Hace más de un siglo que en España funciona políticamente de perlas, aquello del “antes roja que rota”. Recupero esta cita de los tiempos del “No pasarán” porque las tropas fascistas contestaron esto último (al imponerse militarmente) con un “Ya hemos pasao” que Vox a su vez homenajeó hace unos días en Madrid, concretamente la noche electoral del 26M. Tuitearon un “Ya hemos pasao”, con foto del Ayuntamiento madrileño al fondo. Significativo, ¿verdad? En todo caso, a lo que iba: se confirma que en España lo que abomina a una parte significativa de los que ahí mandan es el independentismo. El catalán, concretamente. En contraste, Podemos y su “asaltar los cielos” hace tiempo que ya no lo teme nadie, y en Barcelona eso se traduce en que “el candidato de las élites” que dijo Ada Colau que era Manuel Valls ahora la quiere hacer alcaldesa gratis con un único objetivo: impedir el pacto municipal que las élites más rechazan, es decir, el de ERC y JxCat, un pacto entre independentistas.
Están dispuestos a poner a Colau de alcaldesa, sí. Y, en todo caso, o están haciendo eso o están encareciendo el apoyo de los comuns a ERC, camino de un pacto que domestique a las dos partes. El pacto ERC-comuns no es por supuesto la opción predilecta del poder económico e institucional en España, pero es “menos malo” que un gobierno municipal entre indepes.
Un pacto de ERC con comuns llevaría a esa fase que ha descrito, teorizado y defendido Joan Tardà por tierra, mar y aire: “Eixamplar la base”. Y aquí, “El Poder” conseguiría matar dos pájaros de un tiro. Porque, por un lado, sumar a los comuns a la reivindicación de un hipotético referéndum que vayan ustedes a saber cuando llegaría... daría largas al procés. Y por el otro, ante la casi imposibilidad que Colau asumiera pasar de líder a segunda de Ernest Maragall, un acuerdo entre republicanos y comunes implicaría bastante automáticamente la salida de la ecuación por parte de la actual alcaldesa, y a partir de ahí el papel de su partido se desplazaría a una segunda, subsidiaria y tranquila posición, poco amenazadora para transformar realmente nada. Win-win.