La cadena hotelera de Robert de Niro abrirá un nuevo hotel en España. La ciudad elegida: San Sebastián. De Niro vendió su hotel en Barcelona en 2020 y no volverá. Antonio Catalán cargó duramente contra la capital catalana, mejor dicho contra su alcaldesa, en la inauguración del Santo Mauro en Madrid. “No invertimos en hoteles en Barcelona porque la gestión de la alcaldesa Ada Colau nos parece dantesca", señaló el empresario navarro. No en vano, la ocupación en Barcelona se sitúa en el 35% y la de Madrid en el 88%. Nos lo tendríamos que hacer mirar. Bueno, el Ayuntamiento se lo tendría que hacer mirar.
El sector de la restauración es un tradicional en los enfrentamientos con la alcaldesa y su equipo de gobierno. La ciudad es una selva para los automovilistas que se ven atrapados en colas interminables, obligados a superar yincanas imposibles para llegar a su destino. Dicen que para superar una contaminación que no para de crecer porque el número de coches no baja y, por el contrario, aumenta su estancia en la vía pública.
Estos son sólo ejemplos, pero ejemplos que se han convertido en tradición. Hace unas semanas decíamos que Barcelona es una ciudad aburrida, donde los problemas están a la orden del día y las soluciones de la administración municipal brillan por su ausencia. Ciertamente no es todo negativo, pero lo positivo es poco gratificante. Algunos fondos se han instalado en Barcelona comprando hoteles, pero de los que ya están. Proyectos nuevos, entre pocos y ninguno. Y no digamos de proyectos industriales. Todavía ensordecen las palabras de los responsables municipales cuando cerró Nissan. Gobierno catalán y Gobierno español están codo con codo intentando dar una solución. El Ayuntamiento ni está ni se le espera.
Ada Colau asistió a la presentación del Primavera Sound de 2022. Lo hizo por sorpresa y visto lo visto, su presencia no agradó a la parte socialista del ayuntamiento, porque el Primavera Sound pende de un hilo para el 2023. Sus promotores miran a Madrid. No son los únicos. Lo hacen por hastío. El concejal de Sant Martí, David Escudé, junto con el concejal de Cultura, Jordi Martí, han salido a la palestra tras el anuncio de la marcha por los promotores del festival para decir “nos pondremos a discutir con ellos, ver que elementos y que engranajes necesitan”. Las necesidades las saben: convertir el Primavera Sound en un festival de dos semanas, igual que el de 2022.
Lo cierto es que el concejal Escudé (PSC) no ha contestado las llamadas de los responsables del festival, no responde los correos y no acude a las reuniones, la última hace quince días. Según fuentes cercanas a los organizadores no da señales de vida desde hace cinco meses. ¿En serio? ¿Esta es la actitud? Pues parece que sí porque es tónica habitual del consistorio Colau, ese consistorio que ha convertido a Barcelona en una ciudad aburrida, triste, sin anhelos. Una ciudad del absurdo y del desdén. Cómo serán esos problemas cuando este año, Miquel Iceta, socialista y ministro de Cultura, ha incluido en los presupuestos de 2022 al Primavera Sound como “acontecimiento de especial interés público”. Lo hace Iceta porque el festival está asociado íntimamente a Barcelona y genera un gran volumen de negocio, y así, con estas premisas, ha dado luz verde a las exenciones fiscales para los patrocinadores. Lo ha hecho con el inestimable apoyo del ministerio de Industria, Comercio y Turismo, porque el festival es un gran polo de atracción.
Por si fuera poco, Comunes, PSC con el inestimable apoyo de ERC ha tirado por tierra el intento de poner una estatua de El Quijote en la Barceloneta, uno de los lugares donde transcurre parte de la historia del hidalgo. Jordi Martí dijo que lo mejor para hacer un homenaje a El Quijote era leer el libro. Pues aplíquese el cuento señor concejal porque dudo que lo haya hecho. ¿Cuál es el motivo de su 'no'? Que Cervantes es un ejemplo de la literatura castellana y eso no liga con Barcelona. La pobreza del argumento pone en evidencia que Barcelona es la capital del absurdo y del desdén. Como esto siga a sí no habrá quien la levante. Se antoja una eternidad llegar a 2023.