La industria del fútbol se ha congregado en Madrid durante dos días, con motivo del World Football Summit. El fútbol, sin embargo, no se entiende sin Barcelona, por lo que el foro ha reunido en la capital a pesonajes como Javier Tebas y Jaume Roures, o a Javier Sobrino, responsable de estrategia del Barça, y a Ramón Robert, director general del Espanyol, entre otros. En el contexto actual, sin embargo, era inevitable hablar de política, porque el fútbol es también un poderoso agente económico que observa con preocupación la tensa situación entre la Generalitat y el Gobierno, pero, al contrario que las empresas, no puede cambiar su sede social.
He tenido la oportunidad de conducir el acto, por lo que, al margen de lo que se decía en el escenario, he podido testar las sensaciones que se apreciaban en el camerino o en la sala VIP. Mientras Roures, rostro del imperio televisivo, hablaba, fiel a su estilo, con cierta relatividad para decir que, pase lo que pase con el 'procés', no entendería una Liga sin el clásico, Tebas era más beligerante. Conocida es la posición política del presidente de la Liga, pero concluyentes son sus numeros: una Liga sin el Barcelona perdería el 25% de su valor. Para Tebas, no es un escenario descartable en la actual situación, por lo que su organismo ha paralizado algunas de las operaciones económicas a la espera de conocer cuál es el desenlace político. Al igual que la banca, siente inseguridad jurídica.
Preocupa tanto o más, sin embargo, el clima que los equipos de Cataluña puedan encontrarse en los campos del resto de España, muestra de una desafección generalizada que va a ser muy difícil restituir. A muchos de los asistentes al congreso les ha soprendido la proliferación de banderas españolas en las fachadas de la capital, algo inusual, como lo fue la masiva asistencia al desfile de las Fuerzas Armadas, el 12 de octubre. Del mismo modo, los gestores de los clubes catalanes se sienten apesadumbrados por las presiones que sufren del sector independentista. Para los líderes del 'procés' habría sido mejor una sanción de la UEFA por las 'estelades' o hasta una expulsión de Piqué de la selección, a los efectos del eco internacional. Necesitan más Jordis, pero el fútbol, por ahora, no se los ha facilitado.
El Espanyol fue claro en su decisión de no posicionarse, al contrario que el Barcelona. Para el club que preside Josep Maria Bartomeu es complejo conciliar su condición de agente local y agente global. La estrategia que explicó Sobrino fue la segunda. La primera depende de la política. El fútbol espera, pues, soluciones, pero tiene algo clarísimo: no quiere seprararse. Ni Tebas, ni Roures.