La Semana Santa es tiempo de penitencia, de procesiones y de cruces a la espalda para los más devotos. Pero en el distrito de Les Corts, hay vecinos que viven su propio Vía Crucis en contra de su voluntad. El Arzobispado de Barcelona ha cedido unos terrenos de su propiedad a una empresa para construir otro hotel en la ciudad. A cambio, cobrará un canon durante los 50 años que durará el traspaso. Un proyecto que aunque cuenta con la licencia otorgada por el ex gobierno de Xavier Trias, no cuenta con la bendición del barrio.
El recinto en cuestión se sitúa en la isla de la calle Joan Galileu y Remei, el cual pertenece a la Fundació Sant Josep Oriol. Aquí se levanta la residencia sacerdotal, pero también hay un segundo edificio y un jardín con árboles protegidos, terrenos cedidos a la empresa privada. La diócesis alegaba que quería ampliar sus instalaciones privadas aumentando el número de habitaciones y permitir la construcción de una residencia para investigadores. Pero los vecinos sostienen que en realidad, se albergará un hotel que comportará graves perjuicios para el barrio
La movilización vecinal se apuntó su primera victoria cuando la promotora se vio un obligada a cambiar los planos e introducir algunos retoques. En él, se modificaba la ampliación de las habitaciones y se reducía levemente la altura del futuro hotel. Un edificio que según el Arzobispado tendrá cuatro plantas, pero los vecinos las elevan a seis plantas contando ático y sobreático. En definitiva, una construcción que rompería el concepto urbanístico de barrio.
Pero no es el único inconveniente que señalan los vecinos. A su juicio, el futuro hotel comportará problemas ecológicos ya que está previsto que se edifique en un jardín con árboles protegidos que acabarían desapareciendo y con ellos, un pulmón verde del barrio. Asimismo, apuntan a los problemas de movilidad que sufrirá la zona en cuanto empiecen a llegar los clientes.
MOVILIZACIÓN VECINAL
Los vecinos han salido a la calle en reiteradas ocasiones para mostrar su rechazo a la futura construcción ahora paralizada. También acuden a las audiencias públicas, a los plenos y a los consejos de barrio que se celebran en la sede del distrito para expresar su malestar. Sobre la respuesta del Ayuntamiento, fuentes de la plataforma aseguran que “el gobierno municipal siempre ha dialogado y nos ha recibido, pero tiene una postura equidistante alegando que la licencia se dio durante el gobierno anterior”. A ello se suma la falta de diálogo con el Arzobispado, quien alega que está en su derecho de hacer las obras.
Por ello, la plataforma de vecinos afectados, que cuenta con el apoyo de la FAVB y la Coordinadora de Les Corts entre otras, decidirá en los próximos días si organizará una consulta vecinal sobre el conflicto, aun sin el apoyo del consistorio. Además, valoran la posibilidad de interponer un contencioso administrativo. En definitiva, un Vía Crucis que para estos vecinos de Les Corts no acabará, ni mucho menos, con el fin de la Semana Santa.