Geometría variable. ¿Por necesidad? Sí, pero también por elección propia. El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, se ha distanciado de los comunes con políticas orientadas a mejorar el orden y la limpieza en la ciudad, con un urbanismo “basado en el diálogo”, pero también se quiere diferenciar de Junts per Catalunya y de ERC, los partidos independentistas, con actitudes y actos muy medidos y claros como su audiencia con el Rey Felipe VI, algo que no había ocurrido en los últimos 17 años.
Collboni se reunió este lunes con el jefe del Estado en el Palacete Albéniz, que es la residencia oficial de los monarcas españoles en Barcelona. La reunión, de más de una hora, “en un tono cordial”, sirvió para recuperar la “normalidad institucional”, desde la convicción, por parte de Collboni, de que no tiene ningún sentido que se intente boicotear al Rey desde la segunda ciudad de España. Si se desea que Barcelona sea reconocida como una punta de lanza de España, de cara a los mercados internacionales, la “lealtad” debe primar entre las diferentes instituciones.
LA DISYUNTIVA DE COLLBONI
La actitud del alcalde socialista, que nunca ha ocultado –mantuvo un encuentro con el Rey de forma privada en calidad de primer teniente de alcalde—ha irritado a toda la oposición, salvo al grupo municipal del PP. Pero ha causado, especialmente, un gran malestar en los grupos independentistas, Junts per Catalunya y ERC. Los dos partidos, con los que podría llegar a acuerdos el PSC, --Collboni quiere alargar al máximo el tiempo de reflexión antes de elegir un posible socio--- afearon el encuentro del alcalde con el Rey, con la idea de que ha puesto a Barcelona “de rodillas” frente a la monarquía.
Jaume Collboni debe resolver una disyuntiva en las próximas semanas. Si llega a un pacto con los comunes, esa suma no será suficiente, y necesitará a ERC para alcanzar la mayoría absoluta de 21 concejales. Y, en ese caso, no podría contar para nada con JxCat. Si lo hace con el partido de Trias, deberá olvidarse de los comunes, aunque éstos apoyen a los socialistas en el Congreso, a través de Sumar. Sin embargo, el alcalde socialista quiere seguir un rumbo propio.
Las reacciones no se hicieron esperar. La portavoz de ERC, Elisenda Alamany, consideró que se había roto una actitud de la ciudad respetada en los últimos 17 años, lamentando que se hubiera producido esa audiencia “17 años después de que ningún alcalde arrodillara Barcelona ante un rey”. Para Alamany, el alcalde Collboni no puede considerarse “un progresista” e insistió en que el Rey Felipe VI “no es bienvenido” en Barcelona.
APOYO DEL PP
La concejal de JxCat, Neus Munté, entendió que todo obedece a una operación para esconder otros temas: “Es una teatralización que permite que se hable de esto y no de cualquier otra cuestión que afecta a los vecinos”. A juicio de Munté, el Rey Felipe debería saber la “opinión de los barceloneses” sobre su discurso del 3 de octubre, cuando dio vía libre a que el Gobierno aplicara el artículo 155 de la Constitución para controlar el gobierno de la Generalitat.
El tercero en discordia, el portavoz de los comunes, también criticó el movimiento de Collboni. Para Jordi Martí, el alcalde ha vulnerado una de las principales características de la ciudad. “Barcelona ha sido mayoritariamente una ciudad republicana, siempre, y no se debería olvidar incluso cuando lo recibe el Rey Felipe”, en una clara alusión a Jaume Collboni.
El camino propio de Collboni, sin embargo, no podrá mantenerse a lo largo del tiempo. El alcalde socialista lo sabe. Pero quiere seguir su plan, el de marcar el mandato con sus políticas, para dejar claro a un posible socio lo que quiere hacer en Barcelona. Y quien le ha correspondido es el PP, que votó su investidura. El grupo municipal del PP, a través del concejal Juan Milián, ha valorado el gesto de su partido, porque hay un alcalde “libre de populismos y de separatismo”. Es, al mismo tiempo, un modo de presionar a Collboni para que intente gobernar en solitario con los cuatro concejales del PP. La audiencia con el Rey es “un acto de normalidad institucional en Barcelona”, señaló Milián.
En la audiencia con el Rey, el alcalde de Barcelona le obsequió con un ejemplar de la edición especial del cómic de Mortadelo y Filemón que se publicó con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona. La obra ha sido cedida para la ocasión por la viuda de Francisco Ibáñez, Remedios Solera.
¿Socios? Para más adelante. Pero, por ahora, lo que ha conseguido Collboni es marcar el mandato, con la irritación de los partidos independentistas, y también de los comunes.