Los vecinos de las calles de Gran Vista y Muhlberg del barrio de El Carmel no pueden más. A los constantes problemas que sacuden ambas vías, entre los que se encuentran el ruido, las fiestas ilegales, las peleas, la degradación del pavimento y el aparcamiento se ha sumado el embotellamiento de la calzada por culpa de la gran afluencia de taxis y VTC que transportan a los turistas a los búnkeres de Barcelona.
Según han relatado varios habitantes de la zona a Metrópoli, la situación de abandono por parte de las autoridades es tal que han comenzado a bloquear parcialmente el acceso a la vía hasta que alguien les escuche. La congestión del tráfico no es una cosa nueva como tal, pues es un problema que ha ido en aumento durante los últimos años. La cuestión es que, a medida que se acercan los meses más turísticos y llegan temperaturas agradables, aumenta el número de barceloneses y turistas que van a los antiguos refugios antiaéreos reconvertidos en miradores, generando un serio problema de convivencia con los vecinos que ya se ha vuelto inaguantable.
No es extraño, relatan, que en el acceso a la calle de Gran Vista puedan sucederse hasta 50 coches-entre taxis y vtc- intentando acceder a los miradores, algo que puede ocurrir cualquier día de la semana a prácticamente cualquier hora. Tal es la congestión que una vecina ha explicado a este digital que se pasó hace escasos días hasta 20 minutos encerrada en un autobús en lo que el medio de transporte conseguía salir de la calle. Dicho de otra manera: 20 minutos de atasco solo para recorrer no más de 200 metros. "El día que pase algo y tenga que venir una ambulancia tendremos un problema serio", reflexiona.
EL ESCANDALOSO APARCAMIENTO
Salir o entrar a la calle es el infierno sobre la Tierra, pero el drama no termina ahí, sino que una vez dentro tienen que aparcar. La calle de Gran Vista consta de manera oficial como zona blanca, es decir, reservada para los vecinos residentes y por la que pagan un precio anual. De un tiempo a esta parte, no obstante, se ha ampliado el usufructo de los aparcamientos a todos los vecinos de lo que se conoce como Zona 25. Ello incluye a calles aledañas -que cabe destacar que no pagan la tasa anual de aparcamiento-. Hay que añadir que también estacionan en el lugar vehículos de servicios municipales.
Tras las quejas, los vecinos se han dado cuenta que desde el propio Ayuntamiento se han dado instrucciones contradictorias. Por un lado, a la empresa municipal B:SM le consta que pueden utilizar estacionamientos tanto ellos como los residentes de la Zona 25. A la Guardia Urbana no les ha llegado ninguna orden de multa, si bien es cierto que les consta que solo pueden aparcar los vecinos de Gran Vista.
Sobre el papel, la Guardia Urbana debería multar a los coches que no figuran como residentes de la calle, algo que no sucede en la realidad. Para ganar espacio, Ayuntamiento y vecinos, explican estos últimos, acordaron habilitar las aceras por las noches para que quienes viven en Gran Vista pudieran estacionarse sobre ellas, un parche que funcionó temporalmente hasta que, de pronto y sin previo aviso, han comenzado a recibir multas. "Pagamos un aparcamiento que ocupan otros y encima nos multan", critican.
La Guardia Urbana ha iniciado contactos durante los últimos días para interesarse por la situación y consensuar con los vecinos soluciones. En este sentido, se está barajando dar la orden a B:SM para que deje de aparcar en la calle y ampliar la presencia policial tanto en ambas calles como en los búnkeres para evitar la ingesta de alcohol de las personas que suben a los miradores. No obstante, los habitantes continuarán con su calendario de movilizaciones.
Este problema podría tener fecha límite, aunque resolviéndose de la peor de las maneras. "Desde la concejalía nos han dicho que nos olvidemos, que están estudiando convertir todo en zona verde para abrir los aparcamientos y hacerlos de pago". Las fuentes consultadas por este medio coinciden en que detrás de esta maniobra se oculta un "afán recaudatorio". "Sacarán dinero de los turistas que aparquen aquí a costa del bienestar de los vecinos", sentencian.
Asimismo, destacan que solo han recibido una visita de un político que se habría comprometido a terminar con la situación. Siempre según las fuentes consultadas, el abogado y candidato a las próximas municipales por la plataforma Barcelona Ets Tu, Daniel Vosseler, se personó en la zona para comprobar de primera mano la situación y, al término de la visita, aseguró que pondría fin a la decadencia de la zona.
FIESTAS Y VANDALISMO
La zona lleva años arrastrando varios problemas de convivencia y vandalismo. Son numerosas las ocasiones en las que han denunciado que en cualquier día de la semana se celebran fiestas ilegales en la zona que duran hasta casi el amanecer. Solo la semana pasada hubo problemas con el ruido durante la madrugada del domingo y la noche del martes.
Durante el fin de semana, un individuo que salía de la fiesta comenzó a romper los vidrios de un bus nocturno que pasaba por la zona, mientras que la fiesta del martes llegó a contar con grandes altavoces que impidieron que los vecinos conciliaran el sueño. "Estamos hartos de llamar a la Guardia Urbana cada vez que pasa algo y que tarden horas en presentarse, si es que se presentan".
Asimismo, lamentan que se produce un trato preferente hacia los jóvenes que van a los búnkeres en cuanto al consumo de alcohol. Suben "botellas de vino, licores o cajas de cerveza y nadie les dice nada", comentan. El resultado es que el no poder dormir se ha convertido en el pan de cada día.
ABANDONO MUNICIPAL
Entre las personas que viven en las calles de Gran Vista, Muhlberg y aledañas impera un sentimiento de abandono por parte del Ayuntamiento de Barcelona. Explican que son muchas las veces que han emitido quejas o que han pedido reuniones con el consistorio y que "sólo reciben largas o retrasos".
Tras quejas que se remontan a hace años, consiguieron que el consistorio enviara un equipo para reasfaltar la calzada, que presentaba un evidente estado de degradación. Los técnicos, sin embargo, solo rellenaron algunos baches ubicados en una zona concreta y, tras los trabajos, se retiraron unas más que necesarias papeleras que todavía no se han repuesto, lo que contribuye a la suciedad en los caminos que discurren hasta la entrada a la sierra de Collserola.
BÚNKERES VALLADOS
A finales del pasado año, el consistorio comenzó las obras de vallado de los búnkeres, unas obras que en ningún momento han supuesto el fin de los problemas para los habitantes, que denuncian que las fiestas, el ruido y el vandalismo -entre otros problemas-, sólo se ha movido unos metros. El asunto podría incluso agravarse, pues explican que hay previsión de abrir un nuevo mirador al final de la calle de Muhlberg.
Con todo, el calvario de los vecinos prosigue en una zona que siempre había destacado por su tranquilidad y sin perspectivas de solución de cara al futuro, ni a corto ni a largo plazo.
Al cierre de la edición de este artículo, el Ayuntamiento de Barcelona no ha contestado a las preguntas formuladas por este medio.