Durante estas últimas semanas se ha hablado mucho del Mobile World Congress, y parece que algunos han decidido quedarse instalados en los supuestos aspectos negativos de la presente edición. ¿Es cierto que el MWC de este año tendrá un impacto económico mucho menor que el de años anteriores? Sí. ¿Es cierto que es muy buena noticia que vuelva a celebrarse? También. No podemos caer en la trampa de aquellos que viven instalados en el pesimismo sin querer ver más allá de los primeros datos o impresiones.

La celebración del MWC supone un nuevo punto de inflexión para la ciudad. Si la cancelación de la edición del 2020 fue el preludio de una crisis de magnitud mundial, esta edición puede ser la puerta que de paso a la recuperación de nuestra economía. Es importante no olvidar de dónde veníamos. La Barcelona del procés generaba muchas dudas en lo que a eventos y ferias internacionales se refería. Las dudas sobre la continuidad del MWC fueron constantes, y la falta de estabilidad parecía poner en peligro el turismo de ferias y congresos que tanto beneficia a sectores como el hotelero, al de la restauración o al sector del taxi. Al final, la situación generada por el separatismo radical ponía en riesgo no solo la marca de Barcelona sino también a sus trabajadores. Por eso es tan importante que el Mobile vuelva a celebrarse y que el consejero delegado de GSMA, John Hoffman, haya acallado los rumores asegurando que desde la organización están satisfechos con el desarrollo del evento en nuestra ciudad. Esto es probablemente de lo más importante.

La vuelta del Mobile, con independencia de la cantidad de visitantes, cierra una etapa y abre otra nueva. Probablemente no a la velocidad que a todos nos gustaría, pero la pandemia sigue siendo una realidad que no podemos obviar. Y es por ello que cualquier vuelta a la normalidad aunque sea a medias es más que bienvenida. Es importante también tener en cuenta el momento en que nos encontramos. El MWC abre de nuevo sus puertas y además lo hace justo después de un periodo de reflexión global más que interesante. Lo he repetido en más de una ocasión y no me canso de hacerlo. La pandemia dejó al descubierto muchas de nuestras vergüenzas. Evidenció que nuestra economía no gozaba de buena salud. Y ante eso era urgente repensar muchas cosas. Ver que desde el Ayuntamiento se ha realizado una reflexión profunda en este sentido es esperanzador. Barcelona mantiene una apuesta clara por la diversificación de su economía y para ello, eventos como el Mobile, son fundamentales.

Barcelona para conseguir esa diversificación cuenta con todo lo necesario. Cuenta con un plan ambicioso que ya fue presentado en sociedad (Barcelona Green Deal), tiene proyectos concretos que quiere desarrollar y que van en la línea de un nuevo modelo económico más sostenible, más competitivo y más equitativo y tiene presupuesto suficiente como para tirar estos cambios y proyectos adelante. Y esto es lo más importante. La única política pública que tiene sentido es la que está reflejada en los presupuestos. Es importante tener visión estratégica pero es imprescindible contar con proyectos concretos. Barcelona parece que cuenta con ambas cosas.

Es por ello que considero que la vuelta del Mobile a la ciudad es una buena noticia. No tanto por su impacto económico inmediato, sino por todo lo que implica y por el momento concreto que vive la ciudad. Una ciudad que vuelve a estar abierta a las oportunidades. Barcelona necesita del MWC. Y necesita mucho más. Necesita y puede convertirse no solo en la capital del móvil. Llegan más eventos en breve. Eventos que buscan poner a Barcelona en el centro del mapa de la innovación, el desarrollo sostenible y el alto valor añadido. Eventos que buscan la convergencia entre ciencia, tecnología e innovación. Contamos con empresas de primer nivel, con centros de investigación de primer nivel y con mucho talento. Ese es un gran punto de partida. La ciudad necesita olvidar los errores del pasado y apostar por un nuevo modelo productivo. La oportunidad para hacerlo existe. Ahora toca no desaprovecharla.