Siempre es de agradecer que alguien piense en Barcelona, en la necesaria dinamización de la ciudad. Esta semana el primer teniente de alcalde de la ciudad nos ha sorprendido. Jaume Collboni había viajado a Dubai en busca de inversiones y cuando vuelve a Barcelona aparece liderando unas jornadas económicas en Nou Barris. Seguramente muchos de los allí presentes no tenían ni idea de donde estaba la Casa de l’Aigua, lugar donde se celebraron. De hecho, muchos de ellos nunca habían estado en Nou Barris. A lo sumo habrán pasado de refilón por las Rondas, bordeando una zona de la ciudad que cuenta con 168.000 almas. Y una curiosidad, Nou Barris lo componen no nueve, sino trece barrios. Seguro, que en esto muchos de los presentes hubieran suspendido.
Collboni nos ha enseñado que Barcelona es algo más que l’Eixample, el 22@ o el centro de la ciudad, porque la evolución económica, el progreso debe ser equilibrado sin dejar ningún barrio al pairo. Por eso se escogió Nou Barris, que sigue siendo un barrio dormitorio de clases populares. Como escribió mi compañero Manel Manchón en este periódico el porcentaje de población sin estudios es del 28% --17% en Barcelona-- en este populoso barrio que tiene una renta per cápita de 15.900 euros, por debajo de los 21.500 de la media de la ciudad. Collboni no fue solo sino que se llevó a la Cambra de Comerç, Pimec, Foment del Treball y Cercle d’Economia y planteó, nada más y nada menos, un nuevo modelo de crecimiento, de formación digital para ciudadanos que, en principio, han perdido el tren del progreso.
Ciertamente, el modelo no puede ser sólo de ayudas sociales, que también, sino de buscar nuevas oportunidades. Collboni ha dado un ejemplo en el que, como siempre, se echa en falta a la alcaldesa que no está por estas nimiedades. Ada Colau ni estuvo en Nou Barris ni estuvo en Dubai. Ella prefiere más el glamour de la alta política, mareando la perdiz si se presenta a la alcaldía o no, ante el previsible trompazo electoral, y jugando con veleidades de proyectos políticos como el de Yolanda Díaz. La alcaldesa está más preocupada por su futuro que por el futuro de Barcelona.
Es de agradecer que en el equipo de gobierno alguien se ocupe de las cosas triviales. Eso no quiere decir que Collboni no esté también pensando en los cálculos electorales, pero mientras tanto trabaja impulsando proyectos en barrios que parecen alejados de la Gran Barcelona, pero que son Gran Barcelona. Como dijo el presidente del Cercle, Javier Faus, “Nou Barris es un territorio de oportunidades”, aunque ahora la realidad es como apuntó el director del Instituto Cerdà, Carles Cabrera, que “los habitantes de la zona tienen menos salario, menos renta per cápita, menos estudios y más paro que en el resto de Barcelona”.
Se habla mucho de la decadencia de Barcelona y, ciertamente, Barcelona no es lo que era. El Ayuntamiento tiene la obligación de liderar la recuperación. Tiene la obligación de crear los instrumentos que dinamicen la economía en todos, y reitero todos, los barrios. No solamente se necesita una operación de estética, sino una intervención quirúrgica que vaya más allá de las ayudas sociales. No hay que dar solo pescado, sino enseñar a pescar, recuperando enseñanzas bíblicas.
Jaume Collboni ha sido muy criticado, personalmente lo he hecho, por no marcar diferencias con Colau. Se le pide que sea más duro, más estridente en sus polémicas con Colau. El líder del PSC rehúye ese enfrentamiento porque no es su estilo. Quizá tenga razón. Lo sucedido esta semana en Nou Barris ha dejado claro que sus formas son éstas. Marcar diferencias picando piedra alejado del glamour y del negacionismo irreverente que ha impregnado la labor de Colau en el consistorio. Se habla mucho de la Barcelona del sí y el Foro Económico de Nou Barris es un ejemplo de ese sí que hace tiempo había sido olvidado. Se les pide a los políticos que estén a la altura, Collboni lo ha estado. Siempre es positivo reconocer los aciertos y más cuando se critican los errores. Sin duda, el primer teniente de alcalde ha roto moldes.