Barcelona está agravando las consecuencias económicas que provoca la pandemia de coronavirus. La implantación de medidas como la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) se ha traducido en un aumento de trabas para todo tipo de sectores.
Los transportistas son buen ejemplo de ello. Las moratorias de las que disponen están en su recta final y, de no producirse ningún cambio, los trabajadores que hacen uso de vehículos comerciales ligeros perderían el acceso a la capital catalana a partir del mes de abril.
A las estaciones de servicio barcelonesas la medida restrictiva tampoco les hace ningún favor. Al castigo del coronavirus se suma el de Ada Colau y su guerra al vehículo privado.
CAÍDAS DEL 80%
Manuel Amado es el presidente de la Associació Provincial d'Estacions de Servei de Barcelona y vicepresidente de la Agrupación Española de Vendedores al por menor de Carburantes y Combustibles. La presidencia del colectivo barcelonés la ostenta desde 1983, por lo que se encuentra en su décimo mandato. “A nosotros siempre nos ha tocado el gordo... Pero para mal”, afirma respecto a las crisis vividas en el sector.
El directivo lamenta el impacto que ha tenido la pandemia para las estaciones de servicio barcelonesas, que también han tenido que lidiar con una ZBE que ha hecho caer la facturación: “Hay un menor consumo, hemos tenido momentos con un 80% menos de venta”. En este sentido, apunta a una ligera recuperación progresiva, pero que no permite llegar “ni al 50%” de las ganancias previas al coronavirus y a la restricción contaminante.
Amado indica que una “90%” de los afectados por la ZBE son “personas mayores retiradas que están cobrando la pensión” que ahora solo pueden “sacar el coche los fines de semana”, lo que provoca una “bajada del consumo”.
RESTRICCIONES DE MOVILIDAD
El presidente de la asociación de gasolineras destaca las restricciones municipales y comarcales de movilidad como una de las grandes trabas que suponen un menor uso de los surtidores en Barcelona. “La gente no podía salir de Barcelona, y hasta ahora tampoco de la comarca, esta limitación de movimientos se nota”.
Amado también apunta al impacto económico que supondrá el final de la moratoria para los transportistas. Al no poder acceder a la capital catalana, tampoco podrán “repostar” en sus gasolineras.
Ante esta situación, Amado remarca la diversificación de productos por la que han apostado las estaciones de servicio para paliar el desastre económico: “Todo esto lo tenemos que compensar con otras ventas en las tiendas de las gasolineras”.