Cada día son más los vecinos metropolitanos cansados de la nefasta gestión del PSC y Ada Colau al frente de muchos gobiernos municipales, comenzando por Barcelona y terminando por el último municipio del área metropolitana.
Y es que hay que recordar que no han parado de subirnos los impuestos una y otra vez, en unos momentos muy complicados para miles de hogares barceloneses que no pueden llegar a final de mes.
Y es que cada día es más difícil vivir aquí. La vivienda es casi imposible encontrarla a un precio razonable, mientras que las mafias hacen su agosto particular okupando pisos y exigiendo un rescate para devolverlos. Por no hablar de la subida generalizada de precios en todos los productos, y que coloca al IPC por encima del 10% castigando especialmente los lugares donde los precios son más altos y a las personas con menos recursos.
Por otro lado, comenzábamos el año con una subida de más del 3% del tributo de la movilidad. Un tributo injusto y que supone otra carga impositiva, ya que por el hecho de tener un piso, un parking o un trastero, además de pagar el IBI, tenemos que abonarle a Colau y a sus socios metropolitanos este tributo adicional, al mismo tiempo que tenemos un transporte público cuyo billete sencillo es de los más caros de toda Europa.
No teniendo suficiente con esto, nos subieron la tasa metropolitana de tratamientos de residuos en más de un 5%, lo que afecta directamente al recibo del agua (que recientemente han vuelto a aumentar).
El colmo es que en el año 2020, Colau exigió a los barceloneses que pagasen también otra tasa de residuos. En total Colau estimaba cobrar en dos años 72 millones de euros. Ahora, el TSJC ha tumbado la tasa y la alcaldesa se resiste a devolver el dinero a los contribuyentes.
Colau debe devolver el dinero que no tocaba cobrar. Esos 72 millones de euros son de mucha gente que, a diferencia de ella, no podrá irse de vacaciones y con dificultades podrá pagar el recibo del agua, la luz y el gas.