El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha celebrado este domingo la finalización de la transformación de la calle Pi i Margall en un gran “eje cívico pensado y concebido” para los peatones. El proyecto ha permitido remodelar 25.000 metros cuadrados y multiplicar por diez las zonas verdes.
Collboni ha destacado que se trata de una zona que prioriza a transeúntes y al transporte público, aunque también se puede “acceder en coche privado, sobre todo a las fincas” y a los aparcamientos de la zona.
PUNTO DE ENCUENTRO
Collboni ha asistido a la fiesta de inauguración, que ha contado con actuaciones musicales, una chocolatada y actividades infantiles, junto a la teniente de alcaldía y concejal, Laia Bonet.
En ella ha reivindicado la transformación como un regalo que debe favorecer el comercio de proximidad, añadiendo que desde el Ayuntamiento de Barcelona esperan que sea “un gran punto de encuentro” entre los distritos de Gràcia y Horta-Guinardó. También ha llamado al civismo, a mantener estos espacios públicos limpios y a respetar la convivencia, recordando la inversión económica que ha supuesto, 13,6 millones de euros.
INVERSIÓN DE 13,6 MILLONES
Las obras responden a la voluntad de “limitar lo que parecían grandes autopistas dentro de la ciudad” con paseos hechos a escala humana, y ha reafirmado el compromiso del Ayuntamiento de seguir trabajando hacia este objetivo en los próximos años. La transformación ha permitido crear cuatro plazas nuevas y colocar nuevo mobiliario urbano –42 bancos y 121 sillas– y alumbrado a lo largo de la vía, que tendrá la velocidad limitada a los 30 kilómetros por hora.
La transformación ha incluido un carril de servicios en las dos aceras que permite situar zonas de carga y descarga, así como contenedores, aparcamientos de bicicletas y otros servicios de forma repartida a lo largo de toda la vía, y las paradas de autobús se han reubicado y se mantienen todas.