Los estudios demoscópicos son muy entretenidos de leer y si están bien hechos, nos dicen muchas cosas. Sus autores, sin embargo, se han enfrentado a muchos problemas para poder ofrecérnoslos. El principal de todos esos problemas es, en resumen, que la gente miente más que respira. O no dice la verdad, como prefieran, no vamos a ponernos picajosos por eso. De ahí que surja eso que se ha dado a llamar "la cocina", de la que todo el mundo habla, pero que pocos acaban de comprender. 

Si a usted le preguntan sobre su intención de voto o la opinión que le merece el gobierno o qué sé yo, la cuestión será si contestará lo que realmente piensa. Está sobradamente demostrado que usted responderá diferente según sea la entrevista. En Cataluña, responderá diferente si le preguntan en castellano o en catalán, por ejemplo. En general, responderá diferente si la encuesta se la hace una persona o una máquina, si es por teléfono, por correo electrónico o a pie de calle, si el encuestador se identifica como de un determinado medio o no… También dependerá de otras variables socioeconómicas, como su nivel de renta, la ciudad en la que vive, su trabajo o falta del mismo, su humor ese día y un etcétera inacabable. Hay tantas variables que lo prudente es desconfiar, de entrada, de cualquier cosa que usted responda.

Por eso la "cocina" es tan importante y en ocasiones alcanza a ser todo un arte. Contrariamente a lo que se oye por ahí, la "cocina" no busca que los resultados del estudio gusten a quienes lo encargaron. Eso no es la "cocina", eso es simple manipulación. La "cocina" intenta adivinar cuánto ha mentido usted y dónde. Mediante series históricas y comparaciones estadísticas, se sabe que tal partido sale mejor parado en las encuestas que en las urnas, o viceversa. Se cuantifica esta diferencia, se corrije la desviación y c’est voilà! ¡Ya está "cocinado" el estudio! Es decir, ya se ha estimado la "verdadera intención" de la muestra, y crucemos los dedos.

Principales problemas a Barcelona, según la Encuesta de Servicios Municipales

Principales problemas a Barcelona, según la Encuesta de Servicios Municipales

Cuanto más madura y razonable es una población, menos miente la muestra. Si la política se basa en argumentos razonables y no en arrebatos emocionales, el "cocinero" lo tiene fácil. Si, por el contrario, se ha instalado una política que apela al sentimiento, que se inclina hacia el populismo, el cortoplacismo, la exaltación de valores nacionales o ideológicos utópicos y apuesta por alejar el debate de los asuntos de carne y hueso, si la bronca se impone al diálogo y los gestos a los hechos, el "cocinero" lo tiene crudo.

LA 'COCINA CATALANA'

Como en Cataluña, donde el patio anda muy alborotado y los "cocineros" no dan con la receta. El órdago de Junts per Catalunya puede provocar su insignificancia política en uno o dos ciclos electorales, dicen algunos, pero también podría ser todo lo contrario, porque están chiflados y su público aplaude el circo. El carlismo de ERC puede asentarse en el poder y convertirse en la nueva CiU, no es otro su objetivo, o le puede salir el tiro por la culata, que siempre que ERC ha conseguido llegar arriba, cae estrepitosamente. Comunes, o como se llame, son los pagafantas de ERC y harán lo que sea por pagar las fantas, mientras los socialistas tienen que hacer de equilibristas oportunistas en un circo de tres pistas en Madrid, con la derecha comiéndoles terreno, y lidiar con un cura Junqueras que predica desde su púlpito eso que llama amor, un odio a muerte al PSC. El PP no se sabe si saldrá de su insignificancia y Vox es uno de esos pescadores en río revuelto, que igual no saca nada como nos da un susto. Es tanta la chifladura que la encuesta de hoy no sirve para mañana, las cosas cambian de un día para otro y nada es seguro, nada.

Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, con Pere Aragonès, president de la Generalitat / EUROPA PRESS

Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, con Pere Aragonès, president de la Generalitat / EUROPA PRESS

Las próximas elecciones son las municipales. En las elecciones municipales, la demoscopia no se ha de "cocinar" tanto, excepto en las grandes poblaciones, como, ¡mecachis!, Barcelona. Recuerden que a menor nivel de renta, más abstención, lo que beneficia a los partidos con votantes de clase media y media-alta y perjudica a los partidos con votantes de clase media-baja y baja, por lo que Junts, ERC y comunes parten con ventaja sobre el PSC. Otros muchos factores terminarán de inclinar la balanza hacia un lado o hacia otro. Ya veremos.

Así se "cocinan" también los pactos de gobierno municipales, con la demoscopia en una mano y la otra tendida, preguntando qué hay de lo mío. Siempre ha sido así, pero con tanta chifladura en el ambiente, la visión a largo plazo se convierte en qué podría pasar la semana que viene, y eso no es plan.