Es muy común decir “soy de Sant Adrià” y que la gran mayoría de gente te pregunte si “eso” es un barrio de Barcelona. Una repuesta que debería de hacer reflexionar al PSC, partido que lleva toda la democracia gobernando en el municipio.
Sant Adrià de Besòs es la ciudad vecina de Barcelona, Santa Coloma de Gramenet y Badalona y también es la gran olvidada; el patito feo del que nadie se acuerda y si lo hacen, es para llevarles todo aquello que no quieren el resto de ciudades: incineradoras investigadas por emitir partículas contaminantes, salas de venopunción, conocidas como “narcosalas” situadas al lado de colegios; barrios como La Mina, marginales y de los que nadie se acuerda, y si lo hacen es para grabar películas o documentales sacando lo peor de cada casa. Y es que este no es el camino que una ciudad merece para poder avanzar.
Hace cinco meses me presenté como candidata a la alcaldía por el PP en Sant Adrià con la ilusión de situar en el mapa a esta ciudad considerada la oveja negra del Barcelonès norte. Una ciudad desaprovechada por el pasotismo de los que siempre han estado gobernando.
Tras las elecciones municipales conseguimos entrar con tres concejales y alzar la voz ante temas que no tienen perdón, como, por ejemplo, la playa del litoral, cerrada desde hace más de 3 años por contaminación. Desde entonces hemos vivido un sinfín de anuncios con fechas de reapertura, sobre todo, cuando llegan elecciones. Pero siempre la alcaldesa acaba posponiendo con una nueva excusa. Y así, ya vamos camino al cuarto verano sin playa y sin piscina municipal, porque también está cerrada.
Nadie dijo que fuera fácil, pero sé que haremos posible lo que hoy parece imposible, hacer de Sant Adrià una ciudad en la que sus vecinos se sientan orgullosos del lugar donde viven.