Barcelona como referencia, como el polo de atracción para profesionales del sector público y privado que deseen implementar proyectos de gestión. El gobierno municipal que dirige el alcalde Jaume Collboni quiere ofrecer un salto de calidad al margen del pacto que pueda alcanzar con otra fuerza política en las próximas semanas o meses. Collboni ha situado en el centro de todo ese organigrama al gerente municipal, Albert Dalmau, y éste ha buscado cómo reforzar esa administración local, que es un motor para la ciudad y también para toda el área metropolitana.

¿De qué manera? Los socialistas quieren volver sobre sus pasos, sobre una administración que controlaron antes de ceder la alcaldía en 2011, cuando Jordi Hereu pasó el testigo a Xavier Trias. Aunque el PSC ha formado parte de los gobiernos municipales desde 2015, con Ada Colau como alcaldesa, al frente de los comunes, no ha podido idear un organigrama propio hasta la alcaldía de Collboni. La intención es agilizar esa máquina local, suprimiendo o fusionando áreas.

Una de las que se ha querido unificar es la de Vivienda y Urbanismo. Si se desea construir más vivienda pública, el urbanismo debe incidir en ese objetivo, se considera. El Ayuntamiento ha recibido críticas por esa falta de cintura. El que fuera presidente de la sociedad municipal 22@, el ingeniero y economista Miquel Barceló, ha señalado en una entrevista en Metrópoli que el urbanismo municipal “va a paso de tortuga”, mientras que la economía y la tecnología van a “velocidad de la luz”. Se trata, por tanto, de acompasar las necesidades de la urbe con los procesos garantistas que se quieren mantener de la administración local.

El primer teniente de alcaldía Jaume Collboni junto a la teniente de alcaldía de Transición Digital Laia Bonet / EFE

Otra decisión municipal es la de unificar Economía con Promoción Económica. Todo debe estar enfocado a la atracción de inversiones, a partir de la potencialidad y de las características de la ciudad. En ese campo, Collboni ya situó al concejal Jordi Valls, con esa doble misión: controlar las finanzas, con la idea de que llega una fase de “mayor contención”, mientras que se buscan oportunidades externas e internas.

Dalmau, en todo caso, es el eje de esa máquina municipal, con siete gerencias, de las que cuatro tienen nuevos responsables. Se trata de Joan Cambronero, Xavier Patón, Marta Clari y Sara Jaurrieta.

PERFILES PROFESIONALES

De forma paralela, el equipo de Collboni ha buscado perfiles profesionales, más allá de la órbita socialista. Es el caso de Maria Buhigas y Glòria Viladrich, para el área de Urbanismo y Vivienda. Buhigas fue concejal independiente de Esquerra Republicana en el mandato anterior, aunque se marchó al cumplir un año para seguir su carrera profesional. En el caso de que los republicanos hubieran obtenido la alcaldía –la logró Ada Colau tras un pacto con Manuel Valls, aunque ganó las elecciones Ernest Maragall—hubiera sido la profesional llamada a dirigir, precisamente, el área de urbanismo. Junto a esos nombres hay que añadir el de Oriol Altisench, como Ingeniero Jefe; Oriol Martí, en el ICUB; Elena Molina, en el Institut Municipal de Hacienda; Lorenzo Di Prieto, al frente de Barcelona Activa, --sustituyendo a Fèlix Ortega, actual gerente de Ciutat Vella—o Álex Montes, como responsable de Foment de Ciutat.

Con la voluntad de proyectar perfiles profesionales, y con la idea de que la administración local pueda interesar a técnicos muy variados, el Ayuntamiento ha incorporado a Emili Rubio para el Instituto Municipal de Informática. Rubio procede de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

El teniente de alcalde de Economía del Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Valls, en la Cámara de Comercio MA

Los cambios, en los objetivos y en la estructura interna, obedecen a la voluntad del equipo del alcalde, como apuntan fuentes socialistas, de trazar un horizonte a medio y largo plazo. Y ello se sitúa al margen del posible acuerdo de gobernabilidad con los comunes, JxCat o con ERC. Lo que ha hecho el gerente Albert Dalmau es fijar hasta diez ámbitos estratégicos, como el Plan Endreça, la descarbonización, con un paquete de medidas para abordar el cambio climático; la vivienda –prioritario—los cambios urbanísticos y la proyección de Barcelona como marca global.

Todo ello sin olvidar las directrices que marcó el teniente de alcalde de Economía, Jordi Valls, en la presentación de los presupuestos, que no fueron secundados por los posibles socios de gobierno. Valls insistió en que se inicia una senda de “contención”, de consolidación de las finanzas municipales. El equipo de gobierno de Jaume Collboni se ha encontrado con algunas partidas que se desbordaron en el último mandato. Y se trata ahora de reconducirlas. Por eso, aunque no se admite desde el equipo de gobierno, la no aprobación de las cuentas del Ayuntamiento –que se prevé que se puedan sacar adelante a partir de la primavera—puede suponer un cierto respiro. Son recursos que se contienen. El primer trimestre del año será, por tanto, un periodo de “contención”, siguiendo la terminología que utilizó Valls.

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