Para los niños, todo de color azul, balones, armamento de plástico, clics de policías… Para las niñas, todo de color rosa, cocinitas, muñequitas… ¿Pasa algo? ¿Acaso no pueden abuelas/os, Papa Noel y los Reyes Magos regalar lo que consideren oportuno?
¿Quién se cree el ministrillo de consumo Alberto Garzón y otras/os de su amargada y agria casta para dictar qué juguetes hay que comprar y cuáles hay que boicotear? De nuevo, los/as falsas/os demócratas ensucian con su ideología la libertad y la felicidad de adultos y menores e intentan penetrar hasta en los hogares que les gustaría expropiar, para sus jerarcas y sus bellacas/os, si pudiesen. Pero no pasarán, porque abuelas y abuelos no hacen ni caso de esta perniciosa gente y compran juguetes con estereotipos de género, bélicos, policíacos y neo-tecnológicos, convirtiéndose así en los auténticos antisistema contra unos mandamases cuyas ideas sólo han aportado dictaduras y conflictos armados en países que admiran como Cuba, Venezuela, Nicaragua, Chile… Aún así, tienen la desvergüenza de recomendar que no se compren muñequitos de indios y americanos.
Lo políticamente correcto, según esta costra autoritaria, es regalar a las criaturas libros infantiles como T’estimo fins l’horitzó, que enseña que los policías son malos, malhumorados, comen croquetas congeladas y amenazan a una vaca buena y ciega con quitarle un ojo. Su autor es un escritor de cuarta categoría regional y profesor de catalán, por supuesto, en una escuela de secundaria. Todo eso sí, pero no cómics de Batman, Superman y otros héroes que emplean la fuerza para hacer justicia y acabar con malvados y tiranos. No sea que las criaturas, instigadas por estos malos ejemplos y abuelas/os, aprendan a luchar contra las injusticias que cometen las/os impostoras/es de la libertad, la igualdad y la fraternidad, aunque sólo sea por Navidad. En cuanto a ancianas/os que no les obedecen, hay que recordar que a esta ralea dominante les gustan más las de aquellas/os que en las manifestaciones en Euskadi gritaban: “Eta, Eta, Eta, más metralleta”, y las/os que ahora braman “Visca Terra Lliure” en Cataluña y cortan la Meridiana con el apoyo y aplauso de unas autoridades que desdeñan el orden aunque es el bien más preciado y delicado de la libertad.
Afortunadamente, la guía ministerial para elegir juguetes es rechazada por la mayoría de establecimientos del ramo y la clientela de avanzada edad desobedece su directrices. Saben que esta legión de déspotas incultivados son los que apoyan dictaduras que sumen a sus pueblos en la miseria y las criaturas no pueden ni tener juguetes. Sin mentiras nuevas para ofrecer al mercado europeo, las dictaduras subdesarrolladas son su excusa preferida para vender sus saldos de izquierda reaccionaria y descolorida. Por eso sus negocios y sus negociados dictan sus normas y su propaganda sobre temas y modas lúdicas de supuesto progresismo. Filisteos y farisaicos como son, están dispuestos a criar niños robots como en el Tercer Mundo crían niños soldado. Y es así como ignoran el sabio consejo que escribió el dentista y filósofo Milko Badiale: “Sobre cada niña/o se debería poner un cartel que dijera: 'Tratar con cuidado, contiene sueños'”.