Lo de convertirse en un saco de boxeo en algunos casos, pasa de ser una expresión figurada a una realidad palpable. De eso saben un rato largo la CUP y los CDR.
Están obsesionados con la violencia extrema del 1 de octubre. No duermen tranquilos desde que alguien les dijo que hubo 1.000 heridos.
Y una vez asumido este discurso, les da igual que les digas que al día siguiente solo había 2 ingresos hospitalarios. Uno por infarto y el otro, el del ojo, que está imputado por atacar a la poli con vallas. También les da igual que les digas que no hubo un solo hueso roto o que prácticamente la totalidad de “heridos” era gente que acudía al hospital por crisis nerviosas, incluso viendo en la tele desde casa lo que estaba ocurriendo.
Y es ese desprecio a la realidad lo que les lleva a salir a la calle cada vez que Jusapol o quien sea, se manifiesta por algo que no sea la independencia y la libertad de unos políticos. Y es ese desprecio lo que les lleva a buscar el cuerpo a cuerpo, el enfrentamiento directo contra el que consideran un enemigo a batir. Ya sea porque lo consideran cómplice de la “violencia extrema”, enemigo del catalán, o simplemente un facha. Y es esa actitud la que obliga a los Mossos a cargar, pues la alternativa es un baño de sangre, en el que por cierto saldrían perdiendo los únicos que lo buscan.
Y es ese desprecio a la realidad lo que lleva a unos tipos a empujar por detrás (la valentía siempre ha sido su fuerte) a un chaval que volvía de la manifestación de Jusapol con una gorra de España. Y empujarlo con una violencia tal que se abre la cabeza y sufre diversas heridas. Y es tal el desprecio, que incluso algunos justifican la agresión, alegando que el chico llevaba una camiseta de no sé qué grupo de música.
Y la CUP erre que erre con que la culpa es de los Mossos que permiten la mani a Jusapol y a ellos no les dejan acercarse a pegarles.
Si queda alguien sensato en sus filas, que les abra los ojos o las cargas quedarán en mera anécdota, porque la leche que se acabarán metiendo se recordará por los siglos de los siglos amén.