Ernest Maragall y Esquerra Republicana llevan meses fuera de juego. Desubicados. El presidente del grupo municipal de ERC twitteó recientemente tildando de “pseudo-reforma” a la reforma laboral del Gobierno de España. Reforma que estuvo en peligro por la actitud irresponsable de Podemos, que mantiene vacante una plaza en el Congreso y que acabó saliendo adelante gracias a que hubo quien decidió no prestar suficiente atención a la votación que debía hacer desde su casa. Lo de la política en este país hay veces que es sencillamente incomprensible. Y sí, las teorías conspiranoicas posteriores, dan todavía más vergüenza ajena que el error del diputado del PP.

Pero, ¿es cierto que esta reforma sea una pseudo-reforma como afirmaba el líder republicano?

A grandes rasgos, la nueva reforma laboral implica incrementar salarios a centenares de miles de trabajadores y trabajadoras, gracias a hacer prevalecer el convenio sectorial por encima del de la empresa. Implica reducir la temporalidad laboral gracias a que se establece el contrato indefinido como ordinario.

Esto tiene consecuencias. De hecho, en enero, durante el primer mes de vigencia de la reforma laboral, 238.672 personas firmaron un contrato fijo (la cifra más alta en un comienzo de año de la última década). Y 35.000 de ellas tenían menos de 25 años. Es decir, entre otras cosas, se incide en el precario mercado de trabajo que hasta la fecha han encontrado nuestros jóvenes.

Por otro lado, se acaba con la discriminación salarial de los subcontratados gracias a que las empresas subcontratadas deberán aplicar el convenio colectivo del sector.

Puedo entender que haya quien diga que la reforma puede mejorarse (aunque deberían explicar cómo), pero nunca entenderé que un supuesto partido de izquierdas trate de instalar un relato que hable de “pseudo-reforma” cuando en teoría, debería estar del lado de quienes pretenden mejorar la ley y no del lado de aquellos que pretenden que todo siga como hasta ahora.

Para colmo, más allá de los motivos que podemos esgrimir tras estudiar un poco la nueva ley, es relevante el hecho de que los sindicatos mayoritarios en Barcelona (y en Cataluña) hayan llegado a un acuerdo que supone ventajas importantísimas para los trabajadores y trabajadoras de nuestra ciudad. ¿Qué motivos tiene ERC para ponerse de espaldas a esta realidad?

La única respuesta es que a ERC le importa muy poco lo que le pase a los trabajadores y trabajadoras de Barcelona. Están preocupados únicamente de que su proyecto político tire adelante. Si ahora perciben que su frontera electoral colisiona con Podemos (Comuns) y con el PSC, su estrategia pasa por confrontar con estos por más que las medidas que planteen beneficien a los ciudadanos que dicen querer representar. Aunque eso les obligue a votar al lado de la extrema derecha. Su superioridad moral les permite creer que votar con la derecha no les pasará factura, pero muy probablemente las incongruencias terminarán siendo insoportables para aquellos que a día de hoy todavía confían en ellos y siguen considerándose progresistas.

Defender la retórica de defensa de los trabajadores cuando operas como si fueras la actualización de la antigua Convergencia es un problema. El equilibrio para pescar de todas partes es complicado. Veremos cuanto tiempo son capaces de aguantar con una retórica de izquierdas y con una actuación nacionalista y de derechas.

Según Ernest Maragall publica en Twitter, considera que su partido trabaja “para la ciudadanía, no para el establishment”. Hay quien viendo la trayectoria de Ernest Maragall podría pensar que en su caso ha trabajado más durante toda su vida para convertirse en establishment, que por y para la ciudadanía, pero sin entrar en esto, la pregunta pertinente es: ¿A quién beneficia la reforma laboral?

Permitidme poner un ejemplo sencillo. Una camarera de piso que trabaje en una empresa de servicios integrales en la ciudad de Barcelona cobrará 5.351 euros más al año. La reforma beneficia precisamente a personas como estas. A trabajadores de hostelería, trabajadores del metal. ¿Cómo tienen la poca vergüenza de hablar de establishment?

Mejorar los derechos de estas personas es trabajar por y para quienes más lo necesitan. Oponerse a estas mejoras por mero tacticismo electoral es de vergüenza.

ERC trabaja por dos cosas que poco tiene que ver con mejorar la vida de quienes menos tienen. Trabajan por su delirio secesionista y sobre todo, por mantener el espacio electoral que coyunturalmente han conquistado.