La residencia de ancianos que quiere construir el Arzobispado de Barcelona en el barrio de Les Corts, entre las calles Joan Güell, Galileu y Remei, arrasará con el edificio y los jardines protegidos por Patrimonio que actualmente existen en esa ubicación. El pasado mes de diciembre, la Iglesia recibió la primera luz verde para construir su residencia, pero un detallado informe arquitectónico revela que conculca todas las normativas de preservación del patrimonio y denuncia que ya se han producido serios y cuantiosos daños en el edificio histórico existente.
Esa es la conclusión del informe realizado por el arquitecto Josep Maria Guillumet, con fecha de 23 de enero, al que ha tenido acceso Metrópoli Abierta. Los terrenos donde se ha de situar la residencia pertenecen a la Fundación Sant Josep Oriol, propiedad del Arzobispado. En Les Corts, la Fundación tiene dos parcelas contiguas en las que existen una residencia de sacerdotes y un antiguo seminario.
Las parcelas, no obstante, parecen estar malditas. El informe de Guillumet explica que el 25 de julio de 2014, la Iglesia obtuvo una licencia de obras para la ampliación de la residencia sacerdotal y pidió un plan especial urbanístico e integral y de mejora urbana, que se aprobó el 19 de noviembre de ese año. En junio de 2015, comenzaron las obras, que fueron paralizadas por el Ayuntamiento al comprobar que había incumplimiento de normativas. El 29 de marzo de 2016, el Ayuntamiento concedió licencia de obras mayores. Más adelante, se pidió una modificación del plan especial para hacer la residencia geriátrica con una ligera modificación de los parámetros, que fue aprobada el 5 de diciembre de 2018 por la Comisión de Govern del Ayuntamiento.
DAÑOS EN EL EDIFICIO
Según los vecinos, toda la tramitación y cambio de planes se hizo de espaldas a las asociaciones cívicas, aunque tanto el Ayuntamiento como el Arzobispado aseguran que siempre hubo diálogo con los vecinos. Sea como fuere, el arquitecto contratado por estos es categórico: las obras realizadas hasta ahora “han estropeado el edificio protegido”. Entre otras cosas, el Arzobispado ha derruido la cubierta y existe una total falta de conservación de los jardines, con tala de árboles incluida.
En su informe, Guillumet explica que “se aprecia la degradación tanto del edificio como de los jardines. En las fotos siguientes, se aprecian los derribos realizados en las fachadas del edificio, el derribo de la cubierta que hace que entre agua directa al edificio, con la consecuente degradación rápida de todos los elementos interiores y del conjunto estructural”. También detecta “una falta de conservación de las fachadas y de las cornisas y unos derribos importantes en la planta baja”.
“UNA AGRESIÓN IRREPARABLE”
El detalle del estudio llega al extremo de certificar que con la nueva residencia “se elimina un 60% de la superficie actual de los jardines de la parcela que dan a las calles”. Esos jardines, teóricamente, están protegidos y no se pueden tocar, sino que se han de conservar. También acusa a la Fundación de incumplir el plan especial de protección y conservación de patrimonio de Les Corts. A este respecto, el arquitecto afirma que “los objetivos de la modificación del plan especial no contemplan la protección del patrimonio de Can Capellanets -nombre dado al edificio protegido que era el antiguo seminario- y la conservación de los jardines”. Y zanja: “Las nuevas construcciones, por las excesivas alzadas, volúmenes, la ocupación de jardines a conservar, la situación de los edificios, una vez construidas, producirán una agresión irreparable del patrimonio que el plan especial obliga a proteger”.
A este respecto, recuerda que la ficha de Patrimonio obliga al mantenimiento integral de los volúmenes de los elementos protegidos y que, por tanto, “no se pueden alterar, ni deformar, ni cambiar sus proporciones, ni adicionar plantas encima del edificio, ni enganchar elementos accesorios en el edificio, ni tampoco ubicar edificaciones tocando al edificio que desvirtúen su tipología volumétrica”.
Por ello, Guillumet denuncia que “la altura de la edificación de la calle Galileu sobrepasa 3 plantas al edificio protegido. Es inadmisible, ya que es colindante a una distancia de 4,5 metros del edificio protegido”. Antes, la distancia era de 5,25 metros, lo que protegía un árbol del jardín, que ahora, con la modificación del plan, deberá ser talado.
DESOYENDO A LA SÍNDICA
La obra será de tal magnitud que el edificio histórico que actualmente existe en el solar quedará totalmente oculto por la nueva edificación. Y no sólo eso: “Se aumenta el volumen añadiendo una planta (sombrero) a Can Capellanets, desfigurando también la fachada, el volumen y el aspecto del edificio protegido”.
En las conclusiones, el arquitecto insiste sobre esas irregularidades y denuncia que “no conserva los jardines”. Asegura también que incumple las resoluciones de la Síndica de Greuges, que tras una queja de cuatro comunidades de vecinos dictaminó que el plan especial vulneraba la ley de protección de patrimonio precisamente porque afectaba a la conservación de los jardines. Y, por último, destaca que el plan del arzobispado “no contiene la más mínima justificación del hecho de que la cuarta y quinta plantas del nuevo edificio sean necesarias para la implantación y funcionamiento de la residencia. Para el correcto funcionamiento de una residencia es viable con una reducción de habitaciones, las correspondientes a la planta 5 e incluso a la planta 4”.
El Arzobispado, según una nota oficial emitida este lunes, justifica el nuevo edificio diciendo que servirá “para acoger a los sacerdotes jubilados ya atendidos en el edificio actual (cerca de un centenar), pero también para ofrecer al barrio 135 plazas geriátricas, que está muy necesitado de este tipo de servicio. El déficit de plazas geriátricas en Barcelona es, actualmente y según datos del propio Ayuntamiento, de 2.780 plazas, cerca de 700 de ellas en el distrito de Les Corts”.