Corría el año 1807 cuando en Barcelona nacía Narciso Bonaplata y Curiol. A los 16 años trabajó como tantos catalanes en el sector del textil, en una fábrica propiedad de su familia. Al cabo de unos años, los gustos del joven Narciso hicieron que acabase contrayendo matrimonio con una famosa contralto parisina llamada Palmira Michel. Decidió casarse con una persona de “clase social inferior” y tuvo que marcharse a Valencia.

Su espíritu emprendedor le empujó a montar empresa e instalarse primero en Valencia y luego en Madrid hasta 1840, momento en que aceptó una oferta para dirigir una fábrica de hierro en Sevilla que produjo los hierros que construyeron el puente de Triana. Algo después decidió volver a emprender y creó en la ciudad una hilatura de lana. Sevilla le enamoró y se instaló allí hasta su muerte.

Allí conoció a otro emprendedor nacido lejos de la ciudad. José María Ybarra, de Bilbao, que terminó siendo alcalde de la ciudad de Sevilla. Ambos, en el año 1846 hicieron una propuesta para celebrar los días 19, 20 y 21 de abril una feria anual en la ciudad de Sevilla, que recibió el visto bueno de la reina Isabel II al año siguiente.

Es decir, Narciso y José María, un catalán y un vasco fueron los precursores de la fiesta más icónica del pueblo andaluz.

Conocer esta historia me hizo especial ilusión. Es el ejemplo claro de cómo las tradiciones de los diferentes pueblos de España se entrelazan convirtiéndola en una sola historia. Un auténtico crisol de cultura y tradiciones que enriquece a todos los rincones de nuestro país. Un barcelonés y un bilbaíno fueron los precursores de una fiesta que, pese a desarrollarse durante muchos años en Andalucía llegó de nuevo a la tierra natal de Narciso gracias a miles y miles de andaluces que decidieron venir a nuestra ciudad. Que decidieron compartir de nuevo su cultura que, en el fondo y en el origen es tan suya como nuestra.

Desde que conozco esta historia veo la Feria de forma diferente a como lo hacía cuando era solo un chaval. La entendía como un espacio de fiesta, de expresión andaluza. Ahora lo veo como una maravillosa ironía del destino. Casi casi igual que el hecho de que el Real Madrid lo fundaran dos hermanos catalanes (Joan y Carles Padrós).  Lo veo como un tortazo a los intransigentes. A los defensores a ultranza de una identidad excluyente que no solo es impropia de Barcelona, sino también de Cataluña. ¡Qué maravillosa es la historia de nuestro país cuando la conoces un poquito!

La Feria es una expresión del mix de culturas de España, pero sobre todo es un espacio libre de sectarismo. Es cierto que alguien podría decirme que, en realidad, lo que digo no es cierto del todo. ERC tendrá caseta. El cinismo de algunos no tiene límite. Durante años (y no hablo de estos 10 últimos) el nacionalismo más casposo ha tratado de ridiculizar a Andalucía. Sin embargo, el intento de estos años de normalizar el separatismo entre aquellos que históricamente no han sido nacionalistas catalanes obliga en cierto modo a tener presencia en este tipo de eventos.

Pero pese a los intentos del nacionalismo rancio de colarse entre aquellos que nunca lo han sido no debemos olvidar.

No podemos olvidar que el otrora presidente de ERC Joan Puigcercós decía aquello de que en Cataluña "tenemos a la Agencia Tributaria instalada en casa, mientras que Madrid es una fiesta y en Andalucía no paga impuestos ni Dios".

Ni que el amigo Artur Mas afirmara que "los niños en Sevilla, Málaga o Coruña hablan castellano, pero a veces no se les entiende". O que su compañero Duran i Lleida considerara que "Cataluña  no está justamente tratada en materia de aportación fiscal al Estado. Mientras los payeses catalanes no pueden recoger la fruta por los bajos precios, en otros sitios de España con lo que damos nosotros de aportación al Estado, reciben un PER para pasar una mañana o toda la jornada en el bar del pueblo".

Para colmo el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol, también tiraba de tópico para ofender a los andaluces en una generalización sin matices. Los andaluces son, a su parecer, anárquicos, destruidos, míseros y desarraigados. En concreto afirmaba que: "El hombre andaluz no es un hecho coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido (…) es, generalmente, un hombre poco hecho, es un hombre que hace cientos de años pasa hambre y que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual. Es un hombre desarraigado, incapaz de tener un sentido un poco amplio de la comunidad. (…) constituye la muestra de menos valor social y espiritual de España. (…) es un hombre destruido y anárquico. Si por la fuerza numérica llegase a dominar, sin antes haber superado su propia perplejidad, destruiría Cataluña. Introduciría en ella su mentalidad anárquica y paupérrima, es decir, su falta de mentalidad".

En resumen, no podemos olvidar que existen dos realidades. La de aquellos que son capaces de enamorarse de otros rincones de España como Narciso o José María, y la de aquellos que son incapaces de mirar más allá de sus prejuicios o apriorismos.

Afortunadamente, estoy seguro de que los primeros somos mayoría. Por eso estoy convencido de que esta nueva edición de la Feria de Abril que tendrá lugar del día 22 de abril al 1 de mayo va a ser todo un éxito.