¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de contratar a un cerrajero? Para evitar el problema de los cerrajeros piratas y sus precios infladísimos, es muy importante saber qué factores hay que tener en cuenta, qué se debe preguntar y qué se debe pedir. Gracias a la cerrajería de Barcelona Barnacopy hemos podido elaborar esta guía de consejos con la que podrás asegurarte de contar solo con los profesionales adecuados.

Toma nota de todo lo que vamos a explicarte a continuación, porque lo vas a necesitar para separar a los falsos de los buenos profesionales y asegurarte de que no haya sorpresas desagradables a la hora de pagar.

¿Tiene establecimiento físico real?

Todo buen cerrajero que se precie debe contar con un establecimiento físico, un local en el que atender a sus clientes o incluso en el que vender posibles piezas o productos que puedan necesitar. Una de las principales razones por las que es importante este aspecto es porque, en caso de haber cualquier problema, siempre podrás localizar a este profesional en su establecimiento.

Para asegurarte de que lo tiene, además de preguntárselo, debes comprobarlo. Puedes hacerlo a través de su página web o incluso si aparece una localización de Maps en Google o en su portal online. De hecho, lo mejor es que, si figura una dirección, vayas a comprobarlo en persona. Es la mejor manera de salir de dudas. Si quieres evitar el riesgo de caer en las redes de un cerrajero pirata, de lo que hablaremos mejor más adelante, este es uno de esos aspectos vitales que debes cubrir cuando contactes con un experto en la materia. No te cortes en preguntarlo.

Siempre con factura y garantía

Un cerrajero profesional nunca va a tener problemas ni en ofrecer una factura ni en dar algún tipo de garantía con sus servicios. Los expertos saben que esta es la mejor forma de transmitir seguridad a sus clientes. Además, si ofrecen algo que realmente es de calidad, no importan las coberturas que se ofrezcan, sus trabajos siempre van a cumplir con las expectativas. Por eso, siempre que hables con un cerrajero al necesitar sus servicios, debes consultar si hace facturas y si hay algún tipo de garantía. Los hay que suelen ofrecer hasta un año, o incluso más, al llevar a cabo labores de cambios de cerraduras, instalaciones de seguridad, o cualquier otro servicio.

Además, la factura siempre puede servir en caso de presentarse alguna incidencia, como justificante con el que reclamar devoluciones o exigir el cumplimiento de las garantías. Por otra parte, los cerrajeros solo pueden emitir facturas en caso de estar dados de alta como profesionales. Es algo que refuerza su competencia.

Pide un precio cerrado

Siempre que vayas a solicitar un servicio a un cerrajero, sea del tipo que sea, debes hacer hincapié en que el precio ha de ser cerrado. Cuando un profesional tiene la experiencia suficiente, debe saber cuánto va a cobrar por el servicio que va a llevar a cabo. No importa que se trate de abrir una puerta, cambiar una cerradura, instalar una caja fuerte o cualquier otra labor relacionada con puertas y seguridad en el hogar: los precios deben quedar claros desde el primer momento.

En todo caso, cabe la posibilidad de que se pueda establecer una horquilla de precios. Sin embargo, a la hora de emitir y recibir el presupuesto, la cifra debe quedar clara para que luego no haya lugar a confusiones. El cliente siempre debe saber cuánto le va a costar el servicio que contrata, de lo contrario, no tendría opción de rechazarlo y podría haber sitio para estafas. Y eso, exactamente, es lo que puede pasar con los cerrajeros pirata de los que, ahora sí, vamos a hablar.

Cuidado con los cerrajeros piratas

El problema de los cerrajeros pirata está creciendo bastante en los últimos años. Se denomina así a los falsos profesionales que operan casi fuera de los límites legales, y ofreciendo un servicio que dista mucho de lo que debe ofrecer un verdadero cerrajero profesional.

Este tipo de cerrajeros no se rigen por los precios habituales, pudiendo cargar el coste que deseen a cualquier trabajo. Además, suelen ofrecer presupuestos abiertos y sin facturas. Para colmo, no pueden aportar una buena garantía post-venta, o ni siquiera una garantía en general, dejando al consumidor desprotegido en caso de haber problemas.

Una práctica muy habitual que ocurre con estos supuestos profesionales es que pueden añadir extras sin sentido a la hora de cobrar, por lo que el consumidor puede toparse con que acaba pagando el doble o el triple de lo que se pensaba en un primer momento. A lo mejor en primera instancia su fórmula suena bien porque parecen ofrecer precios muy bajos, pero la realidad es que, al final, decantarse por ellos sale caro.

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