Pedro Velázquez: “Nos preocupa mucho la banalización de la marihuana, es peligrosa para Barcelona"
El intendente mayor jefe de la Guardia Urbana de Barcelona señala que el cultivo de marihuana "se ha profesionalizado" y que no se puede considerar ya una droga blanda, con consecuencias para la seguridad ciudadana
16 diciembre, 2023 11:59La Guardia Urbana se siente más fuerte en Barcelona. Cuenta con más agentes y con la convicción de que el nuevo gobierno municipal de Jaume Collboni tiene las cosas claras en todo lo relativo a la seguridad de la ciudad. Los datos de hurtos y atracos pueden descender o aumentar, pero es la “percepción” de los ciudadanos lo que realmente marca las diferencias. Hay más atracos y robos, en las zonas más turísticas de Barcelona, y algunos son mucho más violentos. Pero también se ha incrementado esa conflictividad en paralelo al consumo y a la venta de droga. Es lo que señala Pedro Velázquez, intendente mayor jefe de la Guardia Urbana: “Nos preocupa mucho la banalización de la marihuana, es peligrosa para toda la ciudad de Barcelona”, sentencia.
Velázquez incide en un fenómeno que ha ido creciendo en paralelo a la proliferación de clubs cannábicos. El teniente de alcalde de seguridad, Albert Batlle, ha asegurado que “los cerraría todos”, al considerar que se han convertido en un nido de consumo y de tráfico de marihuana. Velázquez tiene claro que toda la ciudad se ha equivocado al pensar que la marihuana no era algo peligroso. “Se ha banalizado una droga que se ha calificado de blanda, pero que, en los últimos años, con determinadas sustancias que se han añadido, representa un peligro, y que ha dado pie a un cultivo profesional”, asegura, en una entrevista en el programa Converses, de la Cadena Cope, con la participación de Metrópoli.
“Hemos detectado un repunte en el consumo de drogas, no visible antes, y nos preocupa la banalización de la marihuana, que ha evolucionado con determinadas sustancias químicas. Es una droga con mucho riesgo y que ha animado un cultivo profesional, y una organización, aunque todavía precaria”, indica el jefe de la Guardia Urbana, que incide en la reacción que se ha puesto en marcha, con “una presión por parte de todos, de los Mossos d’Esquadra, con actuaciones en narco pisos”.
La droga explica una buena parte de la conflictividad en determinados puntos de la ciudad como Ciutat Vella. Velázquez entiende que no se ha tenido en cuenta lo que podía provocar ese relajamiento social sobre una droga como la marihuana. El problema se extiende por todo el territorio catalán, con un cultivo masivo en algunas zonas, en naves abandonadas o, incluso, en pisos acondicionados para ello.
El jefe de la Guardia Urbana admite que los problemas de inseguridad se mantienen, aunque concentrados en el centro de la ciudad, por la mayor presencia de turistas. Aunque los datos puedan haber mejorado, lo que cuenta es la “percepción de inseguridad”, según Velázquez, que sólo se puede resolver con una idea que repite el responsable de la Guardia Urbana: “El reto policial que tenemos hace referencia a la inteligencia policial, es decir, la elección del lugar y del momento adecuados para tener una presencia en la calle, para proyectar una sensación en el ciudadano de que está acompañado. Otra cosa es inviable, porque no podemos tener una presencia masiva en todos los sitios, que podría generar, de hecho, una imagen no siempre de seguridad, más bien de inseguridad”.
La presencia de agentes de la Guardia Urbana, en todo caso, ha aumentado. La presión política del PSC, en su negociación con ERC de los presupuestos de la Generalitat, con la exigencia de que los Mossos d’Esquadra incrementaran sus efectivos en la capital catalana ha surtido efecto. Velázquez señala que la coordinación con los Mossos es “excelente” y que percibe un vuelco en la situación. En cuanto a los agentes de la Guardia Urbana el aumento también ha sido significativo. “Tenemos ahora 3.403 agentes, desde los 2.900 con los que contábamos hace un año. El objetivo es disponer de 3.500, que sería una cifra razonable y estamos ahora en ese camino”, asegura. Una de las operaciones realizadas de forma conjunta ha sido el desalojo de los espacios okupados en la Bonanova. “Se puede decir que hay satisfacción en cómo se realizó, porque lo importante fue el desalojo, pero también el antes y el después, el de prepararlo todo. Se pudo comprobar la normalidad en todo momento”.
En el fondo del asunto está la posición política del Ayuntamiento. Velázquez insiste en una cuestión, y es que el agente de policía, del cuerpo que sea, en caso de duda no actúa. Es decir, que los cuerpos policiales necesitan estar respaldados, necesitan saber en qué dirección deben actuar. “La policía debe rendir cuentas, y un policía con dudas no actúa”, sentencia el jefe de la Guardia Urbana.
EL PELIGRO DE LOS PATINETES
Muchos de los problemas que los vecinos denuncian, al entender que reina la inseguridad en determinados barrios, responden a los ruidos que se producen a altas horas de la noche, producto del “alcohol”. Pedro Velázquez señala que el ruido “genera mucha inseguridad”, al margen de que el problema tenga una mayor envergadura o no. Lo que sucede es que los alborotos, con el alcohol de por medio, deriva en agresiones, que son más violentas que en el pasado, con la presencia de armas blancas. Sólo de forma preventiva, porque los agentes las detectan, “se han decomisado en los últimos meses hasta 1.800 armas blancas”.
La otra gran responsabilidad de la Guardia Urbana guarda relación con el tráfico. Velázquez señala que la situación se ha complicado con la pacificación de calles como Consell de Cent, porque la cuestión es que los coches no se han evaporado, o no se han reducido como se podía esperar. En Barcelona entran y salen, procedentes de toda el área metropolitana, hasta 900.000 vehículos al día. Con obras en Via Laietana, en las Ramblas o en otros puntos de la ciudad, el tráfico se ha complicado. Velázquez da fe un hecho concreto: “Sí, la calle València es una de las más afectadas por la pacificación de Consell de Cent”.
Pero el problema se centra también en los patinetes y bicicletas que circulan por la ciudad. En los últimos meses se han presentado hasta 1.200 denuncias de patinetes. Para Velázquez la regulación debe ser obligada, con la exigencia de seguros y de matrículas. “No puede ser que no puedan ser identificados cuando vemos que los patinetes actúan como si fueran vehículo y transeúnte a la vez, pasando por todos los lados, por las vías y por las aceras”. Las quejas vecinales son continuas. “Se podría decir que por demanda popular hay que actúar sobre bicicletas y patinetes”, señala.