Los representantes de las 6 secciones sindicales del metro de Barcelona se despertarán este lunes con un cometido muy diferente al que desempeñan el resto del año: controlar las seis líneas del suburbano, el medio de transporte público más utilizado en la ciudad, para que la huelga circule con éxito. Dirección y sindicatos se han sentado a negociar el convenio colectivo hasta en 68 ocasiones, pero el acuerdo sigue sin ver la luz al final del túnel. Meses de intentos frustrados que han desembocado en una huelga indefinida que se repetirá todos lunes a partir de este 24 de abril. Y siempre en hora punta.
El primer turno de la huelga empezará a las 07:00 y finalizará a las 09:00 horas; el segundo, irá desde las 16:00 hasta las 18:00 horas y el tercero y último, de 20:30 a 22:30 horas. La Generalitat de Catalunya ha decretado un 40% de servicios mínimos durante los paros de la mañana y de primera hora de la tarde, mientras que en el tercer tramo, el nocturno, circulará el 20% de los convoyes del suburbano barcelonés.
A los miembros de la sección sindical de UGT en el metro de Barcelona les tocará vigilar la L2 que conecta Paral·lel con la estación de Badalona-Pompeu Fabra en los tres turnos de huelga declarados. “Iremos a las estaciones bases desde donde salen los servicios y por donde entran y salen todos los trabajadores de esta línea. Desde ahí, comprobaremos que se cumplan los servicios mínimos y que no haya ningún problema”, explica a Metrópoli Abierta el portavoz del sindicato en el metro, Jordi Gómez. El resto de secciones sindicales harán lo propio en las otras cinco líneas del suburbano barcelonés.
Realmente, la huelga empezará este lunes a la 1 de la madrugada. Desde esa hora y hasta las 03:00, los empleados de la sección de vía -que entre otras funciones las revisan y las engrasan- serán los que den el pistoletazo de salida a una nueva jornada de paros. “Hay un submundo en el metro que va más allá de los vagones”, reivindica Gómez. Pero no será hasta las 07:00 cuando el ciudadano realmente note los efectos de la huelga.
DOS VISIONES DE UNA MISMA NEGOCIACIÓN
La convocatoria de huelga salió de unas urnas colocadas el pasado 3 de abril. Ese día, la plantilla acordó convocar los paros todos los lunes tras una jornada de votaciones en la que también se acordó congelar las negociaciones con la dirección.
El comité de empresa sacaba así músculo ante TMB. Considera que no se estaban teniendo en cuenta algunas de las principales reclamaciones de los trabajadores en la negociación colectiva de un convenio que abarcará el período 2016-2019 y que debe sustituir al prorrogado desde 2008. Compromisos que a su juicio faltan en la negociación, como el convertir a los trabajadores con contrato a tiempo parcial en personal a tiempo completo. Actualmente, el metro de Barcelona cuenta con una plantilla de 3.555 personas de los cuales, 274 trabajadores están fuera de convenio.
A ello se suman las críticas por los sueldos que la dirección ha cobrado en tiempos de crisis mientras se pasaba la tijera por las nóminas de los trabajadores. “La huelga la ha provocado la dirección intencionadamente, creen que estamos cansados para derrotarnos definitivamente. Por suerte se equivocan”, sentenciaba un comunicado de la sección sindical de CGT en el metro de Barcelona.
Tras el anuncio de la convocatoria de huelga, la dirección de TMB ya mostró su sorpresa ante la decisión. La concejal de Movilidad y presidenta de TMB, Mercedes Vidal, ha advertido que las afectaciones de los paros "serán graves" y recomienda "no coger el metro" así como planificar los desplazamientos con tiempo. En declaraciones a los medios, Vidal ha asegurado que “el convenio tan solo propone mejoras tanto en el ámbito salarial como en el de condiciones laborales. Los trabajadores tienen unas condiciones dignas y el convenio que se está negociando las mantiene y las amplía”. Por ello, Vidal cree que esta convocatoria “sin razón de ser”.
“GUERRA ABIERTA CONTRA LA DIRECCIÓN Y EL AYUNTAMIENTO”
Pero para el sindicato mayoritario, CGT, el pulso constata una “guerra abierta” contra la dirección y el ayuntamiento en la que han cambiado de estrategia. En esta ocasión, la plantilla del metro no ha convocado una huelga de días consecutivos como en anteriores ocasiones, haciéndola coincidir con momentos claves para la ciudad como el Mobile World Congress (MWC). Esta vez, los trabajadores han optado por realizar paros todos los lunes durante las horas punta.
”En una huelga de varios días seguidos, sobre todo si coincide con algún evento relevante como el MWC, la presión ejercida es muy alta pero nuestros directivos y políticos al mando solo deben aguantarla unos días”, sostienen desde CGT. Esta vez han preferido presionar una vez a la semana con el objetivo de dar más margen a la negociación para que no acabé de forma abrupta por la presión y, al mismo tiempo, reducir las penalizaciones salariales de los empleados por ir a la huelga. “Con este tipo de paros, el descuento mensual supone el equivalente a un día de huelga como máximo”, justifica CGT.
ALTERNATIVAS AL METRO
El próximo martes, ambas partes volverán a sentarse para retomar las negociaciones e intentar evitar un nuevo lunes de huelga en el metro. Paros que en definitiva, afectarán a los usuarios. Según TMB, en las horas puntas de la mañana se llegan a concentrar 215.000 entradas en la red de metro. En el turno de entre las 16:00 y las 18:00 horas, la demanda puede alcanzar los 170.000 usuarios habituales.
Los mismos que este lunes deberán buscar alternativas en la red de transporte público. Para ello, el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) reforzará el servicio de las líneas de bus metropolitano L12, L14 y L52 del Baixbus y B19, B20, B24 y B25 de Tusgsal. La alternativa será empezar la semana con mucha paciencia y con previsión para no tener que pasar más tiempo del necesario en el suburbano.