¿Qué es la calidad de vida? ¿Qué es vivir bien? ¿Puede medirse de manera objetiva? Estas tres preguntas quisieran responder los gabinetes de estadística y los conciliábulos de economistas. La renta per cápita o el PIB de un territorio no describen suficientemente bien el grado de bienestar de sus habitantes. Ojo: siempre es mejor tener capital que andar de pobre. Es tan evidente que no lo discute nadie, porque no llegar a final de mes provoca malestar. Pero hay más cosas de las que depende el bienestar individual y colectivo. Es bueno saber cuáles y desarrollar políticas que nos permitan vivir mejor. De eso se trata, al fin y al cabo.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) mide desde 2008 un Indicador Multidimensional de Calidad de Vida (IMCV), experimental pero interesante. Mide tan objetivamente como puede condiciones materiales de vida, trabajo, salud, educación, ocio y relaciones sociales, seguridad física y personal, gobernanza y derechos básicos, entorno y medio ambiente y experiencia general de la vida. Este último quizá sea el índice más subjetivo de todos los citados. Hace poco, el INE ha publicado el IMCV de España y por Comunidades Autónomas de 2022, y Cataluña no ha salido bien parada.

Estamos claramente por encima de la media española en trabajo, pero apenas un poquito por encima, casi nada, en entorno y medio ambiente y en la valoración de la experiencia general de la vida. Visto lo que diré en el párrafo siguiente, se nos da bien mentir.

Estamos muy por debajo en seguridad física y personal, cuartos por la cola, pero peor todavía en ocio y relaciones sociales, entre las tres últimas Comunidades Autónomas, casi empatadas entre sí. Además, la media española del IMCV supera a la catalana en condiciones materiales de vida, salud, educación, gobernanza y derechos básicos, ahí es nada. En todos estos valores, estamos peor que hace diez años. Aunque el índice que mide el ocio y las relaciones sociales es el que registra el índice más bajo de toda la serie histórica. En 2017 sufrió el descenso más acusado, en porcentaje, de todas las Comunidades Autónomas, del que no nos hemos recuperado.

¿Qué ocurrió en 2017? ¿Se acuerdan? Pues eso.

Resumiendo: Catalunya está por debajo de la media española del IMCV, y en franco retroceso.

Me ha picado la curiosidad y he buscado un índice de calidad de vida de Barcelona. El INE no calcula el IMCV para grandes ciudades y he tenido que buscar otros índices. Hay un poco de todo.

En los índices de calidad de vida extranjeros, el clima es la mejor baza de Barcelona, con diferencia. No conocemos el invierno y tenemos sol y playa. También valoran positivamente un sistema sanitario público y universal. ¡Ay! ¡No sabemos lo que tenemos! ¿Por qué no lo defendemos con uñas y dientes? Pues no lo sé, pero lo estamos dejando morir. En fin…

Los extranjeros todavía consideran que el coste de la vida es asumible, pero no tanto. Ni fu ni fa. Eso sí, consideran que la relación entre el salario medio de un barcelonés y el coste de vivir bajo techo en Barcelona es pésima. La seguridad sale así así, no se fían, y el tráfico y el transporte público suspenden, aunque por poco. Juzgan que los desplazamientos por la ciudad se alargan demasiado.

De vuelta a casa, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) mide la calidad de vida en las 15 ciudades más pobladas de España. La calidad de vida de Barcelona y Madrid se considera la peor de las quince. Barcelona se lleva malas puntuaciones en seguridad, contaminación y coste de la vida. En la última, la OCU nos puntúa apenas un 1% mejor que Madrid, con un aprobado justito las dos. Ojo con esto: la OCU señala el empeoramiento de la oferta cultural, deportiva y de ocio en Barcelona, que no se observa tan acusado en ninguna de las otras 14 ciudades españolas estudiadas.

Mientras, la propaganda institucional del Ayuntamiento de Barcelona, dice: "Barcelona es una ciudad cosmopolita, abierta, donde la cohesión social es una realidad. La capital catalana se encuentra entre las mejores ciudades del mundo en las clasificaciones de calidad de vida, seguridad y equidad. Barcelona es una ciudad donde vivir bien es fácil. Una ciudad saludable, de clima mediterráneo, con zonas verdes y alimentos de proximidad. Vivir en Barcelona es garantía de una buena calidad de vida".

Eh, que en Barcelona se vive bien, pero no tanto.