau gestionó con grandes contradicciones, con la voluntad de revertir, de forma drástica, los cambios que se habían permitido con la pandemia del Covid. Pero en el inicio de su mandato, con ya unos pocos meses de gestión, lo que se respira es un “gran alivio”. Se aplaude a Collboni, con la esperanza de que no vuelva sobre sus pasos y haya una regresión si acuerda un gobierno de igual a igual con los comunes.
En el otro lado está el grupo municipal de Junts per Catalunya, que lidera –por ahora—Xavier Trias. El veterano político ex convergente ha señalado que está dispuesto a gobernar con Collboni, aunque, primero, llegará la negociación de los presupuestos de 2024. Esa aproximación se podría concretar en un gobierno de coalición, pero, por ahora, lo que está claro, según todas las fuentes consultadas, es que Collboni se lo ha tomado con calma. “Debería seguir todo el tiempo que pueda, sin nervios, y ver qué puede y que no puede aprobar. Pero no asumir el riesgo de que todo vuelva a ser como antes, aunque él sea el alcalde”.
La consigna es, por tanto, que Collboni no se deje arrastrar por los comunes. La cuestión es que Collboni es el primero que ha tomado conciencia de ello. El mensaje lo transmitió Laia Bonet: “No estaremos por el urbanismo de confrontación, el no diálogo lleva a la judicialización, como ha ocurrido con la superilla de Consell de Cent”.