El control de las zonas de ocio nocturno sigue siendo uno de los principales dolores de cabeza del Ayuntamiento de Barcelona. Los ruidos, actitudes de incivismo y problemas de inseguridad han sido una constante en determinadas zonas de la ciudad, especialmente los fines de semana, cuando multitud de grupos de jóvenes se concentran en calles y plazas y molestan a los vecinos, protagonizando altercados y situaciones de tensión debido, en buena medida, a la práctica del botellón en cualquier rincón de la ciudad.
Los responsables municipales se han caracterizado por intentar sortear los conflictos mediante la negociación y la intermediación. Por ello, la pasada semana, adjudicó el contrato del servicio de mediación en las zonas de ocio nocturno a la empresa Portacabot, especialista en intermediar en conflictos sociales provocados por los desmanes en las zonas de ocio. Los responsables municipales son muy claros: “Este servicio está dimensionado para poder atender las demandas de la ciudadanía con el objeto de poder dar respuesta, desde la gestión alternativa al conflicto y las diferentes herramientas que la componen, a situaciones donde hay un conflicto en espacios públicos vinculado al ocio nocturno, con el fin de restaurar la convivencia”.
Estrategias de mediación
En las cláusulas del contrato se especifica que el Ayuntamiento “hace una apuesta clara para trabajar con las estrategias de mediación, entendidas como estrategias alternativas al conflicto desde diferentes aproximaciones y modelos de intervención y como una herramienta clave para el fomento de la convivencia y la cohesión social”. No hay que olvidar que algunos de los conflictos generados por los botellones en la vía pública provocan situaciones que “pueden convertirse en situaciones de riesgo para la seguridad y la convivencia de la ciudad”.
Las prescripciones del contrato no esconden la cruda realidad, “En la ciudad, aparecen concentraciones de personas en los espacios públicos para consumir bebidas alcohólicas, escuchar música y socializar con los otros especialmente durante las noches de los fines de semana, haciendo un uso intensivo de la vía pública. A estas concentraciones se las llama botellones. Es bien conocido que estas concentraciones no son nuevas y, según los análisis recogidos desde diferentes disciplinas, indican que esta realidad se está manteniendo y se mantendrá en el futuro. Estos fenómenos están vinculados al espacio público y se presentan en diferentes formatos: espacios abiertos de macrobotellón, espacios en fiestas mayores y espacios vinculados a zonas de ocio nocturno con proximidad o no a locales de pública concurrencia”.
Encaje de bolillos
Los munícipes se encuentran con un problema: han de hacer encajar el derecho al descanso de los vecinos con la realidad de los jóvenes en su tiempo de ocio. Ello provoca “una diversidad de necesidades, perspectiva y prioridades muy diferentes y donde pueden aparecer situaciones de tensión y conflictos sociales y vecinales”. Una de las vías para abordar el problema es el uso de la fuerza policial, lo que podría ser peor que la propia existencia de los botellones, porque podría dar lugar a batallas campales en las calles de Barcelona.
La otra vía es “la gestión alternativa a los conflictos y, especialmente, la herramienta de la mediación, que puede suponer un nuevo enfoque ante situaciones de conflicto a las que se puede ofrecer una respuesta de manera satisfactoria para todos”. Desde 2020, se comenzó a promover un servicio de mediación y gestión alternativa en determinadas zonas de ocio nocturno y la valoración ha sido, según los responsables municipales, muy buena.
Cómo prevenir conflictos
Ahora se trata de incidir en esta vía. Portacabot debe prevenir y gestionar los conflictos de baja y media intensidad que puedan surgir durante la noche con motivo de los botellones o de las fiestas populares. En esa mediación, han de implicar a todas las partes para que asuman responsabilidades. El establecimiento de vías de diálogo que eviten la escalada de los conflictos deberá estar enfocado a medio y largo plazo. Otro de sus cometidos es “potenciar comportamientos de civismo entre los usuarios del ocio nocturno con la finalidad de evitar conductas o comportamientos que alteren la buena convivencia de la ciudad o destrocen el mobiliario urbano”.
En otras palabras, se quiere minimizar esas conductas incívicas derivadas de los botellones, las micciones, la rotura de botellas, vasos o recipientes, la rotura de mobiliario urbano, los gritos, altercados, los escandalosos ruidos de los reproductores de música o la suciedad generada. Si esos condicionantes bajan o se minimizan, las quejas vecinales tenderán también a bajar y los ciudadanos que descansan saldrán beneficiados. También se ha de realizar un mapa de las zonas poco seguras por falta de elementos estructurales que predisponen a las personas a situaciones de riesgo, identificar posibles situaciones de riesgo para evitar que los jóvenes que tengan sus facultades anuladas (y que, por tanto, están en una singular situación de vulnerabilidad) puedan ser objeto de abusos sexuales o de robos por parte de desaprensivos. Otra de las vertientes de la mediación es generar alianzas de cooperación con los locales de ocio nocturno para que todas las partes sean corresponsables de lo que pase.
Un mediador experimentado
No es el primer contrato que Portacabot tiene sobre este tema (en concreto, se la requirió para mediar en el conflicto de los botellones de Poblenou), pero en esta licitación compitió contra otras tres empresas. Al final, se llevó la licitación, que le supondrá casi 600.000 euros los próximos 4 años (el contrato inicial, por 22 meses, se eleva a 393.588 euros, que podrán ser prorrogados por un año más).
La empresa está dirigida por Sergio Fernández Porta, un empresario especialista en intermediaciones que ha trabajado en zonas conflictivas en la Costa Brava y que ha recibido galardones por su gestión. Con esta contratación, el área de Seguridad , Prevenció y Convivencia del Ayuntamiento, que dirige el teniente de alcalde Albert Batlle, trata de preservar la convivencia y la cohesión social, intermediando entre los colectivos de jóvenes que suman a los botellones con las asociaciones vecinales, tratando de disminuir las conductas incívicas: el objetivo es trabajar para conocer las causas del conflicto y los factores que predisponen a la aparición de éste con el fin de realizar tanto una tarea preventiva como de actuación directa en situaciones de conflicto.