La calle de la Llibertat es un lugar pacificado de la Vila de Gràcia, pero hace más de dos meses que sus vecinos no pueden caminar tranquilos. ¿El motivo? Está completamente invadida de vehículos que provocan todo tipo de problemas: desde agresiones, a contaminación, pasando por destrozos en los balcones y en los comercios.
Así lo explican Marta y Miguel --dos de los afectados-- en unas declaraciones a Metrópoli: "Los técnicos del Ayuntamiento de Barcelona no han tenido en cuenta las peculiaridades de nuestra calle a la hora de reorganizar el tráfico por las obras del mercado de la Abaceria", lamentan.
Para entender esta reivindicación vecinal hay que remontarse a finales de octubre del año pasado. Fue el 23 de ese mes cuando el consistorio municipal comenzó las obras para construir un edificio de más de 14.350 metros cuadrados que albergará el mercado más emblemático del distrito. Fue por ese mismo motivo que se tuvieron que hacer varios ajustes de movilidad. El más relevante de todos es el del cambio de sentido en la Travessera de Gràcia, entre la calle del Torrent de l’Olla y la calle de Roger de Flor.
EL CALVARIO DE LOS VECINOS DE LA CALLE DE LA LLIBERTAT
Esto se ha traducido en un auténtico calvario para los residentes de la calle de la Llibertat, ya que todos los vehículos que tienen que ir en dirección Besòs tienen que pasar por obligación por esta calle pacificada. Los vecinos alertaron al Ayuntamiento de Barcelona de todas las consecuencias negativas que conllevaría ese cambio. "Nos aseguraron que el tráfico bajaría un 50%, pero ha pasado todo lo contrario. Es una pena que no nos hayan escuchado y hayan tomado una mala decisión", dice Marta.
En la calle de la Llibertat tienen preferencia los peatones, no se puede circular a más de 10 kilómetros por hora y los camiones que midan tres metros de altura o más tienen completamente prohibido entrar, algo que, desde que arrancaron las obras, no se cumple nunca. Miguel --otro de los afectados-- narra a este digital cómo los camiones destrozan los balcones y el mobiliario urbano. "Muchos vehículos grandes entran pensando que podrán circular sin problema, pero el final de la calle es muy estrecho y en forma de zigzag y la conducción es especialmente complicada. Hay un cartel donde especifica que no pueden entrar, pero no hacen ni caso", dice el hombre.
HUMO, CONTAMINACIÓN Y PELIGROSIDAD
A todo esto hay que sumarle las furgonetas de reparto que aparcan en doble fila y los camiones que invaden la acera: "Nos tenemos que meter en los portales para que puedan pasar, incluso nos pitan. Los camiones dan golpes a los balcones y toldos de los negocios. Hay más humo, contaminación y peligrosidad. Es una situación realmente desagradable", reitera el vecino.
Marta coincide con Miguel y considera que tienen un volumen de tráfico completamente insostenible, que deriva en un peligro de atropello porque la calle no está preparada para acoger esta cantidad de vehículos. La prueba de ello son los pilones, que están destrozados por culpa de los golpes de los conductores. Otra de las preocupaciones de los afectados son los niños. Cabe recordar que en la calle de la Llibertat hay una escuela de danza y los padres están intranquilos por la amenaza que supone esta situación para los pequeños.
"Se nos ha dicho que esto es una calle pacificada, pero no es verdad. Aquí los que mandan son los camiones", asegura Marta. Miguel corrobora lo que dice la vecina y asegura que la coyuntura ha acabado desencadenando en episodios violentos, como la agresión de un conductor a una persona que le recriminaba que estaba en doble fila. Preguntado por accidentes en la zona, el hombre explica que no se ha producido ninguno, pero que el escenario para que pase alguna desgracia es más que evidente. "En cualquier caso, esta situación provoca molestias diarias y tenemos que ir con 1.000 ojos. Llevamos dos meses con este problema. Lo que exponemos es una necesidad de primer orden y queremos soluciones", remarca.
AFECTACIONES POR LAS OBRAS DE LA ABACERIA
Las fuentes vecinales consultadas explican que el Ayuntamiento les dijo que el caos circulatorio sería algo puntual de los primeros días, pero tras más de dos meses, todo sigue igual. Los afectados se han reunido con los responsables del distrito y han acordado volver a cambiar la dirección, algo que pretende acabar con los problemas de movilidad. Éste cambio se tenía que hacer efectivo a principios de enero, pero aún no se ha producido.
"El pasado mes de diciembre, el gobierno local y los vecinos de la calle de la Llibertat compartieron un espacio de trabajo donde se comentaron los conflictos y las propuestas de las afectaciones por las obras de la Abaceria. Fruto de este espacio, se consensuó un cambio de sentido de la calle, que está previsto que se ejecute próximamente, después de que los equipos técnicos municipales busquen la mejor solución", dice el consistorio municipal a este digital. Preguntado por la previsión de fechas del cambio de dirección, no ha respondido a la petición.
Los vecinos de la calle de la Llibertat, por su parte, siguen con su lucha vecinal para denunciar una situación que está llegando a un punto límite. "Lo único que queremos es que se cumpla con lo que se nos ha dicho", concluyen.