Las retenciones en los accesos a Barcelona se han erigido en una de las cruces del regreso a la normalidad: la circulación de vehículos ha recuperado casi los mismos niveles prepandémicos y la liberación de los peajes ha redistribuido la movilidad y concentrado los atascos.

Con el transporte público aún sin recuperar el 30% de sus usuarios, los desplazamientos por carretera han vuelto desde septiembre a casi las mismas cifras de 2019, lo que ha provocado de nuevo embotellamientos diarios, incluso en puntos donde antes no se producían, en parte debido a la liberación de los peajes, que han sobrecargado las autopistas en los accesos a Barcelona.

RETENCIONES Y EMBOTELLAMIENTOS

La circulación en los accesos a Barcelona de lunes a jueves ha alcanzado entre el 1 de septiembre -cuando se liberaron los peajes- y el pasado 12 de octubre, una media de 909.751 vehículos diarios, un 0,6 % por debajo de la etapa prepandémica.

Los viernes, cuando se mezcla por la mañana la circulación para ir a trabajar o estudiar y por la tarde la salida de fin de semana, registran un promedio en la corona metropolitana un 6% menor: ahora son 951.200 vehículos y en 2019 eran 1.009.289.

El tráfico en Barcelona en una imagen de archivo / EFE



El tráfico en Barcelona en una imagen de archivo / EFE

2,7 KILÓMETROS DE COLA AL DÍA

La media diaria de la longitud de las retenciones ha subido desde septiembre y se sitúa en 2,7 kilómetros, cuando en 2019 eran 2,6. La situación se ha complicado los lunes, cuando la media de la longitud de las retenciones ha pasado de 2,1 kilómetros en 2019 a 3,4, mientras que los martes bajan –de 3 a 2,7–; los miércoles se reducen –de 2,8 a 2,5–; los jueves suben –de 2,5 a 2,8–; los viernes permanecen estables –2,5–; los sábados suben –de 2,6 a 2,7–, y los domingos bajan –de 2,5 a 2,1–.

LA REDISTRIBUCIÓN DEL TRÁFICO AL LIBERAR LOS PEAJES

Más allá de la recuperación de la normalidad prepandémica, uno de los desencadenantes de los atascos en los accesos a Barcelona, especialmente en puntos donde no eran frecuentes, es la liberación de los peajes, que ha redistribuido la circulación: el tráfico ha caído en vías como la N-340, la N-2 y la C-17 y se concentra más en la AP-7 y la C-32 norte, lo que provoca que haya más colas porque los mismos vehículos pasan por una misma vía en vez de por dos.

TRÁFICO DIARIO

La recuperación de la movilidad y la nueva redistribución del tráfico han vuelto a dejar embotellamientos en los accesos a Barcelona por la A2 en Molins de Rei, pero también nuevas colas en los accesos a Lleida por esta vía. También en la B-20 han vuelto las mismas retenciones para salir de Barcelona por el norte, mientras que en algunos puntos de entrada que en 2019 eran fluidos ahora se registran retenciones.

Una de las vías con más atascos es la C-17, que de entrada a Barcelona sigue tan cargada como en 2019 pero que de salida sufre retenciones casi a diario a la altura de Lliçà y Granollers, mientras que la C-31 mantiene las mismas retenciones que antes de la pandemia y ha añadido un nuevo punto conflictivo, en Badalona, alimentado por el tráfico de la C-32, que ha pasado a ser gratuita

Noticias relacionadas