La nueva jornada de huelga en el metro de Barcelona vuelve a dejar escenas de enfado y resignación entre los usuarios del transporte público. Un clima de tensión que a veces lleva a que se apunte a los trabajadores como culpables de la situación. Ante este escenario, los empleados sindicalizados en CGT Catalunya han explicado los motivos de este paro a través de un vídeo acompañado de un comunicado en el que se quejan de la invisibizalicación del colectivo en el medios, donde “solo entrevistan a la patronal del Ayuntamiento o a algún tertuliano de estómago agradecido”.

Lo primero que los trabajadores denuncian es que llevan cuatro años de congelación salarial mientras que los directivos de TMB se subieron el sueldo en un 15%. En concreto, la plantilla de TMB apunta a que hay 579 directivos y muchos de ellos han sido “enchufados por los mismos políticos que los protegen”. En este aspecto, los empleados achacan que al menos 60 de estos directivos cobran más que la propia alcaldesa de Barcelona. Además, apuntan al Ayuntamiento por “incumplir la ley de transparencia” y "no querer que se publiquen los sueldos de los directivos".

En el vídeo, los trabajadores advierten de cual será su “próxima estación”: la precaricación. “Se regala la gestión de la T-Movilidad a La Caixa y nos cuesta 94 millones de euros, mientras se reduce el servicio de las estaciones al mínimo”, rematan. La situación conduce a una “privatización del personal”, reduciendo al mínimo aquel de TMB, y a 400 personas que actualmente ya tienen contratos “precarios”. Además, los trabajadores advierten de que no se le cambia el puesto de trabajo a las mujeres embarazadas aludiendo a que falta plantilla.

Por estas razones, los trabajadores piden el apoyo de la clase trabajadora en su lucha por un nuevo convenio colectivo para que TMB vuelva a ofrecer “un servicio público y de calidad”. El vídeo concluye apuntando directamente a dos “culpables en el fracaso de las negociaciones”: la concejal de Movilidad de Barcelona y presidenta de TMB, Mercedes Vidal, y el director de esta misma empresa, Marc Grau. A ojos de los empleados, ellos son los responsables de que tras 68 reuniones “aún no haya ninguna solución".

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