La movilidad está cambiando. Así lo creen los ciudadanos y así lo creen los taxistas, un gremio que conoce las arterias y las venas de Barcelona como si fueran las suyas propias. En los últimos años, la ciudad ha presenciado novedades. Algunas han resultado positivas, mientras que otras, no tanto. Los patinetes han irrumpido con fuerza en la ciudad –y ¿sin control?–, igual que lo han hecho las bicicletas y las VTC bajo el paraguas de Uber y Cabify. Para más inri, las obras en distintos puntos han dificultado el tráfico rodado en algunas zonas, entorpeciendo las entradas y las salidas de Barcelona.
“Los patinetes son una locura, van por donde quieren”, comenta el portavoz de Élite Taxi, Tito Álvarez, en una conversación con Metrópoli Abierta. Según la nueva Ordenanza de Circulación de Viandantes y Vehículos –impulsada por el Ayuntamiento de Barcelona que dirige Ada Colau–, desde el 1 de julio de 2017 los vehículos eléctricos no pueden circular por las aceras. Muchos no la cumplen, y otros interpretan la normativa a su antojo circulando por los carriles bici en contradirección... o a 80 km/h en plena Diagonal.
SANCIONES POR CIRCULAR FUERA DE LOS ESPACIOS PERMITIDOS
De hecho, el Ayuntamiento de Barcelona impuso 2.797 sanciones en Ciutat Vella –desde enero a julio– a los llamados vehículos de movilidad personal por incumplimientos de la normativa. La sanción más habitual fue por circular fuera de los espacios permitidos para ello. Sin embargo, la problemática no termina aquí.
“Hablamos de seguridad vial, pero el patinete no lo es”, añade Álvarez, recordando que la situación es todavía más dramática en otras grandes ciudades como Madrid. En Barcelona, según dicta la mencionada normativa, “los patinetes eléctricos tanto pequeños como grandes, las ruedas eléctricas, las plataformas eléctricas y los segways” tienen la recomendación de llevar casco. Aunque muchos conductores pasan de ponérselo.
LA SEGURIDAD VIAL, UN GRAN PROBLEMA
La seguridad en las carreteras no es un problema menor. Este 2018, las carreteras de Barcelona se ven más negras que nunca. Desde enero hasta septiembre han fallecido en accidentes de tráfico 18 personas, seis más que en el mismo período del año pasado. Una de las soluciones propuestas por la Guàrdia Urbana pasa por reducir la velocidad máxima en Barcelona hasta los 30 km/h en la mayoría de las vías.
Por otro lado, según incide Álvarez, los taxistas, a pesar de haber tenido rifirrafes con ciclistas por los nuevos carriles bici, entienden que “hay que tomar cartas sobre el asunto de la contaminación”. Aunque su mayor problema –que también preocupa a los ciudadanos– lo tienen con Uber y Cabify, que –según afirma– siguen utilizando sus espacios reservados para la recogida de clientes y sus carriles especiales. “Parece mentira que tal como están las ciudades de colapsadas Uber y Cabify se vendan como solución para mejorar la movilidad”, ironiza el portavoz.
A POR LA NORMATIVA QUE LIMITA LA ACTIVIDAD DE LAS VTC
Los taxistas siguen peleando por la aplicación de la normativa que limitará la actividad de las VTC con las que operan Uber y Cabify. El pasado 25 de octubre el Congreso convalidó el real decreto ley que faculta a comunidades autónomas y ayuntamientos a regularlo. Se tramitará como proyecto de ley y estará sujeto, por tanto, a las enmiendas que planteen los partidos del arco parlamentario.
La última de sus preocupaciones, aunque no por eso menos importante, es la de las obras que se llevan a cabo en la ciudad. “La Meridiana es un colapso total”, insiste el taxista. Se trata de un punto rojo a causa de las obras de las salidas de emergencia del túnel del AVE que unirá la Sagrera con Sants. Aunque la que se ha realizado en la calle Mallorca, entre la confluencia de las calles Nàpols e Independència ha concluido antes de lo previsto.