Gobernar Barcelona será, salvo sorpresa, cosa de tres. Jaume Collboni no ha dejado de dar pasos, en los últimos meses, dirigidos a la materialización de un tripartito de izquierdas en la capital catalana, en el que ERC ha tomado ventaja respecto a BComú para entrar en el Ejecutivo local.
Los republicanos decidirán este sábado, en su Congreso Nacional, qué rumbo tomará la formación, pero el posicionamiento respecto a su futuro en la capital catalana ya está definido. El partido dio total libertad a la Federación de Barcelona para decidir sobre la eventual entrada de ERC en el gobierno municipal, un movimiento aprobado por su líder, Eva Baró, e impulsado por Elisenda Alamany, presidenta del grupo municipal.
Precisamente, el tándem formado por Oriol Junqueras y Alamany, Militància Decidim, defiende la entrada al Ejecutivo barcelonés, y parte como favorito para hacerse con el control del partido.
Con este escenario, y a excepción de que una eventual victoria de las candidaturas de Nova Esquerra o Foc Nou dé un giro radical que vete la autoridad de ERC Barcelona, los republicanos han rebajado las discrepancias con el gobierno municipal para facilitar la aplicación de un tripartito en la ciudad.
Preacuerdo con ERC
Los republicanos parten con ventaja en una futura entrada al gobierno de la ciudad. Alamany trabajó junto a Jordi Coronas, portavoz del grupo municipal, para ejercer como catalizadores de un preacuerdo con el PSC, que las bases de ERC no llegaron a refrendar tras el congreso fallido del pasado mes de junio.
Collboni ofreció a los republicanos el área de Promoción Económica y Turismo, una proposición que se evidenció con la aprobación de las ordenanzas fiscales para el próximo año. El ejemplo más claro será el incremento del recargo municipal al impuesto turístico hasta los ocho euros, una medida que contó con el beneplácito socialista desde el momento de su propuesta.
El preacuerdo entre las partes abarcó más cuestiones. La transformación del Eje Besòs, la creación de una Oficina de la Lengua Catalana, la consecución de 1.000 nuevos pisos públicos anuales, la construcción de 11 nuevos CAPs en la ciudad y la pacificación de calles, fueron otras de las condiciones exigidas por ERC y asumidas por el PSC.
Concesiones a BComú
Para articular un futuro tripartito, facilitado con la salida de Ada Colau del consistorio, el gobierno municipal ha realizado diversas concesiones a BComú, formación que en todo momento ha abogado por un pacto de gobierno entre los tres partidos.
Los tributos han vuelto a ser el máximo exponente de este entendimiento. La subida del IBI a los hoteles de lujo y el incremento del coste de la entrada al Park Güell, este último hasta los 18 euros, fueron cuestiones que lograron satisfacer al grupo liderado, ahora, por la edil Janet Sanz.
Voto conjunto
La aplicación del tripartito por parte del gobierno de Collboni se ha escenificado en el pleno ordinario de noviembre, donde PSC, BComú y ERC han unificado el sentido del voto en diferentes propuestas.
La más relevante ha sido la Ordenanza de circulación, aprobada definitivamente gracias al apoyo de las formaciones de Alamany y Sanz. Las tres formaciones también se han alineado para tumbar la propuesta en la que el PP ha reclamado que se vuelva a instalar el belén tradicional en la plaza de Sant Jaume.
Estos grupos municipales también han coincidido en el rechazo a una mayor dotación de recursos a la escuela concertada, así como en la apuesta por impulsar la rehabilitación de vivienda en los barrios más vulnerables de Barcelona.
Formalización 'sine die'
Aunque el gobierno de Collboni se haya apoyado en ERC y BComú para sacar adelante sus propuestas, el PSC no tiene prisa para la ampliación de su Ejecutivo, manteniendo su estrategia de contención en Barcelona.
El congreso de ERC y las negociaciones con BComú marcarán los tiempos de este eventual pacto que, de formalizarse, allanará el mandato de Collboni con una mayoría en el consistorio.