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El metro de Barcelona acumula más de un siglo de historia. Sus orígenes se remontan a la creación del Ferrocarril de Barcelona a Sarriá en 1863, soterrado posteriormente en 1929. Desde entonces, se ha ido expandiendo hasta sumar 12 líneas con una longitud de 170 kilómetros y 189 estaciones.

Esta vasta red permite, en algo más de una hora u hora y media, desplazarse con fluidez entre varios puntos de toda el Área Metropolitana. Y es que el metro ya no es solo de Barcelona, sino que también conecta con ciudades como Santa Coloma, Badalona, Sant Adrià, l'Hospitalet, Cornellà e incluso El Prat.

Estaciones más antiguas

Pero, ¿cuál con sus estaciones más antiguas? Por supuesto, sus inicios fueron considerablemente más humildes. En 1924, abrían sus puertas cuatro estaciones que conectaban dos zonas céntricas de la ciudad. El recorrido comenzaba en la plaza de Catalunya y finalizaba en la estación de Lesseps, que todavía siguen en activo y forman parte de la línea 3 del suburbano o línea verde.

Así, se puede afirmar que Barcelona no tiene una única estación más antigua, sino cuatro: Plaça Catalunya, Aragó (renombrada como Passeig de Gràcia), Diagonal y Lesseps. El recorrido nació el 30 de diciembre de 1924.

Primera ampliación

Poco después, en 1925, la capital catalana llevaría a cabo su primera ampliación de la línea. El 1 de mayo de ese año vería la luz la estación de Fontana, que se adentraba en la zona alta de la ciudad.

El 5 de julio, la línea se ampliaba en la dirección contraria, pues se estrenaba la estación de LiceuDe facto, esta primera línea significaba una conexión directa entre una de las zonas más pudientes de la ciudad y el gran teatro de ópera.

La empresa Gran Metro -oficialmente Gran Metropolitano de Barcelona, SA-, que data de 1921, fue la primera empresa en explotar el primer ferrocarril metropolitano de la ciudad, aunque la primera empresa que se constituyó fue la sociedad Ferrocarril Metropolità de Barcelona, SA, conocida como Transversal.

Otros intentos 

Años antes, en 1912, el ingeniero Fernando Reyes ya había un proyecto sobre la mesa para comenzar los trabajos en el suburbano. El primer boceto trazaba una ruta que conectaba los distritos de Sant Martí con Sants, pero finalmente quedaron descartados debido a la falta de presupuesto.

Este tampoco fue el primer intento, ya que, en 1907, los ingenieros Pau Müller y Octavio Zaragoza pidieron una concesión de ferrocarril subterráneo que debía unir la Ciutadella con la Bonanova. De nuevo, la falta de financiación terminó con el sueño del metropolitano antes de que despegara.