Barcelona excluye a cuatro empresas del millonario concurso de limpieza y recogida de residuos
El Ayuntamiento resuelve adjudicaciones por más de 84 millones de euros para mantener limpias todas sus dependencias hasta finales del 2028
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¿El 1 de enero es festivo? Depende de para qué. El primer día del año 2025 comenzó ajetreado para el Ayuntamiento de Barcelona: en la sede de la casa consistorial se firmaba el multimillonario contrato de limpieza y recogida selectiva de residuos de los edificios y locales públicos de la ciudad, que servirá para que las calles estén limpias durante los próximos 4 años, hasta finales de 2028. Allí estaban el tercer teniente de alcalde, Albert Batlle, y la delegada por el secretario general del consistorio, Maribel Fernández, para representar a la Administración local en la firma del convenio.
Se tuvo que hacer deprisa y corriendo la formalización de los contratos porque éstos debían entrar en vigor ese mismo día. Y no son poca cosa: ascienden a más de 84 millones de euros. El oneroso concurso puede prorrogarse por sólo un año, lo que representaría un plus de unos 12,5 millones más. O sea, casi 100 millones para que los edificios municipales reluzcan como una patena y para la recogida selectiva de los residuos en las instalaciones.
Denuncia ante la ACCO
Hubo problemas. De ahí que se retrasase tanto la firma de los documentos. El tema es complejo. Tanto, que el concurso se dividió en 10 lotes: uno por cada uno de los distritos, lo que racionaliza la concesión y elimina problemas. Pero el tema se retrasó porque los técnicos municipales notaron algo extraño en las ofertas de las empresas: se olieron que varias empresas habían presentado ofertas similares que podían alterar los precios del mercado, por lo que pusieron el tema en manos de la Agencia Catalana de la Competencia (ACCO) al apreciar “indicios de actuaciones colusorias”.
Este organismo de la Generalitat determinó que la concurrencia de diversas empresas de un mismo grupo a una misma licitación no es motivo suficiente para excluirlas del derecho a participar”, según su informe. Pero añade que “si dos o más empresas, que formalmente concurren por separado a una licitación pública lo hacen en realidad coordinadamente, esta manera de actuar, además de ser un fraude de ley, vulnera los principios de libre competencia, de igualdad entre licitadores, de transparencia, de proposición única y de secreto de proposiciones”.
En manos de los técnicos
En el caso del gran concurso de Barcelona, no apreciaba, “en principio, indicios fundados de conductas colusorias en el procedimiento en tramitación”, pero dejaba en manos del Ayuntamiento el tomar una decisión teniendo en cuenta los motivos aducidos anteriormente y la jurisprudencia y práctica administrativa de los tribunales de contratación pública al evaluar si los indicios que hay vulneran la ley de contratos públicos.
Finalmente, el consistorio excluyó a las cuatro firmas del concurso público por entender que habían actuado con mala fe y con ánimo de distorsionar los resultados del concurso.
Una vez solucionado el tema, pudo llevarse a cabo el cierre del concurso con la adjudicación y, a la postre, la formalización de los contratos justo el día en que debían entrar en vigor. En los trabajos adjudicados se incluye el Palauet Albéniz, donde el alcalde recibe visitas oficiales y donde se celebran determinadas ceremonias municipales, sí como las plantas 8 y 9 del edificio Novíssim, en la plaza Sant Miquel.
Pero también se incluye la limpieza diaria de los espacios “de la alcaldía, las salas y los salones nobles, así como la parte monumental de la mayordomía, protocolo y gabinete de la alcaldía”.
Los edificios afectados
Se añade a esos espacios la limpieza mensual de las cocinas, comedores y offices de los edificios de los distritos. No obstante, quedan excluidas las zonas de comedores colectivos, cafeterías, cantinas y similares que tienen algunas dependencias y cuya actividad está externalizada por las correspondientes adjudicaciones de gestión.
La limpieza y recogida de basura, por lo demás, afecta a todos los edificios y locales municipales adscritos a las gerencias, a los distritos municipales y al Institut Municipal de Parcs i Jardins. En este contrato se incluyen los casals de ancianos, los centros culturales, los locales de entidades y asociaciones, las bibliotecas, los casales infantiles, las ludotecas, las pistas deportivas, las piscinas, el Hivernacle, huertos urbanos, mercados, centros logísticos o los almacenes municipales, entre otros.
Las empresas contratadas han de tener disponibilidad de 24 horas durante los 365 días del año para, incluso en caso de emergencia, mantener las instalaciones en perfecto estado de salubridad.
Las empresas beneficiadas
La empresa más beneficiada es OHL Servicios Ingesan, que se llevó tres distritos (Ciutat Vella y Gerencia de Servicios Generales, Sarrià-Sant Gervasi y Sant Andreu) que suman casi 35 millones de euros, seguida de Multiserveis Ndavant, con otros tres distritos (Sants-Montjuïc, Les Corts y Sant Martí) por casi 25 millones. Los demás distritos fueron adjudicados a diferentes compañías.
El contrato más caro es el de Ciutat Vella y la Gerencia de Servicios Generales, que asciende a más de 14,9 millones de euros. Le siguen el de Sarrià-Sant Gervasi, que llega a los 12,4 millones y luego está el del distrito de Gràcia, que juntamente con el Institut Municipal de Parcs i Jardins y la Gerencia de Movilidad llega a algo más de 11 millones de euros.
Este contrato fue adjudicado a la firma Limp Tres. A continuación, se sitúa el de Les Corts, que engloba también la Gerencia de Derechos Sociales, con más de 10,2 millones de euros. Después se sitúan el de Sant Martí (8,45 millones), Sant Andreu (7,47 millones).
El más barato es el de Horta-Guinardó, que fue adjudicado a la firma La Bruixa Neteges Generals i Manteniments por 4,14 millones. Ninguno de los contratos puede prorrogarse más allá de 12 meses una vez hayan cumplido los cuatro años de vigencia. Y eso si el Ayuntamiento no decreta la rescisión del contrato antes de su finalización por poca diligencia en el cumplimiento de los compromisos, lo que no suele ocurrir casi nunca.