El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, repite sin solución de continuidad una expresión: “paso a paso”. Y, con una enorme cautela, ha llegado a la posición que deseaba. Collboni ha logrado el voto favorable de Esquerra Republicana a los presupuestos de Barcelona, con un pacto cerrado, y los comunes han dejado claro que permitirán su tramitación, con un voto positivo o con una abstención. Esas voluntades se expresarán este martes en la comisión de Economía del consistorio. Collboni encarrila, por tanto, su mandato, sin atarse por ahora a ningún pacto de gobierno. Las conversaciones con los republicanos han avanzado mucho, pero desean, en todo caso, analizarlo todo con lupa a la espera de lo que suceda en el Parlament de Catalunya y piden tiempo.
Ese paso a paso de Collboni se traduce ahora en sacar adelante las cuentas de Barcelona, para poder disponer de 777 millones de euros en inversiones que la ciudad “no puede perder”. Pero el voto final llegará el 22 de marzo, en un pleno del Ayuntamiento. El PSC, con diez concejales, se asegura los cinco ediles de Esquerra. No tiene, sin embargo, los nueve concejales de los comunes, que desean aprovechar todo ese lapso, hasta el pleno de marzo, para convencer a los socialistas de que deben poder formar parte del gobierno municipal. Y ese es el punto al que quería llegar Collboni. Si en el pleno del 22 de marzo no salen los números, --con un posible voto en contra de comunes, de JxCat y del PP y de Vox—en el último instante el alcalde podría optar por una moción de confianza con la garantía de que no habría ninguna alternativa a su figura, gracias a ese apoyo ya cerrado con los republicanos.
El paso a paso se ha conformado como una tela de araña, con la necesidad, por parte de Collboni, de no llegar a ningún acuerdo de gobierno por ahora, debido a la coyuntura política: la Ley de Amnistía en el Congreso, las negociaciones del PSC en el Parlament con el Govern del republicano Pere Aragonès, o la situación de Ada Colau al frente de los comunes. Todos esos factores juegan en el tablero de Barcelona, aunque se insista en que “no se deben juntar las distintas carpetas”.
El acercamiento sí se ha producido con Esquerra, que dispone de cinco concejales. Los republicanos comenzaron a ser una opción real en el momento en el que Ernest Maragall dejó el consistorio, y el grupo municipal de ERC consideró que debía ser más visible en Barcelona y que eso se podía conseguir con un acuerdo de gobierno con Jaume Collboni, todavía no cerrado. El PSC busca otra pata, la de los comunes, pero sin que participen en el gobierno municipal, algo que el grupo de Ada Colau no está dispuesto a aceptar.
Sin embargo, el dilema está claro: si se tramitan los presupuestos –a partir de la comisión de Economía de este martes—y el PSC llega al pleno del 22 de marzo con quince concejales, ¿los comunes votarán en contra de las cuentas del consistorio, con 777 millones de euros en inversiones, con un presupuesto que suma 3.807 millones –un 5,9% más que el pasado año—al lado de JxCat, PP y Vox?
La decisión final de los comunes
Collboni apostó, desde el primer momento, por “un pacto progresista” en Barcelona, aunque se acercó a JxCat para sacar adelante medidas concretas como la nueva tasa para las terrazas. Se ha acercado también a la formación de Xavier Trias para superar el corsé de la limitación de nuevos hoteles en el centro de la ciudad, aunque ha avalado, junto con los comunes, una mayor restricción a los pisos turísticos. Y se ha encontrado por el camino con Esquerra Republicana. Pero, aunque ahora JxCat ya critica la llegada de “un nuevo tripartito”, el PSC no desea incorporar a los comunes al gobierno municipal, en gran medida porque la figura de Ada Colau se considera incompatible dentro del ejecutivo local, después de haber sido alcaldesa. La voluntad de Colau de permanecer como concejal complica mucho ese acercamiento con los comunes.
Pero el “paso a paso” de Collboni tenía como objetivo central sacar adelante unos nuevos presupuestos, con obras en marcha como la remodelación de las Ramblas, la estación de la Sagrera, la construcción de pisos en La Marina del Prat Vermell en la Zona Franca, el nuevo Port Vell o la Ley de Barrios, con una dotación de 33 millones de euros. Esas nuevas cuentas, por lo menos, se comenzarán a tramitar desde este martes, con el horizonte del pleno del 22 de marzo para su aprobación final.
En ese lapso, el PSC cree que se despejarán muchas incógnitas: la Ley de Amnístia, la situación de los comunes y su relación con Ada Colau, y también los presupuestos de la Generalitat, con esa negociación en marcha entre el PSC, que lidera Salvador Illa, y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès.