La constatación de que algunos vagones de los convoyes de Metro que circulan por la red metropolitana contienen amianto entre sus componentes ha encendido las luces de alarma entre la plantilla de la TMB. Aunque el amianto se ha detectado en la pintura usada en algunos componentes que no están al alcance de los pasajeros, los trabajadores de la empresa, sobre todo aquellos que desarrollan su actividad en los talleres, exigen que los vagones se retiren de circulación y se resuelva el problema adoptando las medidas de seguridad máximas.
De hecho, en una reunión de urgencia mantenida entre los representantes de los trabajadores y la dirección de la empresa, los primeros han transmitido a la dirección de TMB dicha exigencia. Sin embargo, los representantes de la empresa, según han confirmado a Metrópoli Abierta fuentes conocedoras del caso, han respondido que la existencia de amianto en las zonas en las que se ha detectado no supone ningún riesgo ni para los pasajeros ni para los trabajadores del Metro, por lo que han decidido que se mantendrán en circulación.
Para los trabajadores, esta decisión supone un tremendo error. Defienden que se deberían tomar idénticas medidas a las adoptadas por el Metro de Madrid, que ha retirado de circulación los vagones contaminados con amianto, vagones de las mismas series que los que se ha detectado amianto en el de Barcelona, que fueron detectados hace algún tiempo. Los vagones afectados en Barcelona corresponden, según fuentes consultadas, a las series 2.000, 3.000 y 4.000, y están en activo en las líneas 3 (verde) y 1 (roja).
NUEVOS ANÁLISIS
TMB ha decidido encargar nuevos análisis para comprobar el nivel real del riesgo a que pueden verse sometidos los trabajadores. Estos análisis deberían llevarse a cabo en las dos próximas semanas.
Mientras tanto, los vagones en los que se ha detectado amianto serán etiquetados para que cuando sean manipulados en los talleres los trabajadores puedan adoptar las medidas de seguridad necesarias para evitar contaminaciones. Según los primeros análisis, el amianto es uno de los componentes de la pintura bituminosa que se usó para pintar zonas del bastidor y de interior de caja, y mientras esa pintura no se degrade las fibras de amianto no se desprenden, se argumenta desde la empresa, por lo que mientras se mantengan los preceptivos controles, los riesgos estarán controlados.
Sin embargo, los trabajadores consideran que nadie les puede garantizar cuándo la pintura empezará a degradarse y a dejar escapar fibras de amianto, por lo que consideran que no es lógico que estén sometidos un riesgo tan grande.
CONTROLES MÉDICOS
Otra de las exigencias de los trabajadores es que se someta a controles médicos a los que están en activo y a los que ya no se encuentran en la empresa, tanto los jubilados como los que se han ido a trabajar a otras empresas. Consideran que es la única manera de garantizar si han sufrido o no algún tipo de contaminación por amianto durante el tiempo que han estado en contacto con los vagones en los que se uso dicho elemento.
Hay que tener en cuenta que las enfermedades derivadas de la contaminación con amianto no suelen manifestarse hasta años después de que esa contaminación se haya producido, por lo que las personas que han estado expuestas a las fibras de amianto pueden desarrollar una enfermedad por dicha causa mucho tiempo después. De ahí que los expertos aconsejen que todas aquellas personas que, por un motivo u otro, hayan sido expuestas al amianto, se sometan a los pertinentes controles médicos.