La vuelta de la selección a Barcelona fue, sin lugar a dudas, vivir lo que algunos llaman “la fiesta del fútbol”. 35.444 personas acudimos al RCDE Stadium para acompañar a nuestra selección.

La convocatoria fue todo un éxito. Había muchas ganas de que la selección volviera a Barcelona, y el resultado de su vuelta fue, sencillamente, espectacular.

Había miedo por parte de algunos. Y no es de extrañar. Tras años de ambiente revuelto hubo quienes creyeron que la vuelta de la selección podía generar tensiones. Afortunadamente no fue así. Todo lo contrario. La vuelta de la selección a Barcelona fue una auténtica fiesta vivida desde mucho antes del partido gracias a nuestros amigos de Barcelona con la Selección.

Manel, Alberto y Nacho comandaron una auténtica celebración desde las tres de la tarde. Espacio bien acotado para evitar molestias a los vecinos, mucha música y muchas ganas de ver a la selección. A cada hora que pasaba la cantidad de gente aumentaba. A cada minuto más banderas, más gente, más ganas de llegar al estadio.

Pude hablar también con Ruth y María Rosa, quienes sufrieron hace unos años un ataque bochornoso por parte de unos independentistas rabiosos que las agredieron verbal y físicamente  por estar en una carpa de Barcelona con la Selección. ¡Qué libertad y alegría se respiraba en esa previa!

Desde Barcelona con la Selección organizaron también la grada de animación. ¡Y menuda grada! Organizaron el “tifo” (la lona que se extendió mientras sonaba el himno), los cánticos, la animación. Y hay que reconocer que ellos cumplieron y la afición cumplió con ellos. Pocas veces he visto un estadio tan entregado.

Y todo esto lo hicieron sin aspavientos. Sin tratar de figurar en nada. Por eso creo necesario mencionarlos en este humilde artículo de opinión. Porque llevan años y años de trabajo en silencio. Reclamando que la selección volviera a nuestra casa. Poniéndose de acuerdo y consiguiendo el apoyo de la Liga, el Consejo Superior de Deportes, la Federación Española de Fútbol y el Comité Olímpico. 

Según ellos mismos cuentan, lo único que les han pedido siempre las diferentes entidades ha sido una cosa. Que no se politice un partido de la selección española. Que no se politice el deporte. Y así lo transmitieron por activa y por pasiva a todos los partidos y a todos los que tenemos algo que ver con el mundillo político. Lo dijeron por privado y lo dijeron en varias entrevistas.

Y los partidos políticos hasta la fecha habían cumplido esto a rajatabla. Y es que, Barcelona con la Selección,  ha recibido el apoyo de muchos partidos. Me consta el soporte del PP desde tiempos de Alberto Fernández. Me consta el soporte de Ciudadanos. Me consta el soporte del PSC, partido con el que se han reunido en más de una ocasión con varios de sus miembros y con el regidor de deportes que, según ellos mismos cuentan, siempre ha buscado el modo de ayudarles.

Pero esto, ni se cuenta ni se utiliza. Porque la selección, el deporte, no debe politizarse. Y eso lo tenemos todos muy claro.

Al partido asistió gente de todos los partidos. Asistió desde la delegada y el subdelegado del Gobierno en Barcelona  hasta Josep Bou del Partido Popular, que, por cierto, lleva años ayudando a la entidad mucho antes de pertenecer al Partido Popular. Pero a ninguno de ellos se les ocurrió hacer política con el acontecimiento del sábado.  Ningún partido de los de siempre quiso marcarse un tanto cuando no tocaba.

Otros fueron quienes lo intentaron. Los miembros del extinto Barcelona pel canvi decidieron inundar de panfletos de su nuevo partido las inmediaciones del estadio. Panfletos con contenido político que trataban de utilizar el momento de euforia colectiva para darse a conocer entre un público que deben considerar afín.

Entiendo la necesidad de darse a conocer, pero ni todo vale, ni todo cabe en todo momento. El sábado no era momento de tratar de hacer política. Era el momento de la selección y de todos los que la seguimos. Era el momento de dejar la política de lado. Por respeto a la selección, por respeto a los organizadores y por respeto a las peticiones explícitas de nuestros amigos de Barcelona con la Selección.

Porque lo pidieron, porque es de sentido común y porque no debemos hacer lo mismo que el separatismo. Si el objetivo es normalizar la presencia de la selección en nuestra ciudad, lo que no podemos hacer es mezclarla con proclamas políticas. No podemos politizarlo todo.

Lo del sábado fue una fiesta. Fue deporte. Fue sentimiento. Saquemos la política de todo esto. Porque al final, la selección es cosa de todos, con indiferencia de cómo pensemos o a quien votemos.

Gracias Barcelona con la Selección por el trabajo, por el esfuerzo y por el éxito de habernos hecho cantar y bailar a todos los que este sábado estuvimos en el estadio.